Numeros  14, 1-15

Entonces toda la muchedumbre rompió a gritar, y el pueblo se pasó toda la noche llorando;" y todos los hijos de Israel murmuraban contra Moisés y Aarón, y todos decían: “¡ Ah si hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o muriéramos siquiera en este desierto! ¿Por qué quiere llevarnos Yahvé a esa tierra a perecer a la espada y que sean nuestras mujeres y nuestros hijos presa de otros? ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto?” Y unos y otros se decían: “Elijamos un jefe y volvámonos a Egipto.” Entonces Moisés y Aarón cayeron sobre sus rostros ante toda la asamblea de los hijos de Israel. Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que eran de los que habían explorado la tierra, rasgaron sus vestiduras, y hablaron a toda la asamblea de los hijos de Israel, diciendo: “La tierra por la que hemos pasado en reconocimiento es sobremanera buena. Si agradamos a Yahvé, El nos hará entrar en esa tierra y nos la dará. Es una tierra que mana leche y miel. No os rebeléis contra Yahvé y no tengáis miedo de la gente de esa tierra, que nos la comeremos como pan. Ellos se han quedado sin amparo, y Yahvé está con nosotros.” Toda la asamblea de Israel quería lapidarlos, pero la gloria de Yahvé se mostró en el tabernáculo de la reunión a todos los hijos de Israel, y Yahvé dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo ha de ultrajarme este pueblo? ¿Hasta cuándo no ha de creerme, después de todos los prodigios que en medio de ellos he obrado? Voy a herirle de mortandad y a hacer de ti una gran nación, más grande y más fuerte que ellos,” Pero Moisés respondió a Yahvé: “Y lo sabrán los egipcios, de cuyo poder sacaste a este pueblo, y se lo dirán a los habitantes de esa tierra. Todos ellos saben, oh Yahvé!, que habitas en medio de este pueblo, que te dejas ver la cara, que se posa sobre ellos tu nube, que vas delante de ellos, de día en columna de nube y de noche en columna de fuego. Si, pues, destruyes a este pueblo como si fuera un solo hombre, los pueblos a los que ha llegado tu fama dirán:
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