Segunda carta a los Tesalonicenses
Charles Homer Giblin, S. J.


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INTRODUCCION

2 (I) Autenticidad. Para el primer tercio del s. II, la carta era ya aceptada como pauli(-)na. La crítica literaria (principalmente alema(-)na) ha tendido últimamente a considerar 2 Tes. como una obra seudónima: su autor apeló a la autoridad de Pablo para mantener, en contra de impostores paulinos o de otro tipo, tradi(-)ciones auténticas relativas a la segunda venida de Cristo.
3 Los indicios literarios intrínsecos, con(-)siderados no sólo de manera acumulativa, si(-)no también con respecto a la composición global de la carta entera, son un factor decisi(-)vo a favor de la seudonimia. No obstante, se opte por admitir como autor a Pablo o a un desconocido oculto bajo el nombre del após(-)tol, las circunstancias precisas de la cuestión fundamental (la venida triunfal del Señor [pa(-)rusía]) siguen abiertas al debate. La datación de 2 Tes. (entre el 51 y el 100 d.C.) plantea di(-)ficultades a cualquier hipótesis crítica. Final(-)mente, la manera de interpretar la carta que(-)da de por sí afectada por las hipótesis relativas a la autenticidad, puesto que éstas entrañan distintas posibilidades en lo tocante a la postura teológica del autor: una cosa es que escriba directamente desde su propio punto de vista, como lo haría en caso de ser Pablo, y otra que lo haga desde su compren(-)sión personal de Pablo y de una tradición eclesial más amplia, como lo haría en caso de ser un autor seudónimo.
4 En un primer examen se perciben cier(-)tas semejanzas entre las dos cartas en lo to(-)cante a estructura, vocabulario y tema general. Semejanzas estructurales aparecen al princi(-)pio, en la fórmula inicial (2 Tes. 1,1-2; 1 Tes. 1,1) y en la acción de gracias que la acompaña (2 Tes. 1,3-12; 1 Tes. 1,2-10); en medio, con una ac(-)ción de gracias reiterada (2 Tes. 2,13-14; 1 Tes. 2,13) y una oración pidiendo la perseverancia (2 Tes. 2,16-17; 1 Tes. 3,11-13); y en las secciones exhortatorias finales (2 Tes. 3,1-18; 1 Tes. 4,1-5,28) , con un [to] loipon, «para el futuro», un deseo de paz (2 Tes. 3,16; 1 Tes. 5,23-24), salu(-)dos finales (2 Tes. 3,17; 1 Tes. 5,26-27) y una bendición (2 Tes. 3,18; 1 Tes. 5,28). La semejan(-)za en vocabulario también resulta sorprenden(-)te, especialmente teniendo en cuenta la exten(-)sión relativamente pequeña de 2 Tes. (véase J. A. Bailey, NTS 25 [1978-79] 133-34). Ambas cartas muestran un notable interés por la pers(-)pectiva escatológica de recompensa por la per(-)secución (2 Tes. 1,4-10; 1 Tes. 1,10; 2,14-16) y por la reunión definitiva con el Señor a su ve(-)nida (2 Tes. 2,1-15; 1 Tes. 1,10; 2,19; 4,13-18). Ambas cartas se ocupan también de un proble(-)ma peculiar de la correspondencia tesalonicense, a saber, los ataktoi, «los que viven desorde(-)nadamente» (2 Tes. 3,6-13; 1 Tes. 5,14).
5 Un examen más detenido pone de mani(-)fiesto, sin embargo, que las semejanzas ocul(-)tan diferencias considerables. Éstas afectan a la sustancia y alcance de la segunda carta con relación a la primera. Así, las marcadas seme(-)janzas de vocabulario se dan en aquellas partes de 2 Tes. que sirven de elementos formales de la estructura (p.ej., la fórmula inicial y la bendi(-)ción final) y como «pasajes marco» para temas desarrollados de manera particular (como, p.ej., 2 Tes. 1,3-4 y 1,11-12, que encuadran 1,5-10) . La acción de gracias de 2 Tes. 2,13-14, aun(-)que recuerda el uso paulino, está inserta de una manera poco habitual en Pablo (de, v. 13) dentro de un contexto mucho más amplio, que se define mediante una doble inclusión (vv. 2 y 15; véase Giblin, Threat to Faith 45-46). Aunque 2 Tes. utiliza el paralelismo con profusión, éste suele ser fundamentalmente sinonímico, más raramente sintético y casi nunca antitético; por consiguiente, es contrario al estilo propio de Pablo (Trilling, Untersuchungen 52-53). El len(-)guaje de 2 Tes. (p.ej., «debemos dar gracias» [2,13] y «seréis declarados dignos» [1,5]) hace pensar en la terminología de un período poste(-)rior (véase J. A. Bailey, NTS 25 [1978-79] 134). Incluso el hincapié teológico hecho en Cristo como Señor (kyrios), en el que se insiste más que en el Padre (ho theos) como origen de un acto o bendición dados (1 Tes. 1,4 y 2 Tes. 2,13; 1 Tes. 5,24 [cf. 1 Cor. 1,9; 10,13] y 2 Tes. 3,3; 1 Tes. 5,23 [cf. 1 Cor. 14,33; 2 Cor. 13,11; Rom. 15,33 y 16,20; Flp. 4,9] y 2 Tes. 3,16; 1 Tes. 3,11 y 2 Tes. 3,5) , y el orden de la bendición de 2 Tes. 2,16 hablan a favor de una autoría posterior a la época de Pablo en una o dos generaciones.
6 Además, aunque la escatología aparece como un tema fundamental en ambas cartas, en cada una de ellas se trata de manera dife(-)rente. En 1 Tes., Pablo supone expresamente que los tesalonicenses no están preocupados por el día y la hora del día del Señor (5,1-3). A continuación pasa a animarles a que sigan es(-)tando preparados (5,4-11). Ya les ha asegura(-)do (4,13-18) que los fieles difuntos sin duda disfrutan o disfrutarán de prioridad respecto a quienes todavía ansían llenos de esperanza la venida del Señor, probablemente antes de su muerte (según el modo optimista en que Pablo imaginaba el futuro). En cambio 2 Tes., aun(-)que centra todavía más su atención en el día del Señor, convirtiéndolo en la cuestión doc(-)trinal fundamental, casi desaprueba oficiosa(-)mente el entusiasmo relativo a la presencia o cercanía, con día y hora, de la parusía del Se(-)ñor. La segunda carta llama la atención sobre los signos o condiciones esenciales de la veni(-)da triunfal del Señor, y presenta éstas de una manera severamente aleccionadora (1,5-10; 2,1-15). Además trata el tema desde el punto de vista de la enseñanza oficial tradicional, más que desde el de una esperanza ardiente y compartida. A diferencia de 1 Tes. 5,19-20, 2 Tes. no alienta a la profecía sólida ni a aferrar(-)se (katechein) a lo que es bueno; más bien, afronta específicamente la amenaza que la profecía falsa plantea a la estabilidad doctri(-)nal y a la paciente entereza que sigue mos(-)trando la comunidad.
7 Toques típicamente paulinos como los planes personales de viaje, e incluso su propia firma, aparecen a una luz diferente en 2 Tes. 2 Tes. 3,7-9 habla de manera breve y bastante desapasionada sobre contactos previos con los tesalonicenses (contrástese 1 Tes. 1,6-2,12) y evita toda referencia al cumplimiento o frus(-)tración de los fervientes deseos de Pablo de te(-)ner más contactos personales con los tesaloni(-)censes (1 Tes. 2,17-20; 3,9-11). En otros lugares, cuando Pablo concluye con un texto de su pu(-)ño y letra (Gál. 6,11-18; 1 Cor. 16,21-24), inserta en él un mensaje personal lleno de vida; 2 Tes. 3,17, sin embargo, aduce la firma sólo para au(-)tenticar el documento en vista de la tradición que contiene (cf. 2,2.15; 3,6). En consecuencia, el autor de 2 Tes. modifica el llamamiento al ejemplo de los «apóstoles de Cristo» (en 1 Tes. 2,7), no arrogándose personalmente la funda(-)ción de Iglesias; llama con más insistencia a la «imitación» de un modelo tradicionalmente re(-)conocido (typos, 2 Tes. 3,9). Finalmente, en con(-)traste con las cartas paulinas (incluso 1 Tes. 4,14; 5,10; cf. 1,6; 2,15), a lo largo de 2 Tes. bri(-)lla sorprendentemente por su ausencia una conciencia viva de la «teología de la cruz». In(-)cluso al recordar enseñanzas básicas, el tono de 2 Tes. (2,5; cf. 1 Tes. 1,5; 2,5) carece de la vi(-)talidad paulina. Dicho brevemente: en compa(-)ración con Pablo como tal, el autor de 2 Tes. no está implicado de manera tan personal en el proceso de comunicación.
8 En contraste con lo que se deduce de la correspondencia personal de Pablo, las refe(-)rencias casi literales a 1 Tes. presentes en esta carta hacen suponer que el autor de 2 Tes. te(-)nía a mano una copia de una carta anterior di(-)rigida a la comunidad y que la utilizó princi(-)palmente para ofrecer un contexto a sus propios consejos ante una situación nueva. Dicha situación atañía a la expectativa escato(-)lógica, tema muy fácil de desarrollar en el con(-)texto de 1 Tes. Sigue abierto a la discusión si el autor de 2 Tes. está rebatiendo una opinión incipientemente gnóstica según la cual el día del Señor ya ha tenido lugar (y la parusía, por tanto, no tiene importancia alguna), o si lo que rebate es el resurgir de una expectativa apoca(-)líptica que atribuye a la parusía una inminen(-)cia con fecha y hora (la cosa depende en gran medida de cómo se interprete enesteken en 2,2). En cualquier caso, el autor como tal se si(-)túa dentro de una tradición apocalíptica que él pretende seguir autenticando. En modo algu(-)no intenta reemplazar 1 Tes. (como sostiene Marxsen) desarrollando sin contradicción, pe(-)ro con un nuevo centro de atención, el lengua(-)je y los temas de 1 Tes. Al tiempo que aborda un problema de «los tesalonicenses», escribe también desde la perspectiva más amplia de otras cartas paulinas (3,17, «en todas mis car(-)tas»). El marco probable de su comunicación, según indican las conjeturas de los especialis(-)tas, es Asia Menor en la última década del s. I, cuando estaba tomando forma el corpus pau(-)lino de cartas.
9 La autoría seudónima no justifica una evaluación doctrinalmente negativa. Precisa(-)mente por su uso de la seudonimia, 2 Tes. da testimonio de un proceso de evolución teoló(-)gica seguido deliberadamente con respecto a la resolución de la vida cristiana: el juicio di(-)vino definitivo contra los malvados (imposto(-)res y engañados impenitentes) y la seguridad final de los fieles en virtud de la venida del Se(-)ñor Jesucristo. Tal evolución teológica utiliza la tradición pasada, aunque tal vez sin recupe(-)rar su brío. No obstante, afronta de nuevo cuestiones clave con el fin de fomentar una comprensión sobria de la fe (1,10; 2,2a) y una esperanza firme en la manera práctica de vivir la vida (2,16-17).
10 (II) Esquema. 2 Tesalonicenses se puede esquematizar del siguiente modo:
(I) Fórmula inicial (1,1-2)
(II) La prueba de la persecución que conduce a la gloria del Señor en el juicio (1,3-12)
(A) Acción de gracias (1,3-10)
(B) Oración (1,11-12)
(III) Comprensión correcta de la parusía (2,1-17)
(A) El triunfo del Señor sobre el engaño (2,1-15)
(B) Oración pidiendo fortaleza (2,16-17)
(IV) Dos series de exhortaciones y oraciones conclusivas (3,1-5.6-16)
(V) Saludos finales (3,17-18)