Eclesiastés 1, 13-18

y apliqué mi mente a hacer con sabiduría investigaciones y pesquisas sobre todo cuanto hay bajo los cielos. Es una dura labor dada por Dios a los hijos de los hombres, para que en ella se ocupen. Miré todo cuanto se hace debajo del sol, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento. Lo torcido no puede enderezarse, y lo que falta no se puede contar. Y dije para mí: Heme aquí engrandecido y crecido en sabiduría, más que cuantos antes de mí fueron en Jerusalén, y hay en mi mente mucha ciencia y sabiduría. Di, pues, mi mente a conocer la sabiduría y la ciencia y a entender la locura y los desvarios, y vi que también esto es apacentarse de viento, pues donde hay mucha ciencia hay mucha molestia, y creciendo el saber crece el dolor.
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