Salmos 26, 1-12

De David. Júzgame, Señor, porque he procedido con integridad. Yo he confiado en el Señor, sin desviarme jamás. Examíname, Señor, y pruébame, sondea hasta lo más íntimo de mi ser; porque tu amor está siempre ante mis ojos, y yo camino en tu verdad. No me reúno con la gente falsa ni me doy con los hipócritas; odio la compañía de los malhechores y no me uno a los malvados. Por eso lavo mis manos en señal de inocencia y doy vueltas alrededor de tu altar, proclamando tu alabanza en alta voz y narrando tus maravillas. Yo amo la Casa donde habitas, el lugar donde reside tu gloria. No me incluyas entre los pecadores ni entre los hombres sanguinarios: ellos tienen las manos llenas de infamia, y su derecha está repleta de sobornos. Yo, en cambio, procedo íntegramente: líbrame y concédeme tu gracia. Mis pies están firmes sobre el camino llano, y en la asamblea bendeciré al Señor.
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