Juan  4, 14-21

pero el que beba del agua que yo le diere no tendrá jamás sed; que el agua que yo le dé se hará en él una fuente que salte hasta la vida eterna." Di jóle la mujer: Señor, dame de esa agua para que no sienta más sed ni tenga que venir aquí a sacarla. El le dijo: Vete, llama a tu marido y ven acá. Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido. Díjole Jesús: Bien dices “No tengo marido”;" porque cinco tuviste, y el que ahora tienes no es tu marido; en esto has dicho la verdad." Díjole la mujer: Señor, veo que eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que es Jerusalén el sitio donde hay que adorar. Jesús le dijo: Créeme, mujer, que es llegada la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
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