Salmos 46, 1-11

Al maestro del coro. De los hijos de Coré. Para voces altas. Cántico. Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, una ayuda muy asequible en las tribulaciones. Por eso no hemos de temer aunque tiemble la tierra, aunque se conmuevan los montes en el seno del mar, y se agiten y espumen sus olas, y retiemblen los montes a su empuje. Seláh. (Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra Roca). Un río con sus brazos alegra la ciudad de Dios, el santuario donde mora el Altísimo. En medio de ella está Dios: no será conmovida. Dios la socorrerá desde el clarear de la mañana, Túrbanse las naciones, vacilan los reinos; dio su voz, se derrite la tierra." Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra ciudadela. Seláh. Venid y ved las proezas de Yahvé, los prodigios que obró sobre la tierra. El es quien hace cesar la guerra hasta los confines de la tierra. El rompe el arco, troncha la lanza y hace arder los escudos en el fuego. ”Cesad y reconoced que yo soy Dios, excelso entre las gentes, exaltado en la tierra.”
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