Hechos 24, 15-27

y con la esperanza en Dios que ellos mismos tienen de la resurrección de los justos y de los malos. Según esto, he procurado en todo tiempo tener una conciencia irreprensible para con Dios y para con los hombres. Después de muchos años he venido para traer limosnas a los de mi nación y a presentar mis oblaciones. En esos días me encontraron purificado en el templo, no con turbas ni produciendo alborotos. Son algunos judíos de Asia los que deberían hallarse aquí presentes para acusarme, si algo tienen contra mí. Y si no, que estos mismos digan si, cuando comparecí ante el sanedrín, hallaron delito alguno contra mí, como no fuera esta mi declaración, que yo pronuncié en medio de ellos: Por la resurrección de los muertos soy juzgado hoy ante vosotros. Félix, que sabía bien lo que se refiere a este camino, difirió la causa, diciendo: Cuando venga el tribuno Lisias decidiré vuestra causa. Mandó al centurión que le guardase, dejándole cierta libertad y permitiendo que los suyos le asistiesen. Pasados algunos días, vino Félix con su mujer Drusila, que era judía, y mandó que viniese Pablo, y le escuchó acerca de la fe en Cristo. Disertando él sobre la justicia, la continencia y el juicio venidero, se llenó Félix de terror. Al fin le dijo: Por ahora retírate; cuando tenga tiempo volveré a llamarte." Entretanto, esperando que Pablo le diese dinero, le hizo llamar muchas veces y conversaba con él. Transcurridos dos años, Félix tuvo por sucesor a Porcio Festo; pero queriendo congraciarse con los judíos, dejó a Pablo en la prisión."
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