Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Otra vez la sunamita en escena (8:1-6).
1
Elíseo dijo a la mujer a cuyo hijo había resucitado: Levántate y vete, tú y tu casa, y mora donde puedas, porque Yahvé llama al hambre y vendrá sobre la tierra por siete años. 2
Levantóse la mujer e hizo lo que le decía el hombre de Dios, y se fue ella y su casa, y habitó siete años en tierra de filisteos. 3
Al cabo de siete años volvió la mujer de la tierra de los filisteos y fue a implorar al rey por su casa y su campo. 4
Estaba el rey hablando con Guejazi, servidor del hombre de Dios, y le decía: Anda y cuéntame todas esas grandes cosas que ha hecho Elíseo; 5
y mientras estaba contando al rey cómo Elíseo había vuelto a la vida a un muerto, llegó la mujer cuyo hijo había resucitado Elíseo para implorar al rey por su casa y su campo, y dijo Guejazi: ¡Oh mi señor rey! ésa es la mujer y ése es su hijo, que Elíseo resucitó. 6
Preguntó el rey a la mujer, y ella le hizo el relato; el rey le dio un eunuco, a quien dijo: Haz que le sea devuelto a esta mujer todo lo que le pertenece, con todos los frutos de su campo, desde el día en que dejó la tierra hasta hoy. De esta mujer distinguida de Sunam se habló en 4:8-37. Pero, con el fin de cubrir el espacio de los siete años de hambre que predice el profeta (8:1), ha insertado el autor entre 4:37 y el presente capítulo los que hemos estudiado anteriormente, que empiezan con el hambre y terminan con la escasez de Samaría (De Vaux). En agradecimiento por su hospitalidad recomienda Elíseo a la mujer de Sunam emigre al país de los filisteos en la costa mediterránea, en donde, por la feracidad del suelo, no serán tan alarmantes los efectos del hambre. El número siete tiene valor simbólico, significando aquí que el hambre duraría largo tiempo. Guejazi, aunque leproso (5:27), sigue en compañía de Elíseo. En ausencia de la sunamita, los vecinos habíanse apoderado de sus bienes. Parece que en estos años de hambre murió su marido, ya viejo (4:14); al menos no se habla más de él. La mujer se presentó delante del rey en una coyuntura providencial. No sabemos si el rey se movió por benevolencia o justicia al determinar que se devolvieran a la mujer todos los bienes desde el día en que dejó la tierra hasta hoy.
¿Quién es este rey que tanto interés manifiesta por los milagros de Elíseo? ¿Había éste muerto al regresar la sunamita a su tierra? Difícil es contestar a tales preguntas.
Elíseo en Damasco (8:7-15).
7
Fue Elíseo a Damasco. Estaba enfermo Ben Hadad, rey de Siria, y le avisaron, diciendo: Está aquí el hombre de Dios. 8
El rey dijo a Jazael: Toma contigo un presente y vete a ver al hombre de Dios, y consulta por mí a Yahvé si curaré de esta enfermedad. 9
Fue Jazael a su encuentro, llevando consigo un presente, todo lo mejor que había en Damasco, la carga de cuarenta camellos. Llegado, se presentó a él y le dijo: Tu hijo Ben Hadad, rey de Siria, me manda a ti para preguntarte: ¿Curaré de esta enfermedad? 10
Elíseo le respondió: Ve y dile: Tú curarías, pero Yahvé me ha revelado que morirás. 11
El hombre de Dios puso sus ojos sobre Jazael 12
y los fijó en él hasta hacerle enrojecer; luego se puso a llorar. El le preguntó: ¿Por qué llora mi señor? Y Elíseo le respondió: Porque sé el mal que vas a hacer a los hijos de Israel: incendiarás sus ciudades fuertes, pasarás a cuchillo a sus mancebos, estrellarás a sus niños y abrirás el seno a sus preñadas. 13
Y Jazael dijo: Pues ¿qué es tu siervo, este perro, para hacer tan grandes cosas? Y Elíseo respondió: Yahvé me ha revelado que serás rey de Siria. 14
Jazael dejó a Elíseo y volvió a su señor, que le preguntó: ¿Qué te ha dicho Elíseo? Y él respondió: Me ha dicho: Curarás. 15
Al día siguiente cogió una manta, la empapó en agua y la puso sobre el rostro del rey, que murió. Jazael le sucedió.
De los tiempos de Ben Hadad III nos conduce el autor a los primeros años del ministerio de Elíseo, reinando en Siria Ben Hadad II, y en vísperas de que le sucediera su favorito y asesino Jazael (
1Re_19:15-17). Quizá marchó Elíseo a Damasco para cumplir la orden que se le había dado de ir allá y ungir a Jazael por rey de Damasco (
1Re_19:15). Enteróse Ben Hadad de su llegada y le mandó a Jazael para que le preguntara por la marcha y éxito de su enfermedad. Jazael salió al encuentro del profeta con gran cantidad de camellos el número cuarenta es una cifra redonda que denota abundancia cargados de dones. No debía tener Ben Hadad mucha confianza en las profecías de los
nabis de Baal, por lo que pide que se consulte a Elíseo, por saber que le habla Yahvé (
1Re_3:11;
Rev_22:7). No dice el texto si aceptó o no Elíseo los presentes que le hacía el rey, pero es lógico que, como en otra ocasión (
Rev_5:16), los rehusara.
Jazael habló a Elíseo en nombre del rey, que, por sentimientos de veneración, se declara hijo (
Rev_6:21) sumiso del profeta. A su pregunta responde Elíseo que la enfermedad del rey no es de muerte y
Que, por tanto, de no existir otra circunstancia que amenazara su
vida, curaría de esta enfermedad. Elíseo asegura que el rey curará de la dolencia que le aqueja; pero, atendiendo a su inminente asesinato por parte de Jazael, añade: pero Yahvé me ha revelado que morirás. De estas palabras no cabe deducir que el profeta insinuara a Jazael la conveniencia de asesinar al rey, sino más bien que Dios había dado a conocer a Elíseo los planes que Jazael había concebido para liquidar a su amo. El profeta no le incita al asesinato; únicamente no se opone a los designios que Dios tenía sobre Jazael, al que escogía como instrumento para azotar al pueblo de Israel en castigo de sus pecados. Que Jazael tuviera de antemano ultimados sus planes sobre el monarca, lo demuestra el hecho de enrojecer al fijar Elíseo en estado extático sus ojos sobre su rostro. Elíseo no solamente estaba enterado de los planes del asesinato de Ben Hadad, sino que conocía los males que la actuación de Jazael acarrearía a Israel. También pudo Elíseo evitar estos males, o dar al menos al ambicioso general una grave reprimenda; pero se limita a anunciarle que todos los actos de su vida los tiene Dios anotados en sus registros. Jazael expresa su dependencia y pequenez frente a un profeta de Yahvé (
1Sa_24:15;
2Sa_9:8;
2Sa_16:9), diciendo: ¿No es tu siervo un perro, para que mi señor se haya acordado de su siervo? frase que se halla asimismo en una de las cartas de Laquis 1.
Al día siguiente expiraba Ben Hadad. El texto sagrado ha tendido un velo misterioso sobre las circunstancias de su muerte, quizá para quitar toda sospecha de que Elíseo cooperó a ella. Se omite el sujeto de la frase, no sabiendo a punto fijo si se trata de un suicidio o de un asesinato por parte de Jazael. El término hebraico
makber se traduce comúnmente por
manta, colcha de cama. Teniendo presente el contexto anterior, no hay duda de que Jazael ahogó a Ben Hadad en su lecho. Empapando en agua la colcha, la aplicó al rostro del rey hasta que murió asfixiado. Creen otros que empleó Jazael el mosquitero (
Jdt_10:21) para perpetrar su crimen. En la inscripción de Salmanasar III se dice sobre la descendencia de Ben Hadad: Hadadidri murió; Hazailu, hijo de nadie, tomó posesión del trono (Pritchard, 280). Hadadidri o Hadadézer de los documentos asirios es el rey Ben Hadad de la Biblia. Jazael es llamado hijo de nadie por no ser de ascendencia real.
Reino de Joram en Judá (Jdt_8:16-24).
16
El año quinto de Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, comenzó a reinar Joram, hijo de Josafat, rey de Judá. 17
Treinta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 18
Marchó por los caminos de los reyes de Israel, como había hecho la casa de Ajab, pues tuvo por mujer a una hija de Ajab, e hizo el mal a los ojos de Yahvé. 19
Pero Yahvé no quiso destruir a Judá por amor a David, su siervo, según la promesa que le había hecho de darle siempre una lámpara perpetuamente. 20
En su tiempo se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y se dio un rey. 21
Joram marchó a Seír con todos sus carros. Una noche arriesgó combate con los edomitas, que le tenían cercado, y le derrotaron juntamente con los jefes de los carros, y el pueblo huyó a sus tiendas. 22
La rebelión de Edom contra el dominio de Judá dura hasta hoy. Entonces se rebeló también Libna. 23
El resto de los hechos de Joram, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 24
Joram se durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. Le sucedió su hijo Ocozías. En Judá reinó un monarca, Joram (848-841), homónimo del colega y contemporáneo suyo Joram (852-841), rey de Israel (
Jdt_1:17;
Jdt_3:1ss). Por influencia de su esposa Atalía introdujo en Judá el culto de los baales (
2Cr_21:11). Por este pecado merecía Judá ser destruido, pero le perdonó Dios a causa de la promesa hecha a David de darle una lámpara perpetuamente (
1Re_11:36;
1Re_15:4), no extinguiendo su dinastía.
En su tiempo se independizó Edom, que fue vasallo de Josafat (
1Re_22:48;
2Re_3:9). Desde los tiempos de Adad fue Edom una pesadilla para Judá (
1Re_11:17). Sobre la manera como recuperó Edom su independencia no es fácil opinar, por conservarse el texto en mal estado. El texto hebraico, traducido literalmente, dice: Y pasó Joram a Seír (
saira),
y todos los carros con él. Aconteció que se levantó él de noche y batió a Edom, que le rodeaba, y a los jefes de los carros, y huyó el pueblo a sus tiendas. Ante este texto cabe preguntar: ¿Quién es el vencido y cuál el vencedor? El autor sagrado trata de paliar una derrota de tan enormes consecuencias para Judá. Entre líneas cabe leer que los hechos sucedieron de la siguiente manera: Joram, al frente de un ejército de a pie, caballería y carros de combate, marchó contra Edom para castigar los movimientos de independencia. Llegó a Seír que algunos identifican con Soar, en la extremidad sur del mar Muerto , donde fue cercado por carros de combate, logrando, sin embargo, abrirse una brecha y huir. Pero el pueblo, al verse asaltado por el enemigo, huyó a la desbandada hacia Judá
(a sus tiendas; 1 Sam 4:10;
2Sa_18:17;
19:9). La pérdida de Edom repercutió desfavorablemente en el prestigio comercial de Judá, por cuanto se le cortaba el camino que conducía a las minas de cobre y de hierro y al puerto de Asiongaber. Con la pérdida de Edom envalentonóse la confederación arábigo-filistea (
2Cr_21:16-17), que penetró hasta Jerusalén. Dentro de este fermento revolucionario cabe señalar la revolución de Libna (
Tell es-Safi),
en la Sefela (
Jos_10:29-39;
Jos_12:15). Según
2Cr_21:18-20, el pueblo denegó a Joram el honor de una sepultura solemne, siendo enterrado en la ciudad de David, fuera de la necrópolis real.
Ocozías, rey de Judá (2Cr_8:25-29).
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El año doce de Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá. 26
Tenía Ocozías veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omri, rey de Israel. 27
Marchó por los caminos de la casa de Ajab e hizo el mal a los ojos de Yahvé, como la casa de Ajab, con la que es taba emparentado. 28
Acompañó a Joram, hijo de Ajab, en ? guerra contra Jazael, rey de Siria, a Ramot Galaad. Los sirio hirieron a Joram, 29
y el rey Joram se volvió para hacerse curar en Jezrael de las heridas que los sirios le habían hecho en Ramot cuando combatía contra Jazael, rey de Siria. Ocozías, hiio de Joram, rey de Judá, bajó a Jezrael para ver a Joram, hijo de Ajab, que estaba allí herido.
Desde el punto de vista religioso influyó en él su madre Atalía (
2Cr_22:3). Su ascensión al trono efectuóse en un momento de efervescencia política. Hacía un par de años que en Siria moría asesinado por su favorito Jazael el enérgico rey Ben Hadad II (
2Cr_8:15). Al enterarse Joram (852-841) aprovechó la ocasión para apoderarse de Ramot Galaad (
1Re_4:13;
1Re_22:3;
2Re_9:14), lo que dio origen a la guerra entre Joram y Jazael. El rey de Israel pidió auxilio a su sobrino Ocozías (841), que no se lo negó. En un encuentro bajo los muros de Ramot fue herido el rey de Israel (
1Re_18:45-46;
1Re_21:1ss). Su fiel aliado y pariente, Ocozías, que se hallaba todavía en Jerusalén, bajó a visitar al rey herido.