Marcos 14, 33-39

Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y angustia, y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte; permaneced aquí y velad." Adelantándose un poco, cayó en tierra, y oraba que, si era posible, pasase de él aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú." Vino y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está pronto, mas la carne es flaca." De nuevo se retiró y oró, haciendo la misma súplica.
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