II Macabeos 6, 1-5

No mucho tiempo después mandó el rey a un anciano ateniense para que obligara a los judíos a dejar la religión de sus padres, prohibiéndoles vivir según las leyes de Dios;" y con orden de que profanara el templo de Jerusalén y lo dedicara a Júpiter Olímpico, y el de Garizim, según la condición de los moradores del lugar, a Júpiter Hospitalario. Grave e insoportable era para la muchedumbre el progreso de la maldad;" porque el templo era teatro de libertinajes y orgías de los gentiles, que se solazaban allí con las meretrices y en los atrios sagrados tenían comercio con las mujeres, llenándolo todo de inmundicias. El altar mismo estaba lleno de cosas indecentes, execradas por la Ley.
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