Jueces 13, 3-21

El ángel de Yahvé se apareció a la mujer y le dijo: “Eres estéril y sin hijos, pero vas a concebir y parirás un hijo. Mira, pues, que no bebas vino ni licor alguno inebriante ni comas nada inmundo, pues vas a concebir y a parir un hijo a cuya cabeza no ha de tocar la navaja, porque será nazareo de Dios el niño desde el vientre de su madre y será el que primero librará a Israel de la mano de los filisteos.” Fue la mujer y dijo a su marido: “Ha venido a mí un hombre de Dios. Tenía el aspecto de un ángel de Dios muy temible. Yo no le pregunté de dónde venía ni me dio a conocer su nombre, pero me dijo: Vas a concebir y parir un hijo. No bebas, pues, vino ni otro licor inebriante y no comas nada inmundo, porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su madre hasta el día de su muerte.” Entonces Manué oró a Yahvé, diciendo: “De gracia, Señor: que el hombre de Dios que enviaste venga otra vez a nosotros para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer.” Oyó Dios la oración de Manué y volvió el ángel de Dios a la mujer de Manué cuando estaba ésta sentada en el campo y no estaba con ella su marido. Corrió ella en seguida a anunciárselo a su marido, diciéndole: “El hombre que vino a mí el otro día acaba de aparecérseme.” Levantóse Manué y, siguiendo a su mujer, fue hacia el hombre y le dijo: “¿Eres tú el que has hablado a esta mujer?” El respondió: “Yo soy.” Repuso Manué: “Cuando tu palabra se cumpla, ¿qué hay que guardar y qué habremos de hacerle?” El ángel de Yahvé dijo a Manué: “La mujer, que se abstenga de cuanto la he dicho: que no tome nada de cuanto procede de la vid, no beba vino ni otro licor inebriante y no coma nada inmundo; cuanto le mandé ha de observarlo.” Manué dijo al ángel de Yahvé: “Te ruego que permitas que te retengamos mientras te traemos preparado un cabrito.” l6 El ángel de Yahvé dijo a Manué: “Aunque me retengas, no comería tus manjares; pero, si quieres preparar un holocausto, ofréceselo a Yahvé.” Manué, que no sabía que era el ángel de Yahvé," le dijo: “¿Cuál es tu nombre, para que te honremos cuando tu palabra se cumpla?” El ángel de Yahvé le respondió: “¿Para qué me preguntas mi nombre, que es Admirable?” Manué tomó el cabrito y la oblación para ofrecerlo a Yahvé en holocausto sobre la roca, y sucedió un prodigio a la vista de Manué y su mujer. Cuando subía la llama de sobre el altar hacia el cielo, el ángel de Yahvé se puso sobre la llama del altar. Al verlo Manué y su mujer, cayeron rostro a tierra, y ya no vieron más al ángel de Yahvé,
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