Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
22. El Sacrificio de Isaac.
A braham había mostrado su obediencia a Dios al abandonar su parentela de Jarrán para andar errante por tierra hostil. Ahora este espíritu de obediencia llegará al colmo al acatar la orden divina de sacrificar a su propio hijo, como se hacía a las divinidades cananeas. La descripción es emocionante y grandiosa, y pertenece al documento
elohísta, siendo su joya literaria.
1Después de todo esto, quiso probar Dios a Abraham, y, llamándole, dijo: ¡Abraham! Y éste contestó: Heme aquí. 2Y le dijo Dios: Anda, toma a tu hijo, a tu unigénito, a quien tanto amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah y ofrécemelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te indicaré. 3Se levantó, pues, Abraham de mañana, aparejó su asno y, tomando consigo dos mozos y a Isaac, su hijo, partió la leña para el holocausto y se puso en camino para el lugar que le había dicho Dios. 4Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio de lejos el lugar. 5Dijo a sus dos mozos: Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allí, y, después de haber adorado, volveremos a vosotros. 6Y tomando Abraham la leña para el holocausto, se la cargó a Isaac, su hijo; tomó él en su mano el fuego y el cuchillo, y siguieron ambos juntos. 7Dijo Isaac a Abraham: Padre mío ¿Qué quieres, hijo mío?, le contestó. Y él dijo: Aquí llevamos el fuego y la leña; pero la res para el holocausto, ¿dónde está? 8Y Abraham le contestó: Dios se proveerá de res para el holocausto, hijo mío; y siguieron juntos los dos. 9Llegados al lugar que le dijo Dios, alzó Abraham el altar y dispuso sobre él la leña, ató a su hijo y le puso sobre el altar, encima de la leña. 10Agarró el cuchillo y tendió luego su brazo para degollar a su hijo. 11Pero le gritó desde los cielos el ángel de Yahvé, diciéndole: ¡Abraham, Abraham! Y éste contestó: Heme aquí. 12No extiendas tu brazo sobre el niño le dijo y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, a tu unigénito. 13Alzó Abraham los ojos, y vio tras sí un carnero enredado por los cuernos en la espesura, y cogió el carnero y lo ofreció en holocausto en vez de su hijo. 14Llamó Abraham a aquel lugar Yahvé-yire Yahvé ve; por lo que todavía se dice: En el monte de Yahvé se proveerá. 15Llamó el ángel de Yahvé a Abraham por segunda vez desde los cielos, 16y le dijo: Por mí mismo juro, palabra de Yahvé, que por haber tú hecho cosa tal, de no perdonar a tu hijo, a tu unigénito, 17te bendeciré largamente, y multiplicaré grandemente tu descendencia, como las estrellas del cielo o como las arenas de la orilla del mar, y se adueñará tu descendencia de las puertas de tus enemigos, 18y la bendecirán todos los pueblos de la tierra, por haberme tú obedecido. 19Volvióse Abraham a los mozos, y, levantándose, fueron juntos a Bersabé, y habitó Abraham en Bersabé.
Con la partida de Ismael y de su madre debió de quedar tranquila la tienda de Abraham, aunque el corazón del patriarca estaría lacerado por la violenta despedida de su primer hijo. Isaac crecía rodeado de las caricias de sus padres; pero Dios tenía decretado valerse de él para someter al patriarca a la más dura prueba que corazón de padre pudo jamás sufrir. Los dioses cananeos tenían exigencias bárbaras, pues pedían a sus adoradores el sacrificio de sus propios hijos como las víctimas más apreciadas1
. Mesa, rey de Moab, inmoló a su hijo heredero sobre las murallas para conseguir de su dios la liberación de la ciudad, asediada por los israelitas2. Esta costumbre la encontramos también entre los fenicios y cartagineses. En las ciudades cananeas de Megido, Gezer y Jericó se han encontrado restos de niños inmolados como sacrificio de fundación3. Entre los israelitas tenemos el caso de Jefté, inmolando a su hija para cumplir un voto4. Estas costumbres bárbaras han sido siempre proscritas por el legislador hebreo5. El autor sagrado, en el caso del sacrificio de Isaac, tiene cuidado en decir de antemano al lector que la orden extraña dada por Dios a Abraham es una
prueba (v.1) para aquilatar su fe y su obediencia. Estaba habituado a otras ordenaciones divinas mucho más familiares y benevolentes. Sin duda que el patriarca sabía que los cananeos hacían sacrificios de sus hijos por exigencia de sus divinidades. En su mentalidad, influida por el ambiente, no le pareció injusta la exigencia divina. En toda su vida no había hecho sino caminar errante por orden de su Dios, llevado de misteriosos designios y lejanas promesas. Una vez más se entrega ciegamente en manos de su Dios.
La orden divina es tajante y, además, parece que se complace en herir al patriarca en lo más íntimo de su corazón al recordarle que debe sacrificar a su hijo
unigénito, a quien tanto ama (v.2). Era el hijo legítimo de su verdadera esposa, el único hijo que le quedaba después de la partida de Ismael, sin esperanza humana de tener otro, el hijo que debía ser heredero de sus promesas divinas. No sabemos cuáles eran los pensamientos íntimos del patriarca ante esta perspectiva; pero sin duda que él, que sabía que su hijo había nacido en condiciones excepcionales, pensaría que el omnipotente Dios arbitraría el modo de que las promesas se cumplieran. Con la mayor naturalidad, el padre acepta la orden divina, y se dispone a ofrecer a su hijo en sacrificio de
holocausto, que era el más perfecto y acepto a la divinidad, pues en él se quema toda la víctima6. Era por ello la expresión más completa del abandono del don ofrecido a la divinidad, excluyendo todo propio provecho, como sucederá en los sacrificios pacíficos.7 El lugar del sacrificio es
la tierra de Moriah (v.2), zona montañosa por lo que a continuación dice. Las versiones suelen traducir el nombre de Moriah8. El nombre aparece en la Biblia nada más que aquí y en
2Cr_3:1, donde designa el lugar del emplazamiento del templo de Salomón. Los israelitas, pues, asociaron el lugar del sacrificio de Isaac con la colina donde se elevaba el templo de Jerusalén9. Los samaritanos localizaban la escena en el Garizim. La indicación bíblica de que estaba sobre una montaña y a tres días de Bersabé no sirve para buscar su localización, pero se ajusta bien a la distancia entre Bersabé y Jerusalén.
Con la mayor naturalidad y sin explicaciones sobre el estado de ánimo del patriarca, el autor
nos dice que el patriarca se puso en camino, levantándose de
mañana, lo que supone que la orden divina fue recibida en sueños durante la noche, según es costumbre en el estilo narrativo de este documento. El patriarca, pues, se puso en camino, preparó la leña, aparejó el asno y, acompañado de dos criados y de su hijo, que será la víctima, se dirigió hacia el lugar indicado por Dios. Allí llegó al tercer día. Supuesto que el lugar señalado sea Jerusalén, la distancia es de unos 70 kilómetros. Llegados al pie del monte, el padre cargó la leña sobre los hombros del hijo y emprendió la subida, llevando él el fuego y el cuchillo10. Caminaban juntos padre e hijo, éste tranquilo, y el padre con el corazón oprimido por el dolor. En un momento, el hijo rompe el silencio, preguntándole por la víctima del sacrificio que van a ofrecer, y el padre responde con una evasiva: Dios
proveerá (v.8). Por delicadeza había dejado el patriarca a sus dos criados lejos, para que no fueran testigos de tan terrible escena. Llegados al lugar convenido, preparan el altar, disponen sobre él la leña, y entonces debió de ser cuando el padre declaró al hijo
cuál era la víctima que Dios se había escogido. Sin oposición alguna, el hijo se deja atar y colocar sobre la leña que ha de recibir su sangre11
. En el momento solemne en que Abraham va a descargar el golpe mortal sobre el cuello de su hijo y sobre su propio corazón, el ángel del Señor interviene, declarando que Dios se da por satisfecho con la prueba12: Por
mí no has perdonado a tu hijo unigénito (v.12). Y, en efecto, Dios proveyó de víctima adecuada para el sacrificio: un carnero enredado por los cuernos en la espesura (v.13). Por eso llamó Abraham a aquel lugar
Yahvé-yire (Yahvé verá o proveerá) (v.14). Esta sustitución de la víctima humana por un carnero está en armonía con la legislación mosaica, que ordena sacrificar una víctima animal en sustitución del primogénito13. Con esta idea de sustitución fueron desapareciendo los sacrificios humanos en el mundo semítico14.
El profeta Samuel dirá más tarde: Mejor es la obediencia que las víctimas.15 Esta obediencia es la que Dios pedía a su amigo, y cuando la hubo mostrado, se dio por satisfecho. Era ésta una lección para los israelitas, que con tanta facilidad se dejaban llevar de las costumbres cananeas, y algunas veces ofrecieron sus propios hijos en los altares de los ídolos o aun de su Dios, que abominaba de tales sacrificios humanos16.
En este relato nos enseña, además, el autor sagrado que el valor del sacrificio está en la devoción del oferente más que en la calidad de las víctimas. Sacrificio grato al Señor es el espíritu contrito y atribulado.17 Y en otro lugar: Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y cumple al Altísimo tus votos.18 Cuando la devoción falta y el sacrificio se reduce a derramar la sangre de las víctimas, uno y otros son abominables al Señor, según declara Isaías19. En la Epístola a los Hebreos se pondera la fe de Abraham, que ofreció a Isaac cuando fue puesto a prueba, y ofreció a su unigénito, el que había recibido la promesa y de quien se había dicho: Por Isaac tendrás tu descendencia, pensando que hasta de entre los muertos podría Dios resucitarle.20 Con este mismo hecho confirma el apóstol Santiago su doctrina de la justificación obtenida por las obras, única expresión sincera de la fe: ¿Quieres saber, hombre vano, que es estéril la fe sin las obras? Abraham, nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras cuando ofreció sobre el altar a Isaac, su hijo? ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y que por las obras se hizo perfecta?21 De todos los sacrificios de la antigua Ley es, sin duda, éste el tipo más expresivo del sacrificio del Calvario,
en que Jesucristo fue a la vez víctima y sacerdote, por cuanto se dejó sacrificar voluntariamente. Cuánto haya agradado a Dios esta obediencia del padre y del hijo, nos lo muestra la solemnidad con que ratificó sus anteriores promesas mesiánicas:
Por mí mismo juro... te bendeciré largamente y multiplicaré grandemente tu descendencia, como las estrellas del cielo y como las arenas de la orilla del mar... (v.17). Es la primera vez que en la Biblia se menciona un juramento divino (El ángel de Yahvé es probablemente adición de un redactor preocupado de salvar la trascendencia divina). En
Heb_6:13 se dice que Dios, no encontrando nada superior a El, jura por sí mismo22. La numerosa posteridad de Abraham
se adueñará de las puertas de tus enemigos (v.17). Someterá a sus enemigos, cuya fuerza de resistencia está en las puertas de sus ciudades amuralladas23. Y en su nombre glorioso
le bendecirán todos los pueblos de la tierra (v. 18)24; es decir, todos los pueblos se considerarán benditos por influencia del gran antepasado Abraham25.
Una vez cumplido el sacrificio, Abraham volvió con su hijo y sus criados a Bersabé, donde habitualmente moraba (v.19),
La Familia de Abraham en Aram (20-24).
20Después de todo esto recibió Abraham noticia, diciéndole: También Melca ha dado hijos a Najor, tu hermano; 21Hus es el primogénito, Buz su hermano, y Camuel, padre de Aram; 22Quesed, Jazó, Pildas, Yidlaf y Batuel. 23Batuel fue el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que dio Melca a Najor, hermano de Abraham. 24También su concubina, de nombre Reumá, le parió a Tebaj, Gajam, Tajas y Maaca.
La Ley mosaica prohibía con insistencia las relaciones matrimoniales con los pueblos cananeos, a fin de evitar el contagio de la idolatría y de la inmoralidad de los cananeos. Mirando a esto, el autor sagrado nos muestra la conducta de los patriarcas, que evitan tomar esposas de entre los pueblos de Canaán y van a buscarlas a la tierra que consideraban como solar común de la familia. Pues, preparando estos relatos, el autor sagrado nos cuenta el desarrollo de la familia de Teraj en Siria, continuando lo dicho en 11:27s. El autor sagrado parece presentarnos la
noticia llegada a Abraham sobre el desarrollo de su parentela en Siria, como si fuera traída por las caravanas de mercaderes que desde Mesopotamia pasaban por Siria y Palestina camino de Egipto. Era la via maris de que nos hablará Isaías26. Ciertos nombres de la familia de Najor aparecen en otros lugares de la Biblia como nombres geográficos. Esta genealogía está insertada para preparar el relato sobre el viaje de Eliecer, siervo de Abraham, para buscar esposa para Isaac. Como en otras tablas etnográficas, las relaciones entre tribus se explican por procedencias de personajes que dan nombre a las mismas. Muchas veces las relaciones entre estas tribus no son siempre de parentesco, sino de vecindad en el presente o pasado o aun de simples relaciones comerciales.27 El carácter artificial de estas genealogías de tipo epónimo se ve en el número, pues aquí, como en el caso de la descendencia de Ismael28 y de Jacob, son doce hijos (ocho de la esposa legítima y cuatro de la concubina). De los nombres aquí dados, algunos son nombres de tribus conocidas. Así Hus29, al nordeste de Palestina o quizá en Edom30.
Buz: también en Transjordania meridional, en Edom31. Es el país de
Bâzu del prisma de Asaradón.
Camuel (Qemuel) es desconocido32.
Aram aquí aparece como hijo de Camuel, mientras que en 10:22 (P) es hijo de Sem. Es la región donde habitaba la familia de Abraham en Jarrán33.
Quesed: quizá el supuesto epónimo de las
Kasdim o caldeos34. Sabemos que hay relaciones estrechas entre arameos y caldeos: los caldeos de Ur y los arameos de Jarrán, unidos por lazos de origen, de parentesco, de vida común y de intereses comunes, han poseído también una religión común.35
Jazó: no mencionado en otro lugar de la Biblia. Se suele identificar con el
Bâzu del prisma de Asaradón.
Pildas y
Yidlaf son desconocidos.
Batuel: de origen arameo36. En los textos de Tell Amarna aparece un cananeo con el nombre de Battilu.
Tebaj: hay un nombre igual de una ciudad conquistada por David37, el
Tubihi de las cartas de Tell Amarna.
Gajam: desconocido38.
Tajas: región del Líbano, el
Tajsi de las cartas de Tell Amarna.
Maaca: al sur del Hermón39.
1 Cf.
Lev_18:21;
Lev_20:2-3;
Lev_20:4;
2Re_23:10; Jer 33; 35. 2 Cf.
2Re_3:27. 3 Véase H. Vincent, Canaan d'aprés la exploration récente p. 188-196. 4
Jue_11:30-31. 5 En
Exo_22:29 se habla de la entrega del hijo primogénito a Dios, pero se trata de la circuncisión. En
Exo_34:20 se ordena rescatar al hijo primogénito por una cantidad de dinero. 6 Cf. Lev c.1. 7 Cf. Lev c.3. 8 Los LXX: país elevado; Vg terram visionis; Sir. Peshitta: país de los amorreos, Que en tiempo de los patriarcas parece que era la parte meridional de Palestina:
Gen_14:7;
Gen_14:13 :
Num_13:29;
Deu_1:7;
Jos_10:5. 9 Véase FL. Josefo, Ant. Iud. I 13:1. 10 Los Santos Padres han visto en Isaac llevando la leña para el sacrificio a Cristo llevando la cruz para ser crucificado en ella (Tertul., Adv. Marc. III 18; Adv. Iud. 10). 11 Dice San Cipriano: Isaac prefigura a la víctima dominical, cuando se ofrece para ser inmolada por su padre, mostrándose paciente (De bono patientiae X). 12 ángel de Yahvé debe ser una adición redaccional, pues a continuación se supone a Dios hablando personalmente: Por mí no has perdonado. Por otra parte, la mención de Yahvé en este documento elohísta es extraña, y sin duda que es retoque posterior. 13 Cf.
Exo_34:19-20;
Exo_13:13. 14 En las fórmulas mágicas asirias se encuentra esta frase: ha roto la cabeza del asno en vez de la cabeza del hombre... F. Dhorme,
La religion des Hébreux nomades, 215. El mismo sentido parece que tiene en la leyenda griega de Ifigenia la sustitución de su sangre por la de un animal. 15
1Sa_14:22. 16 Cf.
Sal_105:37;
Isa_57:5-16-20. 17
Sal_51:19. 18
Sal_50:14. 19
Isa_1:11s. 20
Heb_11:17-19. 21 Sant 2:20-22. 22 Sobre esta fórmula de juramento véase
Exo_32:13;
Isa_45:23;
Jer_22:5.
Amo_6:8 : Por mi alma;
Amo_4:2 : Por su santidad;
Jer_44:26 : Por su gran nombre. 23 Cf.
Gen_24:60. 24
Los LXX:
serán benditos todos los pueblos de la tierra. Este sentido pasivo es adoptado en
Hch_3:25. 25
Sobre el sentido religioso del sacrificio de Isaac en la patrística, véanse: San Ireneo,
Contra haer. IV 5 n.4; Orígenes,
In Gen. hom.8 n.8; San Ambrosio,
De Caín et Abel I 8;
De Abraham I 8. La tradición Litúrgica: In figuris praesignatur cum Isaac immolatur. Véase art.
Abraham en DTCh I 104-106. 26
Isa_9:1. 27 A. Clamer, o.c., p.319. 28
Gen_25:12-16. 29
Job_1:1.
30
Jer_25:20;
Lam_4:21. 31 Véase P. Dhorme, Les
pays bibliques et l'Assyrie: RB (1911) 208-209. 32 Como nombre de persona aparece en
Num_34:24;
1Cr_27:17. 33 Cf.
Gen_11:31;
Gen_24:10.25;
Gen_27:43;
Gen_28:2.5-7. 34
Gen_11:28.31. 35 P.Dhorme, Abraham dans le cadre de lhistoire:RB (1928) 484-485. 36 Gén 25.20; 28.5. 37 Cf.
2Sa_8:8;
1Cr_18:8. 38 En un monolito de Salmanasar III aparece un príncipe llamado
Giammu. 39 Véase Abel, Géorg. I 250.