Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. El Día de Yahvé.
Oráculo contra los idólatras (1-6).
1 Palabra de Yahvé dirigida a Sofonías, hijo de Cusí, hijo de Guedalías, hijo de Amarías, hijo de Exequias, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá: 2 Yo haré perecer totalmente cvianto hay sobre la haz de la tierra, oráculo de Yahvé. 3 Haré perecer hombres y animales, aniquilaré las aves del cielo y los peces del mar. Yo haré tropezar a los impíos y exterminaré a los hombres de sobre la haz de la tierra, oráculo de Yahvé. 4 Yo tenderé mi mano sobre Judá y sobre todos los moradores de Jerusalén y exterminaré de este lugar los restos de Baal y el nombre mismo de los arúspices entre los sacerdotes, 5 y a los que en los terrados se postran ante la milicia de los cielos,y a los que, postrándose ante Yahvé, juran por Milcom, 6 y a los que se apartan de Yahvé y no le buscan ni se acuerdan de EL.La larga genealogía parece que obedece a la preocupación de llegar a un. personaje importante llamado
Exequias, que bien puede ser el famoso rey de Judá (727-698 a.C.). El ministerio de Sofonías se desarrolló durante el reinado del piadoso
Josías (640-609), muerto en la batalla de Megiddo contra Necao II de Egipto (609 a.C.). En su tiempo se emprendió una reforma religiosa inspirada en la predicación de Jeremías, como la anterior de Ezequías había sido promovida por Isaías.
El oráculo de Sofonías se abre
ex abrupto anunciando un castigo general sobre todos los pecadores de Judá en sus distintas clases. La oratoria es altisonante y enfática, pues se dice con hipérbole que desaparecerán en el castigo todos los seres vivientes:
hombres, animales, aves y peces del mar (v.3). Es la preocupación de los profetas por asociar la naturaleza a las manifestaciones punitivas y misericordiosas de Yahvé, Señor de todo lo creado.
Después de la hiperbólica introducción amenazadora, el profeta dirige sus palabras contra los que se entregan a prácticas idolátricas en Judá. Los profetas fueron siempre los campeones del yahvismo puro, sin infiltraciones idolátricas; y por eso lucharon contra las contaminaciones cultuales de los
baales cananeos. Ahora el profeta anuncia que serán exterminados los últimos restos
de Baal (v.4) 1, y con ellos hasta el
nombre de los arúspices o
kemarim, los sacerdotes de los ídolos, que podían haberse infiltrado entre
los sacerdotes de Yahvé.
Yahvé va a hacer una limpia de los propagadores de la idolatría o del culto sincretista, en el que se da parte de culto a Yahvé y parte a los ídolos. Después de anunciar el castigo de los promotores de la idolatría, el profeta anuncia también el exterminio de los que
sobre los terrados se postran ante la milicia del cielo (v.6),
clara alusión a los cultos astrales, que se habían puesto de moda en tiempos de los reyes Acaz y Manases como consecuencia de la influencia asiría 2. También serán castigados los que adoran juntamente a Yahvé y
juran por Milcom, dios de los amonitas 3, cuyo nombre era paralelo al del
Moloc de los moabitas, relacionados con la palabra semita
melek (rey).
Contra los dignatarios de Judá (7-11).
7 ¡Silencio en la presencia del Señor, Yahvé! Porque se acerca el día de Yahvé. Porque ha preparado Yahvé un sacrificio y ha santificado a sus invitados, 8 Sucederá en el día del banquete de Yahvé que yo visitaré a los príncipes y a los hijos del rey y a todos los que visten con vestiduras extranjeras. 9 Visitaré en aquel día a los que corretean por el umbral e hinchen las casas de sus señores de rapiñas y de fraudes. 10 Y en aquel día, dice Yahvé, se alzaré, gran gritería desde la puerta de los Peces,y gran clamor desde la Ciudad Nueva, y gran estruendo desde las colinas. 11Lamentaos, moradores de la Muela, porque todo el pueblo de mercaderes ha sido destruido, han sido exterminados todos los que traían cargas de plata.
Este oráculo de exterminio va dirigido contra los altos dignatarios de la corte, responsables de la situación social, y contra los mercaderes desaprensivos, causantes con sus exacciones del malestar general. Enfáticamente, el profeta invita a todos al silencio para asistir como testigos mudos a la gran hecatombe que va a realizar Yahvé:
¡Silencio en la presencia del Señor, Yahvé! (v.7). Se acerca el
día de Yahvé, día de castigo para los prevaricadores. Yahvé
ha preparado un sacrificio o inmolación de pecadores4. Sus
invitados han sido
santificados por el mismo Yahvé, e.d., tratados como víctimas purificadas de sus máculas para ser aptas para el sacrificio. La imagen es la de un banquete sacrificial para el que han sido escogidas y
santificadas con purificaciones rituales las víctimas.
Y entre las víctimas estarán en primer lugar
los principes e hijos del rey y los que se visten con
vestiduras extranjeras, e.d., los que se habían extranjerizado en sus modas y costumbres, con el consecuente desprecio de las costumbres religiosas patrias. La expresión los que
corretean por el umbral (v.8) parece aplicarse a los cortesanos que servilmente entran y salen por el
umbral de los palacios de los señores con ánimo de colaborar en sus
rapiñas y fraudes. A todos ellos les espera un gran castigo. El profeta oye ya el
griterío en toda la ciudad
desde la puerta de los Peces, que estaba al norte de la ciudad 5, hasta la
ciudad nueva o
segunda, que parece ser el ensanche septentrional de la antigua, asentada sobre la colina de Sión 6.
El profeta parece aludir a la invasión del enemigo por la parte vulnerable del norte, por donde entraron siempre los invasores en Jerusalén. Las
colinas sobre las que está asentada la ciudad se hacen también eco del gran
estruendo provocado por la incursión enemiga. El profeta invita al duelo a
los moradores de la Muela, que puede ser el nombre de un barrio o bien un nombre simbólico, inventado por el profeta para indicar el trato que habían de sufrir sus moradores, que iban a ser triturados como en un mortero o
Muela. En todo caso, en esta parte del oráculo el profeta hace hincapié en la suerte que han de sufrir los comerciantes que traficaban con
cargas de plata (v.1 1).
Contra los escépticos (12-13).
12 Y sucederá en aquel tiempo que escudriñaré a Jerusalén con linternas y visitaré a los que se sientan sobre sus heces, diciéndose en su corazón: No hace Yahvé ni bien ni mal. 13 Su opulencia será dada al pillaje, y sus casas asoladas. Levantarán casas, y no las habitarán; plantarán viñas, y no beberán su vino.
El profeta ahora se encara con los epicúreos y materialistas, que no se preocupan sino de satisfacer sus bajas apetencias (
se sientan sobre sus heces, v.12), sin pensar que Dios ha de pedir cuenta de su conducta adormilada. Tantas veces han oído a los profetas anunciar infortunios, que no creen ahora en sus oráculos. Para ellos Dios no se preocupa de lo que pasa en este mundo, y las cosas seguirán su curso normal; por eso dicen escépticamente: No
hace Yahvé ni bien ni mal. Es el canto a la indolencia y al materialismo. Pero Yahvé les pedirá estrecha cuenta, escudriñando cuidadosamente
con linternas todos los escondrijos de Jerusalén para desenmascararlos y hacer caer sobre ellos el peso de su ira vengadora. Su actitud despreocupada les costará cara, pues perderán su
opulencia y sus casas, que serán
asoladas. La frase
levantarán casas y no las habitaran. la leemos en
Amo_5:11, y bien puede depender de la predicación de este profeta, que había anunciado la destrucción de las casas ricas de Samaría un siglo antes 7.
El día de Yahvé (14-18).
14 Se acerca el gran día de Yahvé, viene presuroso;el estruendo del día de Yahvé es horrible, hasta los fuertes dan gritos amargos. 15 Día de ira es aquél, día de angustia y de congoja, día de ruina y de asolamiento, día de tinieblas y oscuridad, día de sombras y densos nublados, 16 día de trompeta y alarma en las ciudades fuertes y en las altas torres. 17 Aterraré a los hombres, que andarán como ciegos; por haber pecado contra Yahvé, su sangre será derramada como se derrama el polvo, y tirados sus cadáveres como estiércol. 18 Ni su oro ni su plata podrán librarlos i en el día de la ira de Yahvé, pues toda la tierra será consumida en el fuego de su furor, pues consumará la ruina, la pérdida repentina de todos los moradores de la tierra.La perspectiva del profeta se amplía, y ante sus ojos aparece el día de la manifestación de la ira divina como un día de castigo para todos los pecadores. La descripción es sonora e impresionante. La liturgia ha tomado de aquí el maravilloso exordio del
Dies irae, dies illa, transportando el sentido al día del juicio final. La perspectiva de Sofonías se limita al juicio de Dios sobre los pecadores antes de la manifestación
mesianica. Los judíos habían soñado en el
día de Yahvé como en un día de triunfo sobre las naciones; pero ya Amos les había anunciado que sería un día de luto nacional, el día de la manifestación de la justicia vengadora de Yahvé para purificar a su pueblo en orden
a la preparación de una nueva teocracia, que tendría su plena manifestación en los tiempos mesiánicos. Sofonías se sitúa en la misma línea y anuncia también sobre su pueblo un juicio purificador de discriminación.
1 Cf.
Isa_14:22;
Amo_4:2. - 2 Cf.
2Re_23:12;
Jer_19:3. - 3 Cf.
2Re_23:13; véase Lagrange, Reí.
sem. - 4
Cf. Is 34>5s;
Jer_46:10; Ez 39,i?s. - 5 Cf.
Neh_3:3;
Neh_12:39;
2Cr_33:14. - 6 Sobre este barrio nuevo cf.
2Re_22:14;
Neh_11:9. Según
2Cr_33:14, Manases cerró un nuevo barrio en la parte septentrional, incluyendo en él a la
puerta de los Peces. - 7 Cf.
Miq_6:15;
Deu_28:383;
Eze_28:26;
Isa_65:218.