Zacarías 2, 1-4

* Cuando miré de nuevo, vi a un hombre con una cinta de medir en la mano. —¿Adónde vas? —le pregunté. —Voy a medir Jerusalén —me contestó— para ver cuánto mide de ancho y de largo. Entonces el ángel que estaba conmigo fue a reunirse con un segundo ángel que se dirigía hacia él. El otro ángel dijo: —Apresúrate y dile a ese joven: “¡Jerusalén algún día estará tan llena de gente y de animales que no habrá lugar suficiente para todos! Muchos vivirán fuera de las murallas de la ciudad.
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