Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Capitulo 9.
Narración del milagro, 9:1-7.
La conexión narrativa de este milagro con lo anterior no es muy clara. Para unos ha de unirse con la siguiente (Westcott, Bernard) del capítulo 10, basándose en
Jua_10:22. Pero esta razón no es concluyente. Si algo pudiera sugerir la narración, parecería que fuese la alusión a las aguas de Siloé, que tanta actualidad litúrgica tenían en la fiesta de los Tabernáculos; acaso esta evocación pudiese ligar esta narración más directamente con esta festividad. Al menos se pensaría que su situación literaria pudiese ser evocada por las narraciones anteriores (c.7 y 8), que tienen lugar en la festividad de los Tabernáculos. Pero lo que más puede pedir otro contexto histórico es que, después que buscaban prenderle (
Jua_7:30) y lapidarle (
Jua_8:59), a continuación actúa y habla libremente con los fariseos. Posiblemente suponga esto una circunstancia histórica anterior a los capítulos 7 y 8.
1
Pasando, vio a un hombre ciego de nacimiento, 2
y sus discípulos le preguntaron diciendo: Rabí, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego? 3
Contestó Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4
Es preciso que yo haga las obras del que me envió, mientras es de día; venida la noche, ya nadie puede trabajar. 5
Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo. 6
Diciendo esto, escupió en el suelo, hizo con saliva un poco de lodo y untó con él los ojos, 7
y le dijo: Vete y lávate en la piscina de Siloé que quiere decir enviado . Fue, pues, se lavó y volvió con vista. La escena se introduce escuetamente diciendo que, pasando Cristo, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Sabido es que los enfermos pedían habitualmente limosna a la puerta del templo (
Hec_3:2-10). Acaso fuese aquí donde estaba este ciego, al que Cristo miró con misericordia al pasar al templo.
Los discípulos que le acompañaban, le preguntaron quién había pecado para que naciese ciego: si él o sus padres.
Era una creencia popular, que enseñaban los mismos rabinos, que todo padecimiento físico o moral era castigo al pecado 1. Aunque varios profetas anunciaban que se anulaba el castigo por solidaridad de los padres en los hijos (
Isa_31:29.30;
Eze_18:2-32), sin embargo, esta creencia primera estaba completamente arraigada en el pueblo 2. Tanto que existían las dos corrientes 3. A esto responde esta pregunta de los discípulos. Más aún, la doble pregunta que le hacen, si pecó él o sus padres, era una preocupación y tema doble que se refleja en la literatura rabínica 4.
Pero, tratándose de un ciego de nacimiento, ¿cómo pudo pecar antes de nacer? Se pensó por algunos autores en la hipótesis, que habría que suponer divulgada entre el pueblo, de la preexistencia de las almas, que, según Joséfo, admitían los esenios 5; o la inclinación al mal en el seno de la madre 6; o por razón del acto conyugal (
Sal_51:7), que, en aquella mentalidad, causaba impureza ritual 7. Probablemente esto era una creencia popular, no bien justificada, pero que acaso había nacido por una conclusión de no saber interpretar las retribuciones materiales prometidas en la Ley.
Pero, ante esta errónea concepción popular,
Cristo descubre un gran misterio. No pecó ni él ni sus padres. Este problema del dolor, que ingresó en el mundo por el pecado de origen, tiene, sin culpa personal del sujeto,
una finalidad profunda en el plan de Dios: que sean manifestadas en él (ciego) las obras de Dios. No solamente es para mérito del justo, como en el caso de Job, sino que aquí se muestra esta otra profunda finalidad en el plan de Dios:
su gloria (
Jua_11:4), al patentizarse estas intervenciones maravillosas los milagros ,
que son signos de la obra de la salud y de la grandeza de Cristo (
Jua_5:36;
Jua_10:32.37;
Jua_10:14).
En un paréntesis (v.4.5) expone Cristo, en una pequeña alegoría, el tema y símbolo del milagro que va a realizar. Al modo que se trabaja en el día y se descansa en la noche en aquel medio ambiente, así Cristo ha de realizar estas obras en el día (
Jua_5:17), que es la hora de su vida pública, de su manifestación, pues El, mientras está en el mundo, es Luz del mundo. Llegará la noche, la hora de su muerte, en que desaparecerá visiblemente El, la Luz, del mundo. Sin embargo, críticamente parece ser la lectura en plural: nos conviene obrar (v.4). Aunque aparece ésta en la mayor parte de los manuscritos, la forma singular parece ser una corrección. Jn con el plural, podría advertir a los cristianos la necesidad de hacer las obras de Dios (
Jua_6:28b) 7.
El simbolismo de este milagro queda aquí destacado y centrado:
Cristo iluminador. Va a abrir los ojos a un ciego para que lo vean a El; .para iluminar su alma con su luz de vida (v.35-38).
El milagro va a realizarse. Tiene primero una preparación. Cristo escupió en el suelo, e inclinándose, hizo en el suelo, con aquella saliva y el polvo, un poco de lodo. Y tomándolo con las manos, no sólo lo puso encima de los ojos del ciego, sino que los ungió, los frotó con ello. Fácilmente se reconstruye la escena de este ciego. Sus ojos estarían abiertos; descentradas sus pupilas y blancas, como se ven tantos ciegos en Jerusalén. Y Cristo tapó, cerró aquellos ojos con el barro. Es ceguera sobre ceguera. 8.Y le dijo al mismo tiempo: Ahora vete y lávate en la piscina de Siloé que quiere decir Enviado . Fue, se lavó, y volvió viendo.
La saliva era considerada en la antigüedad como remedio curativo de la vista 9. Cristo había usado, simbólicamente, este remedio para curaciones instantáneas en otras ocasiones (
Mat_7:33;
Mat_8:23). El barro aparece recomendado como remedio de tipo tu-moral o inflamatorio en los ojos sólo en un poema del siglo III d. C. 10. Pero este tipo de emplasto estaba prohibido usarlo para curar en día de sábado 11. Manifiestamente, ni estos elementos son colirios curativos, ni a nadie se le podía ocurrir que, cegándole con barro, el ojo muerto iba a curarse, ni Cristo pretende curarlos con ello; pues, aplicado éste, no se produce la curación; ésta se realiza al lavarse en la piscina de Siloé.
¿Qué significaba, pues, aquí esta acción? Algunos Padres pensaron que tenía un valor simbólico, al estilo de los antiguos profetas (
1Re_22:11;
Isa_8:1-4.18; Jer 19,lss;
Isa_27:2ss). San Ireneo pensaba que Cristo con esto simbolizaba o evocaba el acto de la creación el hombre formado de barro , poniéndose así en el mismo plano del Creador 12. Lo que parece lógico, puesto que el milagro se va a producir en Siloé, es que con este lodo quiere plastificar más el milagro que va a realizarse al cegar de esta manera a aquel ciego de nacimiento. Y si con el lodo usa saliva, que se la creía con propiedades curativas, aquí es usada solamente como medio de formar el lodo, y así cegar a aquel ciego.
Cristo Luz quiere demostrar bien que es sólo su poder el que le comunicará la luz a los ojos, como realidad y símbolo a un tiempo de la luz que le va a comunicar, por la fe, al espíritu (v.35-38).
La piscina de Siloé es un rectángulo de 24 metros de largo por cinco y medio de ancho. El agua que contiene no es por manantial, sino que le viene por un canal subterráneo tallado en la roca de la colina de Ofel. Tiene uno 530 metros de largo y toma su agua de la actual "Ain Sitti Mariam, la antigua Gihón. Este canal lo construyó el rey Ezequías (
2Re_20:20;
2Cr_32:30;
Isa_22:11;
Eco_48:19) 13. Ni tenían sus aguas propiedades curativas (
Jua_5:2-4).
Juan dice que Siloé significa enviado. Es un dato característico del valor histórico-simbolista de este evangelio. El nombre de Siloé (Shiloah = el que envía;
Isa_8:6) es el canal de Ezequías que conduce el agua a la piscina. Y en este dato ve Juan un dato simbolista que ilumina esta escena. Pues en este nombre, del verbo shalah, enviar, ve él un símbolo de Cristo, cuyo tema constante de su evangelio es que es el Enviado. Y si Cristo envía a este ciego a lavarse en Siloé, lo envía, realmente, a lavarse, cuerpo y alma, en El, pues lo envía a su poder de Enviado.
Precisamente en la liturgia judía de la fiesta de los Tabernáculos, se iba a buscar, ritualmente, agua a Siloé para derramarla en el altar, y cuya agua era símbolo de las bendiciones mesiánicas 14. Es todo ello evocar que es en Cristo donde están las bendiciones mesiánicas.
Si la etimología Jn la toma en pasiva, y el nombre de Siloé (Shiloah) es activa, no es más que un caso ordinario de construcción de etimología al modo popular, por sola asonancia o aproximación. 15
No sería nada imposible que, en el pensamiento al menos de Jn, esté aludido en estas aguas de Siloé el agua del Enviado el bautismo cristiano. Tanto por el simbolismo de su evangelio cuanto por haber hablado de él en el capítulo 3 (
Jua_3:3-7), lo mismo que por la época de composición de su evangelio. A esto mismo parece llevar el v.32, como se verá en su lugar. Además la lectura del v.6 en que se dice que puso (???????? ) sobre los ojos el lodo, tiene en varios códices la palabra que, para decir lo mismo, se usa en el v.1 1: le ungió (????????? ) los ojos. Y la unción formaba parte del rito bautismal ya en la liturgia primitiva (Contituciones Apostólicas 7:22). Y hasta podría ser eco de leerse este pasaje o su núcleo en alguna catequesis bautismal.
El remitirlo a Siloé
era una prueba para su fe. Así había hecho el profeta Elíseo con Naamán, sirio, haciéndole ir a lavarse siete veces en el Jordán para curar de su lepra (2 Re 5:lss; cf.
Isa_8:6).
Discusión popular sobre la curación,Isa_9:8-12.
El evangelista trae a continuación un doble relato de discusiones sobre el milagro. Con ello se tiende a autentificar y poner en claro la verdad del milagro. La primera discusión que se recoge es, como era lógico, la discusión popular.
8
Los vecinos y los que antes le conocían, pues era mendigo, decían: ¿No es éste el que estaba sentado pidiendo limosna? 9
Unos decían que era él; otros decían: No, pero se le parece. El decía: Soy yo. 10
Entonces le decían: Pues ¿cómo se te han abierto los ojos? 11
Respondió él: Ese hombre llamado Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: Vete a Siloé y lávate; fui, me lavé y recobré la vista. 12
Y le dijeron: ¿Dónde está ése? Contestó: No lo sé. La discusión comienza, como era lógico, entre los vecinos y entre los que antes le conocían (v.8).
Como Cristo envió al ciego a curarse a Siloé, éste, al curar aquí, seguramente fue a los suyos. Un ciego rehecho cobra una fisonomía distinta. De ahí el que surjan las disputas en torno a él: algunos negaban que fuese el mismo. La sorpresa mayor era que jamás se oyó decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Pero, sobre todo, gritaba él diciendo que era el mismo.
Y vinieron las preguntas obligadas sobre quién le había curado y de qué modo. De Cristo sólo supo decir su nombre, con el que acusa la fama que Cristo tenía y la noticia que de ella le había llegado; pero ignoraba dónde estuviese después de su cura. Lo mismo que le dijeron la preparación curativa del lodo.
Discusión del milagro por los fariseos, 9:13-34.
Después de estas primeras reacciones de sorpresa en los vecinos y algunas gentes que le conocían, el milagro va a ser sometido a un proceso ante los fariseos, porque esto había sido hecho violando el reposo del sábado.
13
Llevan a presencia de los fariseos al antes ciego, 14
pues era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. 1
S De nuevo le preguntaron los fariseos cómo había recobrado la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y veo. 16
Dijeron entonces algunos de los fariseos: No puede venir de Dios este hombre, pues no guarda el sábado. Otros decían: ¿Y cómo puede un hombre pecador hacer tales milagros? Y había desacuerdo entre ellos. 17
Otra vez dijeron al ciego: ¿Qué dices tú de ese que te abrió los ojos? El contestó: Que es profeta. 18
No querían creer los judíos que aquél era ciego y que había recobrado la vista, hasta que llamaron a sus padres, 19
y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, de quien vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo ahora ve? 20
Respondieron los padres y dijeron: Lo que sabemos es que éste es nuestro hijo y que nació ciego; 21
cómo ve ahora, no lo sabemos; quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos; preguntádselo a él; edad tiene; que él hable por sí. 22
Esto dijeron sus padres porque temían a los judíos, que ya éstos habían convenido en que, si alguno le confesaba Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. 23
Por esto sus padres dijeron: Edad tiene, preguntadle a él. 24
Llamaron, pues, por segunda vez al ciego y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 25
A esto respondió él: Si es pecador, no lo sé; lo que sé es que, siendo ciego, ahora veo. 26
Dijéronle también: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27
El les respondió: Os lo he dicho ya y no habéis escuchado. ¿Para qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis haceros discípulos suyos? 28
Ellos, insultándole, dijeron: Sé tú discípulo suyo; nosotros somos discípulos de Moisés. 29
Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés; cuanto a éste, no sabemos de dónde viene. 30
Respondió el hombre y les dijo: Eso es de maravillar: que vosotros no sepáis de dónde viene, habiéndome abierto a mí los ojos. 31
Sabido es que Dios no oye a los pecadores; pero, si uno es piadoso y hace su voluntad, a ése le escucha. 32
Jamás se oyó decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33
Si éste no fuera de Dios, no podría hacer nada. 34
Respondieron y dijéronle: Eres todo pecado desde que naciste, ¿? pretendes enseñarnos? Y le echaron fuera. En los evangelios se ve cómo se ataca a Cristo porque hacía milagros en sábado. Ya Jn relató otra curación en sábado, en la piscina de Bethesda (
Jua_5:9), lo mismo que las persecuciones que había contra El porque hacía estas cosas en sábado (
Jua_5:16).
Al escoger de nuevo un sábado para esta curación prodigiosa, tenía Jesús una intención marcadísima: acometer de frente, en Jerusalén., la casuística rabínica, pero autorizando el paso con un milagro. 16
En realidad, lo que los judíos censuraban no era la curación en sábado, sino el que hubiese hecho lodo con saliva en el día del sábado. No en la Ley, sino en la casuística rabínica se había terminantemente prohibido amasar, aquí el hacer lodo con saliva 17, y poner emplasto 18, como era aquí el poner este lodo sobre los ojos del ciego.
De aquí el llevar al ciego curado ante los fariseos, ya que esta curación se presentaba con un carácter prodigioso, religioso, y ellos eran sólo los competentes en las cosas religiosas. Estos fariseos son o están en íntimo contacto con el Sanedrín (v.22).
Primer testimonio del ciego ante los fariseos (v.13-17).
Los fariseos le preguntan cómo recobró la vista. El ciego repite el relato. Pero el evangelista destaca en su respuesta uno de los elementos que los rabinos prohibían en sábado: Me puso lodo sobre los ojos, añadiendo sintéticamente lo que el lector ya sabe y suple: Me lavé (en la piscina de Siloé) y veo.
Ante esta narración surge una disputa: Algunos de los fariseos negaron que este hombre pueda venir de Dios, pues violaba las leyes que ellos dieron sobre el sábado. En cambio, otros, sin duda fariseos, ya que se llevó el caso del ciego ante ellos, admitían que fuese enviado de Dios, pues
un hombre pecador no podía hacer, con poder de Dios, tales prodigios. Argumento que luego va a esgrimir contra la obstinación de ellos el ciego de nacimiento. Ya Jn había dicho que había en Jerusalén fariseos que creían en Cristo a causa de los milagros que hacía (
Jua_3:1.2), aunque la fe de ellos no era muy firme (
Jua_2:23-25).
Divididos entre sí y disputando, un grupo de ellos, sin duda el primer grupo fariseo hostil, le preguntan al ciego qué piensa de Cristo. Naturalmente, la pregunta es capciosa, pues ellos no van a creer en Cristo por lo que diga el ciego, cuando ellos niegan la obra de Cristo ante la evidencia. El ciego confiesa a Cristo por un profeta, es decir, un hombre santo, un enviado de Dios y dotado de poder y sabiduría sobrenaturales. Es la confesión que de El hizo la Samaritana, y la que hacía muchas veces el pueblo ante su obra taumatúrgica (
Jua_4:19;
Jua_6:14;
Luc_7:16, etc.). Los fariseos sólo buscaban en su respuesta un motivo de poder desvirtuar los hechos y negar que Cristo lo hubiese curado.
Testimonio de sus padres ante los fariseos (v.18.-23).
Los fariseos, que aquí Jn los llama así sin más, como en otras ocasiones los judíos, expresión, que en varios casos significa la autoridad religiosa o las clases rectoras, no querían creer en el milagro, para lo cual negaron que aquel hombre fuese ciego de nacimiento. Y para ello llamaron a sus padres. Contaban, seguramente, que la intimidación de éstos les prestase base para negar el milagro de Cristo.
Y les preguntan si aquel hombre es su hijo, que nació ciego; y entonces, cómo ve ahora.
La respuesta de los padres fue política. Reconocieron que era su hijo, que había nacido ciego; pero que ellos no lo sabían: ni quién le abrió los ojos ni qué procedimiento hubo para ello. Ellos no lo saben, dicen, pero que se lo pregunten a él, que ya tiene edad.
La frase que tiene edad no sólo significa que ya tiene una edad que le permite hablar y contar lo que le sucedió, sino edad madura, pues en los papiros la palabra edad (?????? ) aparece, en ocasiones, probablemente como aquí, como término técnico de mayoría de edad 19.
El evangelista destaca esta evasión de los padres. Dijeron esto sus padres porque temían a los judíos dirigentes, ya que éstos habían convenido en que, si alguno le confesaba Mesías, fuera expulsado de la sinagoga (
Jua_12:42;
Jua_16:2).
La excomunión de la sinagoga era la excomunión de la comunidad judía. Y revestía tres formas: 1) Nezijha: se reducía a una reprensión al delincuente, alejándosele una semana o hasta un mes; 2) Nidduí: era el segundo grado y duraba un mes; el delicuente así castigado debía sentarse en el suelo, vestir de luto, dejar crecer cabello y barba, privarse de baños y ungüentos y no asistir a la oración común: 3) Herem: era el grado más grave. Llevaba anejo el destierro; era de duración indefinida; podía llevar aneja la confiscación de bienes; prohibía a todos el trato, aun el privado, con el culpable 20.
Se piensa si Jn refleje el ambiente posterior de las excomuniones de la sinagoga a los judeocristianos. En tiempo de Cristo, parece tuviese un carácter menos duro. Pero la triple forma de excomunión, antes indicada, podría utilizarse en una de sus dos formas primeras; Jn habla en general. Aunque no se excluye la sugerencia hecha.
Los padres temen esta excomunión
si lo proclaman Mesías. Y, aunque el ciego no pasó de proclamarlo profeta, se estaba al borde de la proclamación mesiánica, máxime en aquel ambiente neotestamentario, sobre todo después del movimiento creado por el Bautista (
Jua_1:19ss;
Jua_6:15). Ya en Jerusalén, en los días de los Tabernáculos, se había dicho de Cristo por muchos de la muchedumbre que creyeron en El: El Mesías, cuando venga, ¿hará más milagros de los que hace éste? (
Jua_7:2.31); por lo que los fariseos enviaron sus agentes para que prendiesen a Cristo (
Jua_7:32).
Segundo testimonio del ciego ante los fariseos (v.24.-34).
Los fariseos, determinados a no admitir la grandeza de Cristo, de nuevo interrogan al ciego, esperando lograr en su nuevo relato alguna contradicción o algo que les permita desvirtuar aquella curación.
El nuevo interrogatorio del ciego comienza por una frase que, en esta situación, era coactiva en sentido peyorativo: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
La expresión Da gloria a Dios es una fórmula de adjuración conocida ya en el Antiguo Testamento (
Jos_7:18;
Jos_7:1 Esd_10:11), con la cual también se forzaba a hablar a una persona obstinada en no hablar, y cuyo sentido preciso depende del contexto 21. Aquí el sentido es claro: negando el milagro, le adjuran a que diga la verdad, que, según ellos, no ha de ser lo contado. La razón es que la curación, o mejor, el poner lodo en sus ojos, fue hecho en sábado. Por eso es pecador. Y, en consecuencia, Dios no pudo ni quebrantar el sábado ni dar a Cristo el hacer obras prodigiosas.
Pero el ciego da una respuesta,
dando gloria a Dios, incontrovertible y llena de ironía: no sabe si es pecador, pero sí sabe que, siendo ciego de nacimiento, gracias a Cristo ahora ve. La ironía es profunda. Si ellos saben eso, El sabe lo contrario., probado con un milagro.
A la insistencia capciosa de los fariseos en que repita el milagro, les responde el curado, harto de tanta maniobra, con una ironía que los hiere en lo mas vivo: ¿es que con tanta insistencia pretenden hacerse discípulos suyos? Si podría pensarse en una formulación de Jn, queda en ello el fondo de un hombre exasperado ante la crítica de la obra benéfica evidente de su bienhechor. El insulto aparece claro al mandarle
que se haga discípulo de Cristo. Pero la amenaza aparece al punto. Ellos, como maestros de la Ley, saben que Dios habló a Moisés en el Sinaí y le dio la Ley. Pero no saben de dónde viene éste. Y, según ellos, al no atenerse a la Ley y a su interpretación, después de no haber cursado con ellos (
Jua_7:15) 22 y después de no observar, según su interpretación, el sábado, no puede venir ni de Moisés ni, en consecuencia, de Dios. Así quedaba flotando la insinuación que malévolamente le hicieron los fariseos en otra ocasión: que obraba prodigios en virtud de Beelzebul (
Mat_12:24ss par.). Y, con esta expresión, los judíos confiesan candidamente su ceguera. Ejemplo de ironía propia de Jn (
Mat_11:49-51;
Mat_18:28, etc.) 23.
Pero el ciego replica con un argumento irrebatible, basado en un principio admitido por los fariseos y enseñado frecuentemente en el A.T.: Dios ayuda al justo, pero al pecador, mientras no se arrepienta, no le da el obrar prodigios. Estaba ello basado en el principio de la retribución. Si Cristo realizó esta curación y nadie mejor que el ciego es testigo , la conclusión que se sigue es incontrovertible: Cristo no es pecador, es santo. Y lo recalca subrayando el tipo de milagro hecho: jamás se oyó decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Tan raro era esto, si alguna vez se dio en la antigüedad, que el ciego lo esgrime como argumento irrebatible.
Todo el curso de la narración, y especialmente el destacar ahora, en forma tan enfática, que el ciego fue curado de una enfermedad de nacimiento, lo que nadie había hecho, hace pensar que el evangelista está apuntando aquí, sobre el hecho histórico, al valor simbólico del mismo: el bautismo cristiano. En la antigüedad cristiana se llamaba al sacramento del bautismo la iluminación.
En el capítulo 3 habló de la necesidad de
nacer por el agua y el Espíritu, que es la doctrina de la necesidad del bautismo; Cristo, en este capítulo, se presenta explícitamente como iluminador (cf. v.4.5.39-41) del cuerpo, para que aquellos ojos ciegos lo vean a El y luego (v.35ss) se crea en El; envía al ciego a lavarse en la piscina, que evocaba, a la hora de la composición de este evangelio, el rito bautismal de inmersión (
Rom_6:3ss); lo unge en los ojos; y la piscina lleva el nombre de Siloé, que quiere decir Enviado; es decir, que el ciego se va a lavar en Cristo. Y lavarse con agua
en Cristo evoca el bautismo cristiano. Así lo comentaba San Agustín: Lavó los ojos en aquella piscina que quiere decir Enviado, es decir, fue bautizado en Cristo 24.
A todo este razonamiento, los fariseos responden con dos venganzas.
La primera fue decirle: Eres todo pecado desde que naciste, ¿y pretendes enseñarnos?
Ellos, los fariseos, los separados, son los incontaminados, los puros; el ciego, en cambio, que nació ciego, es todo pecado desde que nació. El sentido debe de ser aludiendo a la creencia de entonces, que atribuía en este caso el pecado a los padres. Todo él era pecado, porque así había sido engendrado (
Sal_51:7), y contaminándose hasta nacerle inútil para todo al no ver la luz. Ellos afectan ver en su ceguera congénita el signo de una impureza total, que le afectaría cuerpo y alma. 25 ¿Y ellos no fueron también concebidos de esa manera, antes dicha (
Sal_51:7) en su nacimiento?
¿Y él pretendía enseñarles a ellos, los maestros de la Ley? Ellos, que decían que los que no cultivaban la Ley, dedicándole, como ellos, su vida a su estudio, no sólo eran unos ignorantes de lo único interesante, sino que eran malditos (cf.
Jua_7:49) 26.
Y luego lo echaron fuera. Seguramente el evangelista quiere indicar aquí que se trata, más que de donde se tuvo este diálogo, de la sinagoga, de la excomunión, con la que ya habían amenazado
a los que confesasen a Cristo por Mesías o fuesen sus defensores o discípulos (v.22). Acaso, como antes se dijo ¿refleje ya las excomuniones de los judeocristianos?
La Ley y la ceguera espiritual,Jua_9:35-41.
El término de la narración va a concluir la historia destacando el sentido simbólico del milagro, presentando, una vez más, a Cristo iluminador.
35
Oyó Jesús que le habían echado fuera, y, encontrándole, le dijo: ¿Crees en el Hijo del hombre? 36
Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en El? 37
Díjole Jesús: Le estás viendo; es el que habla contigo. 38
Dijo él: Creo, Señor, y se postró ante El. 39
Jesús dijo: Yo he venido al mundo para un juicio, para que los que no ven, vean, y los que ven, se vuelvan ciegos. 40
Oyeron esto algunos fariseos que estaban con El, y le dijeron: Conque ¿nosotros somos también ciegos? 41
Díjoles Jesús: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora decís: Vemos, y vuestro pecado permanece.
La noticia de la expulsión, seguramente excomunión, que los fariseos hicieron del ciego, llegó a oídos de Cristo. Y encontrándole, aunque se diría que fue un encuentro buscado por El y providencial, como Jn destaca frecuentemente en el evangelio (
Jua_1:42.45; 5.14), le pregunta si cree en el Hijo del hombre 27.
No deja de extrañar
que se le presente la fe al ciego en el Hijo del Hombre, título que no era sinónimo de Mesías en el pueblo (
Jua_12:34) 28. Sin embargo, aquí está usado como sustitutivo del Mesías. Y puede ser vocabulario prestado por Jn.
Pero el ciego, que ya le había reconocido por profeta (v.17), ignora quién sea y qué importa
para él esta persona y su fe en ella. El diálogo de Jn es esquemático, y sólo transmite la sustancia del hecho, aunque ello mismo incita a suponer una mayor explicación sin descartarse los matices y comentarios de Jn.
Y declarándosele, el ciego protestó su fe en El, y, postrándose en tierra, le reverenció, le adoró, ¿Hasta dónde llegó en aquel ciego la luz de la revelación de Dios? Es secreto de Dios. Mas no parece
dado el proceso histórico con que Cristo lo hizo que vislumbrase la divinidad de Cristo. Acaso adoró a un excepcional
enviado de Dios. Y el tema de la iluminación de Cristo se presenta como en una tesis: ha venido al mundo para que haya, ante El, un juicio, una discriminación: para que los que no ven, vean, y los que ven, no vean. La proposición es general, sapiencial. Pero, en el contexto, la aplicación se hace automáticamente. Los sabios, los que dicen ver la verdad religiosa, los que se consideraban rectores espirituales e intérpretes infalibles de la Ley,
se ciegan para no ver la Luz, a Cristo-Mesías; investigan las Escrituras, que hablan de El (
Jua_5:39), y no logran el sentido de las mismas; en cambio, los ciegos a la sabiduría orgullosa encuentran la iluminación de la sabiduría en Cristo-Luz. Por eso aquéllos permanecen en ceguera de pecado.
El ciego curado es, además de historia, símbolo de los ignorantes que encuentran la Luz. Frente a los sabios fariseos están los apóstoles y discípulos de Cristo, en quienes plugo al Padre. ocultar estas cosas a los sabios y discretos y revelarlas, en cambio, a los pequeñuelos (
Mat_11:25 par.). Era un tema oue va recogen los sinópticos.
1 Cf. comentario a
Mat_8:20. 2 Bereshith Rabba 34:12. 3 Bonsirven, Le Judaisme. (1935) Ii P.86. 4 Strack-B., Kommentar. Ii P.528. 5 Josefo, De Bello Iud. Ii 8:11. 6 Sanhedrim 91 B; Cf. Wünsche, Nene Beitrage Zur Erlauterung Der Evangelien Aus Talmud Und Midrasch (1878) P.537. 7
Sal_51:7. 7 Nestle, O. C., Ap. Crit. A
Jua_9:4. 8 Lagrange, O.C., P.260. 9 Suetonio, Vespasiana Vii; Plinio, Nat. Hist. Xxvii 4. 10 Poetae Latini Minores (Ed. Baehreus) Iii N.214ss. 11 Shabbath 6:5; Bonsirven, Textes Rabbiniques. (1955) N.727. 12 Adv. Haer. V 15:2. 13 Vlncent-Aeeljerusakm Nouv. Ii P.860-864; Perrella, / Luoghi Santi (1936) C.16: La Piscina Di Siloé P. 194-196. 14 Sobre La Etimología De Shiloah, Cf. Strack-B., Ii P.530. 15 Felten, Storia Dei Tempi Del N.T., Vers. Del Alem. (1932) Ii P.255. 16 Lebreton, La Vida Y. Vers. Esp. (1942) Ii P.33. 17 Shabbath M.7:2; M.24:1; Cf. Bonsirven, Textes Rabbimques. N.661.705. 18 Shabbath 6:3.4.4; Cf. Bonsirven, O. C., N.727. 19 Papiro Ryland Ii, Citado Por Lagrange, évang. S. St. Jean (1927) P.265. 20 Strack-B., Kommentar. Iv P.292-333. 21 Strack-B., O. C., U P.535. 22 Cf. comentario A
Jua_7:15. 23 Mollat, L'évangüe S. St. Jean, En La Sainte Bible De Jérusalem (1953) P.125 Nota A. 24 In Lo. Evang. Trocí, Tr.44:2:15. 25 Braun, L'évang. S. St. Jean (1946) P.393. 26 Cf. comentario A
Jua_7:49. 27 Varios Códices Ponen Hijo De Dios, Pero Es Probablemente Una Corrección. La Lectura Crítica Admitida Es La Primera. Cf. Nestlé,;V. T. Graece Et Latine (1928) Ap. Crít. Ajn 9:35. 28 Sobre El Concepto De Hijo Del Hombre, Cf. comentario a
Mat_8:20. Su uso en Jn, cf.
Jua_1:51;
Mat_3:13;
Mat_6:27.53.62;
Mat_8:28;
Mat_12:34.