Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
55. Invitación a volver a Yahvé.
El profeta invita a todos los que se sientan necesitados a dirigirse a Yahvé, que les colmará en todo. Sólo se exige como condición para incorporarse a la nueva comunidad mesiánica, en la que se cumplirán las promesas hechas a David,
la obediencia y fidelidad a Yahvé.
Llamada a los sedientos y hambrientos (1-5).
1¡Oh vosotros los sedientos, venid a las aguas, aun los que no tenéis dinero! Venid, comprad y comed; venid, comprad sin dinero, sin pagar, vino y leche. 2¿A qué gastar vuestro dinero no en pan, y vuestro trabajo no en hartura? Escuchadme y comeréis lo bueno y os deleitaréis con manjares suculentos. 3Dadme oídos y venid a mí, escuchadme y vivirá vuestra alma, y haré con vosotros un pacto sempiterno, el de las firmes misericordias de David. 4De él he hecho un testimonio para las gentes, un jefe y maestro de los pueblos, 5He aquí que llamarás a pueblos que te son desconocidos, y pueblos que no te conocen correrán a ti i por Yahvé, tu Dios; por el Santo de Israel, que te glorifica. La invitación se dirige a todos los que padecen alguna necesidad. En el fondo, el profeta piensa en las necesidades y angustias
morales de su pueblo, simbolizadas en las necesidades más perentorias humanas, de comer y beber. Todos están invitados a formar parte de la nueva comunidad mesiánica, aun los desprovistos de todo bien material (v.1). Por otra parte,
el profeta invita, en nombre de Dios, a que busquen los verdaderos bienes que sacian el alma, y no los materiales:
¿a qué gastar vuestro dinero no en pan? (v.2); e.d., ¿para qué andar tras de cosas baladíes, que no proporcionan felicidad al hombre, dejando los valores ético-religiosos, que son como el
pan insustituible para comer y que da verdaderamente
hartura? (v.2). Si los hambrientos y sedientos se acercan a Dios con sinceridad y docilidad (
dadme oídos, ?.3), entonces surgirá un nuevo
pacto sempiterno (v.3), continuación del de las
firmes misericordias de David (v.3), el de las promesas hechas a David sobre la permanencia de su dinastía y la protección que sobre su casa dispensaría a través de todos los tiempos1. David ha quedado como un
testimonio para las gentes (v.4), en cuanto simboliza a su
pueblo, objeto de las bendiciones divinas, que aquí se prometen como eternas, y a la vez es prototipo del futuro
Mesías, nacido de su dinastía, que iba a ser realmente un
jefe y maestro de pueblos (v.4). Las perspectivas histórica y futura se confunden, y el tipo y el antitipo se superponen en planos que se interfieren mutuamente. La idea mesiánica es una idea tan metida en la perspectiva profética, que instintivamente aflora de modo inesperado en cualquier versículo. La idea de un
pacto eterno con la futura comunidad de Sión trae a la memoria del profeta el pacto hecho por Dios con David, cuya continuación iba a ser el ahora anunciado.
Después de proyectarse sobre la figura histórica de David, como tipo del Mesías, el profeta vuelve a dirigirse al
pueblo israelita, que se verá acrecentado por
pueblos que te son desconocidos (v.5). De nuevo los vislumbres mesiánicos universalistas, que aparecen entreverados en los escritos proféticos 2. El profeta, al hablar del Santo de Israel (v.5), quiere recordar a su pueblo la alta vocación a que ha sido llamado, por la que está muy por encima de los otros pueblos, pues ésta exige
santidad de costumbres y de vida en conformidad
con el Santo, que es su Dios protector: sed santos como yo soy santo 3, había dicho Dios en el desierto, haciendo una llamada al pueblo para que se elevara en sus puntos de vista y viviera con la conciencia de estar en una atmósfera santa, con todas sus exigencias y riesgos, ya que la
santidad de Yahvé, ofendida, exige satisfacción justiciera contra el pueblo ingrato prevaricador.
El tiempo de la reconciliación con Yahvé (6-11).
6 Buscad a Yahvé, mientras pueda ser hallado; llamadlo en tanto que está cerca. 7Deje el impío sus caminos, y el malvado sus pensamientos, y vuélvase a Yahvé, que tendrá de él misericordia; a nuestro Dios, que es rico en perdones. 8Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni mis caminos son vuestros caminos, dice Yahvé. 9 Cuanto son los cielos más altos que la tierra, tanto están mis caminos por encima de los vuestros, y por encima de los vuestros mis pensamientos, 10 Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y 110 vuelven allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando la simiente para sembrar y el pan para comer, 11 así la boca que sale de mi boca no vuelve a mí vacía, sino que hace lo que yo quiero y cumple su misión. Ante la glorificación próxima de Israel, se anuncia un período de gracia y de reconciliación. Puesto que Dios se apresta a inaugurar una era de justicia y salvación para Sión, deben todos prepararse para acercarse a El, ya que ofrece la gracia y el perdón. Desaprovechar la ocasión es llegar demasiado tarde. Yahvé está ahora
cerca (v.6), y es preciso aprovecharse de su presencia. Es el tiempo propicio para la salvación; por eso deben obviarse todos los obstáculos que puedan oponerse a esa efusión del perdón divino: los
impíos deben dejar sus
caminos (v.7). Dios está dispuesto a recibirlos con tal de que se vuelvan a El, que es
rico en perdones (v.7). Y la razón de esta magnanimidad divina radica en que sus
pensamientos y
caminos (v.8) son de todo punto diferentes de los cálculos y módulos de los hombres. Dios planea con su inteligencia sobre la historia, y sus designios misteriosos están fuera de todo cálculo estrecho humano. Por eso, en su misericordia, se extiende a todos los que de buena voluntad quieran acercarse a El. Los designios de redención están fuera de toda comprensión humana 4.
Y este designio redentivo sobre todos se expresa por la
palabra de Yahvé (v.10), cuya eficacia es tan manifiesta como la de la
lluvia, que empapa la tierra haciéndola fructificar. Siguiendo la mentalidad popular, supone que la lluvia proviene realmente de los cielos. Precisamente este origen superior le da pie para la comparación con la
palabra que sale de la boca de Dios. Aunque la eficacia inmediata de la lluvia no es perceptible, sin embargo, a la larga da
simiente para sembrar y pan para comer (v.10); así la
palabra divina
no vuelve vacía (v.10), sino fructifica, plasmando sus designios de salvación. La imagen parece ser la de un dependiente que sale a cumplir una misión y vuelve a su superior a comunicar que se ha cumplido la misión (
no vuelve a mí vacía, v.11). Aquí
palabra es el designio de salvación de Dios, que no queda burlado 5
.
El retorno glorioso (12-13).
12 Sí, partiréis con regocijo y seréis conducidos en paz. Montes y collados prorrumpirán en gritos de júbilo ante vosotros, y todos los árboles del campo batirán palmas. 13 En vez de los espinos crecerá el ciprés; en vez de las ortigas, el mirto. Y servirá esto de renombre a Yahvé, de señal eterna, imperecedera. El profeta se transporta en espíritu para contemplar el solemne cortejo de los que vuelven de la cautividad. También aquí, como en otros lugares, aparece el tópico poético de la transformación de la naturaleza para hacer más grandiosa la comitiva de retorno. Los cautivos serán
conducidos en paz (v.12), libres de todo temor a ser invadidos como las ovejas bajo la solicitud del pastor 6. Y la naturaleza
(montes y collados) se asociará a este retorno triunfal: todos los
árboles batirán palmas, Y este hecho del retorno triunfal del pueblo de la cautividad con transformaciones milagrosas de la naturaleza
servirá de renombre a Yahvé (v.13); como los milagros del éxodo y la protección especial que Yahvé dispensó a su pueblo durante la peregrinación por el desierto, al salir de Egipto, quedaron en la memoria del pueblo como un monumento perenne de gratitud, así la nueva liberación de la cautividad servirá de
señal eterna, imperecedera (v. 13). Con estas palabras se cierra este libro de consolación que se abre en el c.4o, y a cuyo principio hace alusión. Aquellas palabras enternecedoras: consolad, consolad a mi pueblo, de 40,1, tienen un digno colofón en esta descripción del retorno glorioso y triunfal del pueblo de la cautividad. Se ha cerrado la etapa del duelo para abrirse la de la esperanza y de la gloriñcación.
1 Cf.
2Sa_7:11-16. 2 Cf.
Isa_2:2-4. 3 Cf.
Lev_20:26;
Lev_21:8. 4 Cf.
Jer_29:11. 5 Cf.
Isa_40:8. 6 Cf.
Isa_40:11;
Jer_52:12.