Esdras  9, 3-5

Al oír esto rasgué mis vestiduras, mi manto, y me arranqué cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté desolado. Juntáronse conmigo todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel por la prevaricación de los hijos de la cautividad. Yo estuve desolado hasta el sacrificio de la tarde;" y luego, al tiempo de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi humillación y, con mis vestidos y mi manto rasgados, póstreme de rodillas y, tendiendo a Yahvé, mi Dios, mis manos, dije:
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