Mateo 27, 6-10

Los principales sacerdotes recogieron las monedas. «No sería correcto poner este dinero en el tesoro del templo —dijeron—, ya que se usó para pagar un asesinato*». Luego de discutir unos instantes, finalmente decidieron comprar el campo del alfarero y convertirlo en un cementerio para extranjeros. Por eso todavía se llama el Campo de Sangre. Así se cumplió la profecía de Jeremías que dice: «Tomaron* las treinta piezas de plata —el precio que el pueblo de Israel le puso a él — y compraron el campo del alfarero, como indicó el SEÑOR»*.
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