Exodo  8, 16-32

Yahvé dijo a Moisés: “Levántate temprano y preséntate al faraón al tiempo que sale él para ir a la ribera, y dile: “Así habla Yahvé: Deja ir a mi pueblo para que me dé culto. Si no dejas ir a mi pueblo, voy a mandar tábanos contra ti, contra tus servidores y contra tu pueblo, contra vuestras casas, y se llenarán de ellos las casas de los egipcios y la tierra que éstos habitan;" pero distinguiré en ese día el país de Gosén, donde habita mi pueblo, y allí no habrá tábanos, para que sepas que yo soy Yahvé en medio de la tierra. Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será este prodigio.” Hízolo así Yahvé, y vino una muchedumbre de tábanos sobre la casa del faraón y las de sus servidores, y sobre la tierra de Egipto, y se corrompió la tierra por los tábanos. Llamó el faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: “Id y sacrificad a vuestro Dios en esta tierra.” Pero Moisés respondió: “No puede ser así, pues para los egipcios es abominación el sacrificio que nosotros hacemos, y si a su vista lo ofreciéramos, nos apedrearían. Tenemos que ir por el desierto tres días de camino, para sacrificar a Yahvé, nuestro Dios, como él nos diga.” El faraón contestó: “Yo os dejaré que vayáis a sacrificar a Yahvé, vuestro Dios, en el desierto; pero no os vayáis más lejos, y rogad por mí.” Moisés respondió: “Al salir de tu casa, rogaré por ti a Yahvé, y mañana se alejarán los tábanos del faraón, de sus servidores y de su pueblo; pero que el faraón no nos engañe más, y permita al pueblo ir a sacrificar a Yahvé.” Salió Moisés de casa del faraón y rogó a Yahvé. Yahvé hizo lo que le pedía Moisés, y los tábanos se alejaron del faraón, de sus servidores y del pueblo, sin quedar ni uno. Pero el faraón endureció su corazón también esta vez y no dejó salir al pueblo. (TEXTO OMITIDO) (TEXTO OMITIDO) (TEXTO OMITIDO) (TEXTO OMITIDO)
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