Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
44. Las nuevas leyes del Culto.
Una vez descrito el templo y su altar, Ezequiel aborda la cuestión del culto en la nueva casa de Dios. Sólo los sacerdotes propiamente tales podrán acercarse al altar de Yahvé; los levitas quedarán reducidos a un puesto secundario en el servicio del templo. Y los extranjeros no deben entrar en el recinto sagrado.
El uso de la puerta oriental (1-4).
1 Llevóme luego de nuevo a la puerta de fuera del santuario que daba al oriente, pero la puerta estaba cerrada, 2 y me dijo Yahvé: Esta puerta ha de estar cerrada; no se abrirá ni entrará por ella hombre alguno, porque ha entrado por ella Yahvé, Dios de Israel; por tanto, ha de quedar cerrada. 3 Por lo que hace al príncipe, podrá sentarse en ella para comer el pan en la presencia de Yahvé; entrará por el vestíbulo de la puerta y por el mismo saldrá. 4 Llevóme hacia la puerta del norte por delante de la casa, y miré y vi que la gloria de Yahvé llenaba la casa de Yahvé, y me postré rostro a tierra. El profeta es transportado a la puerta oriental, que estaba cerrada y nadie podía entrar por ella, pues estaba santificada por haber penetrado por ella Yahvé 1. Al decir que estaba cerrada, insinúa el profeta que Yahvé no volverá a abandonar el templo, como lo había hecho antes. Sólo el
príncipe tendrá acceso a la puerta oriental desde el interior del recinto sagrado. No podrá salir por ella, pues debe permanecer cerrada indefinidamente 2. El príncipe podrá comer en dicha puerta la parte de las víctimas ofrecidas al Señor, especialmente en los sacrificios pacíficos 3.
Personas admitidas al santuario (5-9).
5 Yahvé me dijo: Hijo de hombre, pon atención, mira con tus ojos y oye con tus oídos todo lo que voy a hablar contigo sobre todas las ordenaciones de la casa de Yahvé y todas sus leyes; pon atención a todas las entradas de la casa y a todas las salidas del santuario, 6 y di a los rebeldes, a la casa de Israel: Así dice el Señor, Yahvé: Basta ya de abominaciones, ¡oh casa de Israel! 7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón y de carne, para que entren en mi santuario, contaminen mi casa, mientras vosotros me ofrecéis mi pan, el sebo y la sangre, quebrantando así mi alianza con todas vuestras abominaciones 8 y no guardando lo establecido acerca de mis cosas santas, antes imponiéndolos como ministros de mi culto en mi santuario en lugar vuestro. 9 Así dice el Señor, Yahvé: Ningún extranjero, incircunciso de corazón y de carne, de cuantos están en medio de Israel, entrará en mi santuario. Enfáticamente, Yahvé dice directamente al profeta que le preste especial atención a lo que sigue. Lo que indica que en la mente del profeta tiene una especialísima importancia en la organización de la nueva teocracia. Según el v.4, la
gloria de Yahvé llenaba el templo; el profeta,
sobrecogido por la presencia majestuosa de su Dios, escucha anonadado sus palabras solemnes y las transmite así para que el pueblo se percate de la trascendencia de lo que va a decir. Ante todo se ha de evitar la
profanación del sagrado recinto, introduciendo personas no aptas para entrar en él, y menos para tomar parte en su culto. En el antiguo templo se permitía cierta participación de extranjeros en oficios subsidiarios y humildes 4. En adelante, todo el servicio del templo, en todos sus detalles, será exclusivo de los miembros de la tribu de Levi.
El profeta llama a sus compatriotas
rebeldes (v.6), porque constantemente han hecho caso omiso de la ley del Señor. En el templo habían permitido la presencia de extranjeros
incircuncisos de carne y de corazón (v.7). Poco a poco, gentes no israelitas se habían agregado al pueblo elegido en calidad de prosélitos, siendo admitidos a los oficios más humildes de culto. Así, encontramos los
nethinim, o donados, llamados también hijos de los siervos de Salomón.5 Muchos provenían de prisioneros que habían sido dados como esclavos a los levitas 6. Se les había, pues, utilizado en el templo para servicios que debían hacer los
levitas. Los israelitas se limitaban a ofrecer el
pan de Yahvé, hermosa frase para designar los sacrificios en los que se quemaba el sebo y se derramaba la
sangre en honor de la divinidad (v.7) 7. La
sangre era, en la mentalidad semítica,
el vehículo de la vida que pertenecía a Dios. A Yahvé no le agradaba la presencia de gentes no pertenecientes a su pueblo en los sacrificios.
Ezequiel exige de sus compatriotas una rectificación de vida en sus costumbres y una exclusión total de los extranjeros en el nuevo culto (v.9). Según la antigua Ley, los extranjeros podían ofrecer sacrificios delante del tabernáculo 8, excluyéndoles sólo de la celebración de la Pascua 9. Salomón ora por los paganos que vayan al templo de Jerusalén a suplicar a Yahvé 10. En cambio, Ezequiel tiene un concepto tan elevado de la
santidad del santuario, que excluye totalmente a los extranjeros del culto. Este exclusivismo ha sido una de las características de la comunidad israelita después del exilio. El profeta urge esta separación de los gentiles para prevenirlos contra una posible absorción por parte de éstos. Esdras y Nehemías se moverán en el mismo plano en sus relaciones con el extranjero, negándose a admitir la colaboración de los samaritanos en la reconstrucción del nuevo templo.
Los oficios serviles de los levitas (10-14).
10 Los levitas, que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad. 11 Servirán en mi santuario de guardias de las puertas de la casa y de servidores de la casa misma, degollarán los holocaustos y las víctimas del pueblo y estarán ante él para servirle. 12 Por haber servido a sus ídolos y haber sido para la casa de Israel tropiezo de iniquidad, alzo mi mano, dice el Señor, Yahvé, y juro que llevarán sobre sí su iniquidad, 13 que no se acercarán a mí para servirme en las funciones sacerdotales y para tocar mis cosas santas ni las santísimas, sino que llevarán sobre sí la vergüenza y la pena de las abominaciones que cometieron. 14 Los dejo reducidos a hacer solamente la guardia de la casa y el servicio en lo que en ella haya de hacerse. En la denominación de
levitas hay que incluir aquí a los sacerdotes que no cumplieron con su deber. Según la legislación mosaica, todo lo perteneciente al culto estaba reservado a los de la tribu de Leví . La potestad propiamente
sacerdotal, de ofrecer sacrificios, quedaba vinculada a los descendientes de Aarón, hermano de
Moisés, en quien éste delegó por inspiración divina la potestad sacerdotal, quedándose él con la dirección cívico-religiosa dentro de la amplitud que le daba la
organización teocrática de la sociedad. Los demás pertenecientes a la tribu de Leví fueron encargados de los oficios mecánicos y serviles, como auxiliares de los sacerdotes propiamente tales. Así, durante la peregrinación por el desierto tenían que transportar el bagaje del tabernáculo.
Los
levitas sustituían a los primogénitos (de madre), que por ley debían ser consagrados a Yahvé 12. En la repartición de la tierra de Canaán no se asignó parcela a los de la tribu de Leví para que pudieran dedicarse mejor al culto divino. Como compensación debían ser alimentados y sostenidos con ingresos de las otras tribus.
La herencia de Leví era Dios 13. Los sacerdotes, o descendientes de Aarón, eran los encargados de los oficios más nobles en el templo: ofrecer sacrificios, asperger con sangre y dar la bendición 14.
Ezequiel tiene la particularidad de considerar como
sacerdotes a los de la familia de Sadoc, considerando a los de la familia de Abiatar como simples
levitas 15, por haber sido infieles en sus funciones, practicando cultos idolátricos. Según Ezequiel, los
levitas propiamente tales serán los encargados de las
guardias de las puertas de la casa, y prepararán las víctimas para el sacrificio, tanto los holocaustos como las otras (v.11); pero no pueden quemarlas sobre el altar ni derramar la sangre 16, ni tampoco reservarse una parte de las ofrendas en los sacrificios por el pecado y por el delito17. Habían cometido la
iniquidad de darse al culto idolátrico fuera del templo de Jerusalén. Los sacerdotes de los santuarios locales fuera de Jerusalén quedaron así degradados y reducidos a la categoría de
levitas o sacristanes.
Funciones y leyes de los sacerdotes (15-31).
15 Los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento de mi santuario cuando se apartaron de mí los hijos de Israel, serán mis allegados para ministrar ante mí y ofrecerme la grosura y la sangre, dice el Señor, Yahvé. 16 Esos entrarán en mi santuario y se llegarán a mi mesa, guardando mi ordenamiento. 17 Cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán de vestiduras de lino; no llevarán sobre sí lana cuando oficien en las puertas del atrio interior y dentro del templo. 18 Llevarán tiaras de lino sobre sus cabezas, y calzones de lino a sus lomos, y no se ceñirán para no sudar.19 Pero, cuando hayan de salir al atrio exterior, al pueblo, se quitarán las vestiduras con que se hace el servicio y, dejándolas en las cámaras del santuario, se vestirán otro vestido para no santificar al pueblo con sus vestiduras. 20 No se raparán la cabeza ni dejarán crecer sus cabellos, motilando sus cabezas. 21 Ningún sacerdote beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior. 22 No tomarán por mujer ni viuda ni repudiada, sino virgen de la casa de Israel o viuda de sacerdote. 23 Enseñarán a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano y a discernir entre lo puro y lo impuro. 24 Juzgarán los pleitos conforme a mis leyes, y guardarán mis leyes y mis preceptos en cuanto a todas mis solemnidades, y santificarán mis sábados. 25 No entrarán a muerto alguno para no contaminarse; sólo por el padre o la madre, el hijo o la hija, el hermano o la hermana que no haya tenido marido, se contaminarán. 26 Después de su purificación contarán siete días, 27 y el día en que entren en el santuario, en el atrio interior, para oficiar en el santuario, ofrecerán su expiación, dice el Señor, Yahvé. 28 En cuanto a su heredad, seré yo; no les daréis posesión en Israel, pues su posesión seré yo. 29 Se alimentarán de las ofrendas, de los sacrificios por el pecado y por el delito, y será para ellos cuanto en Israel sea dado al anatema. 30 Las primicias de todos los primeros frutos de toda suerte, de cuanto ofreciereis, serán para los sacerdotes, y daréis también a los sacerdotes las primicias de vuestras masas, para que en vuestras casas repose la bendición. 31 No comerán mortecino alguno ni desgarrado, sea ave o bestia. Sólo los descendientes de Sadoc, nombrado sumo sacerdote por Salomón en sustitución de Abiatar 18, tendrán la categoría
de sacerdotes, por su fidelidad a Yahvé en medio de la apostasía general (v.15) 19. Sus funciones en el templo serán: poder entrar en el santuario, preparar las lámparas, ofrecer el incienso 20 y quemar los sacrificios sobre el altar, derramando la sangre. Pero tienen que atenerse a ciertas prescripciones rígidas, para resaltar más ante el pueblo
el carácter sagrado de su ministerio excepcional. Tendrán que utilizar en sus funciones
vestiduras de lino (v.17), símbolo de pureza interna, siguiendo la prescripción mosaica21. Las ropas de lana, ordinariamente usadas, por el calor favorecían el sudor y, con ello, las impurezas rituales. Los sacerdotes, pues, cuando actúen como ministros en
las puertas del atrio interior donde estaba el altar de los holocaustos, deben mantener la máxima pureza ritual. Deben ir cubiertos con una
tiara, o turbante de
lino, y también llevar calzones de la misma tela 22.
Y al terminar sus funciones sacerdotales deben despojarse de sus vestidos de ceremonia para no
santificar al pueblo (v.19), es decir, comunicar cierto carácter sagrado al pueblo
con el contacto de las vestiduras sagradas, y por ello inhabilitarle para ciertos trabajos profanos 23. La
santidad era considerada como un fluido contagioso y peligroso. Yahvé era
santo, y todo lo que tocaba lo
santificaba, ocasionando algunas veces la muerte del que entraba en su atmósfera de santidad, que es como un aislante que le separa de lo profano y terrestre 24. Los sacerdotes debían, además, llevar los cabellos cortos 25, pues el rasurarse los cabellos o dejarlos demasiado largos era señal de luto 26, lo que no convenía a los que estaban entregados a las funciones sacrales. Mientras están en funciones en el templo, no deben probar el vino (v.21). En la ley mosaica, además, se añadía la prohibición de toda bebida que provocara la embriaguez. Y, por fin, Ezequiel impone una prescripción a los sacerdotes que antes era sólo obligatoria para el sumo sacerdote: que no pueden casarse con una
viuda, a menos que lo sea de un sacerdote 27. Con ello quiere resaltar la pureza y categoría especial de los sacerdotes. Por otra parte, Ezequiel no habla, en su proyecto de la futura teocracia, del sumo
sacerdote. Finalmente, el profeta recuerda la otra gran misión de la institución sacerdotal: sus componentes deben enseñar la Ley, sobre todo lo concerniente a la distinción de las impurezas rituales. Ezequiel tiene una mentalidad ritualista y quiere ante todo inculcar el sentido de
santidad y de consagración que debe presidir la vida israelita, simbolizada en la distinción de lo puro e impuro. Los sacerdotes debían, además, dirimir los pleitos y litigios 28. Deben urgir el cumplimiento de la observancia del
sábado y las solemnidades (v.24). Y, por otra parte, deben abstenerse de tocar cadáveres, pues éstos contagiaban su impureza al que se acercara a ellos. Sólo se les permite tocarlos cuando son de familiares muy próximos 29. Si se han contaminado con cadáveres, deben considerarse impuros durante siete días, y en el octavo ofrecer un sacrificio expiatorio de purificación (v.27).
Para su sostenimiento no les será adjudicada ninguna parcela de tierra, pues su
posesión peculiar o patrimonio es Yahvé. Deben vivir de las
ofrendas y
sacrificios por el delito y por el pecado (v.29). También les pertenecerá lo que se declare anatema
(jerem) o consagrado a Dios 30. También les estaban reservadas las
primicias de los frutos de todo género: trigo, cebada, uvas, higos, aceitunas, granadas y miel 31, productos propios de Palestina. No se determinaba la cantidad, pero prácticamente solía ser la 1/50 parte de todos los ingresos agrícolas 32. Por fin, se especifica que los sacerdotes no deben comer nada
mortecino o desgarrado (v.31), para evitar toda contaminación 33.
1 Cf. Ez 43.2SS. 2 No hay fundamento alguno para ver analogía entre esta puerta y la puerta santa
(babú ellu) del templo de Marduk, Esagil y Etemenanki, en Babilonia, que se abría sólo dos.dos veces al año PATRA sacar la estatua de Marduk. Teodoreto: PG 81; San Ambrosio,
De institutione virginis c.8 n.52; Tomás, Sum.
Theol. III 28:3,
sed contra. El texto de Ezequiel sólo se puede aplicar a la virginidad de María de un modo
acomodaticio, pues nada en el contexto avala un sentido literal o típico. 3 Cf.
Lev_7:15;
Deu_12:7.18. 4 Cf.
Jos_9:27;
Deu_29:10;
Lev_26:41. 5 Los
nethinim aparecen como clase distinta de los
sacerdotes y
levitas. Cf.
1Cr_9:2;
Neh_7:57.60;
Neh_11:3. 6 Cf.
Esd_2:43.55.58;
Esd_8:10 (dados por David a los levitas). 7 Cf.
Lev_3:11;
Lev_21:6.8;
Jer_11:11;
Mal_1:7. 8 Cf.
Lev_17:8;
Num_15:13. 9 Cf.
Exo_12:43. 10 Cf.
2Cr_6:32s. 11 Antes, los representantes de cada familia ofrecían sus sacrificios como en los tiempos patriarcales. En Egipto y Babilonia existía ya en tiempos de Moisés una jerarquía sacerdotal, y sólo los que pertenecían a la clase sacerdotal podían ejercer actos de culto oficialmente. 12 Cf.
Num_1:505;
Num_3:53. 13 Cf.
Jos_13:33;
Jos_13:18,
Jos_13:7; Núm 3:10; 17-18:1-7. 14 Cf.
Exo_28:1-2 Grón 6:48-53;
1Sa_2:28;
2Cr_26:18. 15 Cf.
Num_3:1-13. 16 Cf.
Lev_2:3.10. 17 Cf.
Lev_6:18;
Lev_17:1. 18 C£
1Re_2:27.35. 19 Sobre Sadoc cf.
2Sa_15:355;
2Sa_17:15-22;
1Re_1:32-45. Sadoc descendía de Aarón por Eleazar (
Num_3:1-4), que heredó los poderes sacerdotales de Aarón (
Núm_20:25-28). 20 Cf. Lev c.1-7;
Núm_10:8-11;
Num_12:7;
Num_12:14;
Num_17:555. 21 Cf.
Exo_28:39-43. 22 Cf. 28:42; 39:28;
Lev_6:3;
Eco_45:8. 23 Cf.
Exo_29:37;
Núm_30:29;
Lev_6:18.27;
Lev_21:1-8. 24 Cf.
Isa_65:5. 25 Cf.
Lev_21:5.10. 26
cf.
Isa_22:12;
Jer_16:6;
Eze_7:18. 27 Cf.
Lev_21:7.135. 28 Los LXX añaden pleitos de
sangre, e.d., en los que se decidía sobre la vida o muerte de algún litigante (cf.
Deu_21:1-2). Sobre los deberes de los sacerdotes en materia de enseñanza de la Ley cf. Lev 10,ios;
Deu_17:85;
Deu_19:17;
Deu_19:21, is;
Ose_4:6;
Eze_18:5;
Eze_20:20;
Age_2:11. 29 Cf.
Lev_21:1-4;
Num_6:6;
Num_19:11-19;
Lev_15:13.28. 30
Jerem (que los LXX y la Vg traducen por
anatema) significa separado; y es lo que ha sido separado o reservado a Dios en un botín. Era doble: jerem de abominación, porque se destruía para que nadie pudiera participar de él (Jos c.6-7;
Lev_27:29), y jerem de ofrenda), es decir, de oblación o dedicación de una cosa a Dios (
Lev_27:28;
Num_18:14;
Eze_44:29). De éste se trata aquí, pues los sacerdotes podían, según Ezequiel, participar de esta ofrenda hecha a Yahvé. 31 Cf.
Deu_8:8. 32 Según Schürer, éstos eran los ingresos materiales de los sacerdotes: en los sacrificios:
a) las víctimas por los sacrificios de expiación, excepto en dos casos que se quemaba totalmente (
Lev_5:13;
Lev_6:9.225;
Num_18:9-20);
b) las víctimas de los sacrificios por el delito (
Lev_7:6s;
Num_18:95);
c) la mayor parte de las oblaciones, pues sólo una parte se esparcía sobre el altar;
d) los doce panes de la proposición, que se cambiaban semanalmente;
e) en los sacrificios pacíficos quedaban para los sacerdotes el pecho y el muslo derecho (
Lev_7:30-34;
Num_10:14-15);
f) la piel de las víctimas quemadas en holocausto. Cf. E. Schürer,
Ge-schichte des jüdischen Volkes II (1898) 247 (4.a ed. 1909). 33 Cf.
Lev_17:15;
Lev_17:22 :