Jueces 9, 1-6

Abimelec, hijo de Jerobaal, se fue a Siquem y habló a los hermanos de su madre y a toda la familia de la casa del padre de su madre, diciéndoles: “Hablad al oído a todos los varones de Siquem: ¿Qué es mejor para vosotros: que os dominen setenta hombres, todos hijos de Jerobaal, o que os domine uno solo? Acordaos de que yo soy hueso vuestro y carne vuestra.” Habiendo hablado de él los hermanos de su madre a todos los habitantes de la ciudad conforme a aquellas palabras, se inclinó su corazón hacia Abimelec, pues se dijeron: “Este es hermano nuestro”;" y le dieron setenta siclos de plata de la casa de Baal-Berit, con los que asoldó a los hombres vagos y pervertidos que le siguieron. Bajó con ellos a la casa de su padre, a Ofra, y mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta hombres, a todos sobre una misma piedra. Sólo se salvó Jotán, el hijo menor de Jerobaal, que pudo esconderse. Reuniéronse entonces todos los habitantes de Siquem y todos los de Bet Milo, y, viniendo, proclamaron rey a Abimelec junto al terebinto de Mu-sab, que está en Siquem.
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