I Macabeos 9, 5-10

Entre tanto, Judas había acampado en Laisa con tres mil hombres escogidos, los cuales, viendo la muchedumbre del ejército, temieron sobremanera, huyendo muchos del campo y no quedando de todos más que ochocientos. Viendo Judas que su ejército se disgregaba y que, sin embargo, la batalla era inminente, se sintió aplanado, porque no le quedaba tiempo para volverlos a juntar, y, sintiendo que se le rompía el corazón, dijo a los que le quedaban: “Ea, vayamos al enemigo, a luchar contra él.” Querían ellos disuadirlo, diciendo: “No podremos; mejor nos sería conservar ahora nuestra vida y volver luego con nuestros hermanos; entonces podremos combatirlos; por ahora somos muy pocos.” Pero Judas contestó: “Lejos de mí hacer tal cosa, de huir ante ellos. Si nuestra hora ha llegado, muramos valerosamente por nuestros hermanos y no empañemos nuestro honor.”
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