Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
17. Oráculo Contra Damasco.
Se suele datar esta profecía hacia el 735, poco después de firmarse la alianza entre Rasín de Damasco y Peqah de Samaría (9.7), antes de iniciarse las hostilidades contra Judá. Es un tópico en la literatura profética el fustigar las alianzas políticas del pueblo de Dios con los pueblos circunvecinos, por las consecuencias pésimas que ello acarreaba a los intereses religiosos de aquél. Samaría se había coligado con los arameos, formando una alianza contra el posible invasor asirio. Aquí el profeta anuncia que ambos pueblos sentirán el peso de hierro de la invasión extranjera: Damasco será destruida y Efraím arruinada. Esta profecía estaría mejor antes del c.7 por su contexto histórico.
Destrucción de Damasco (1-3).
1 Oráculo sobre Damasco: Ved a Damasco borrada del número de las ciudades, no es más que un montón de ruinas. 2Sus ciudades, abandonadas para siempre1, serán para los ganados; se tumbarán y no habrá quien los despierte. 3 Cesará de Efraím la fortaleza, y de Damasco el reino, y del resto de Aram será lo que de la gloria de los hijos de Israel 2, dice Yahvé de los ejércitos. Damasco será borrada del número de las ciudades, y se convertirá en majada de bestias, que camparán por sus respetos, sin
que nadie los despierte o moleste. Es el mayor castigo para una ciudad orgullosa. De nuevo nos encontramos aquí con expresiones estereotipadas en la literatura profética para expresar la desolación de una ciudad. Históricamente sabemos que Damasco fue devastada, pero no reducida a ruinas, como para quedar sólo como majada de bestias. Los profetas tienen ya un
cliché hecho para expresar la desolación ideal, la máxima destrucción, al anunciar la conversión de las ciudades en pastizales de bestias, y así lo aplican a todas las invasiones.
Como Damasco era la aliada de Efraím, o Samaría, de ahí que ésta corra la suerte de aquélla:
Cesará de Efraím la fortaleza (v.3). Efraím era la tribu principal del reino del norte de Israel, formado por las diez tribus que se separaron de Judá después de la muerte de Salomón; de ahí que frecuentemente aparezca en la literatura bíblica como sinónimo del reino del Norte, cuya capital era Samaría.
La fortaleza de Efraím es Siria, como avanzadilla contra Asiría. Una vez caída aquélla, Israel quedó sin defensa y expuesto al ataque directo.
Humillación de Israel (4-6).
4 Será en aquel tiempo atenuada la gloria de Jacob, y enflaquecerá la grasa de su carne, 5 y será corno cuando el segador recoge la mies y su brazo siega las espigas, y será como cuando se espiga en el valle de Refaím. 6 Queda un rebusco como después de cosechada la aceituna, dos o tres olivas en la punta de la copa, cuatro o cinco en las ramas del árbol, dice Yahvé, Dios de Israel. La caída de Aram trae como consecuencia la invasión de Israel, que será diezmado en. su
gloria, e.d., en su prestigio nacional, y enflaquecido en la
grasa de su carne, es decir, en su parte selecta social. Su situación se asemejará a la del olivo al que sólo quedan algunas bayas en la copa y en las ramas, por efecto del invasor, que hará el papel del
segador que recoge la mies. en el valle de Refaím, la depresión al sudeste de Jerusalén. El profeta da por conocido este valle, y por eso parece que habla a los habitantes de Jerusalén 3. Y como garantía de la profecía está el Dios
de Israel (v.6). El profeta busca esta denominación para hacer resaltar que el castigo viene del mismo Dios nacional, que ama su pueblo, y por ello le envía el castigo purificador por medio de la invasión.
Conversión de Israel (7-8).
Generalmente se cree que estos versos interrumpen la ilación del oráculo, y de ahí que sean considerados por muchos como intercalados. No obstante, la lógica profética no siempre coincide con la nuestra; por eso hay muchos exabruptos e interrupciones inesperadas en sus discursos, que reflejan la preocupación de su alma. Es del estilo profético intercalar amenazas y promesas esperanzadoras para no causar una depresión exagerada moral en sus lectores. Quizá nos hallemos ante una de dichas interrupciones inesperadas y luminosas.
7 Aquel día se volverá el hombre hacia su Hacedor, sus ojos mirarán al Santo de Israel. 8 Y no se volverá a los altares, obras de sus manos; no mirarán a lo que hicieron sus dedos, a las asneras ni a los cipos del sol. Israel, conmovido por el castigo divino, se volverá a su
Hacedor (v.7), al Santo
de Israel, expresión característica de Isaías, que considera como una de las bases de su teología la noción de
santidad en Dios, conforme a la visión inaugural de su ministerio, en la que los serafines aclamaban al Dios de Israel como
santo (Is c.6). Yahvé es el
Santo de Israel, el incontaminado trascendente, superior a todos, pero al mismo tiempo vinculado a Israel por un pacto solemnemente suscrito en el Sinaí. Israel, por su parte, según las palabras del profeta,
se volverá a su Dios, abandonando sus cultos idolátricos, sus
asheras, o troncos de árbol erigidos junto un altar, símbolo del bosque sagrado dedicado a la diosa de la fertilidad, Astarté. Los cipos
del sol (o
jammanim en hebreo) eran los
massebas o pilares en honor del dios solar Baal-Jammán 4. En tiempo de Acaz se había extendido mucho el culto idolátrico a causa de sus alianzas extranjeras (
2Re_16:10-13).
Ruina de Israel (9-11).
9 Aquel día serán tus ciudades fuertes abandonadas como las ciudades de los amorreos y jeveos 5 que dejaron ante los hijos de Israel, y habrá desolación. 10 Porque te olvidaste del Dios de tu salud y no te acordaste de la roca de tu fuerza. Por esto plantaste los jardines de Adonis 6 y los sembraste de pámpanos extranjeros; u el día mismo que los plantaste, lo cercaste, y en la mañana hiciste florecer a tu semilla; se desvaneció la cosecha en el día de la angustia, y el dolor es irremediable. Las ciudades de Israel quedarán como las de los exterminados amorreos y jeveos al llegar las tropas de Josué a Canaán. Todo quedará desolado (v.9). Y la razón de ello será el olvido de Dios y el culto idolátrico a las divinidades cananeas y fenicias, como Adonis, que gozaba de especial devoción entre las mujeres. En Biblos se celebraba en la primavera todos los años el rito de la muerte y resurrección de Adonis, símbolo de la resurrección de la naturaleza 7. Los hebreos le llamaban Tammuz. Los jardines frondosos eran símbolo de la feracidad de la naturaleza, resucitada por tal divinidad; de ahí
los jardines de Adonis (v.10) de que habla el profeta, que estarían en boga entonces, bajo el impío Acaz, en Jerusalén por influencia siró-fenicia. Por muy floreciente y feraz que sea el jardín o lugar de culto de Adonis, de nada le servirá ese dios en el día de la prueba:
se desvaneció la cosecha en el día de la angustia (v.11).
Derrota de los invasores (12-14).
Parece un fragmento profético diferente; el invasor puede ser el ejército de Senaquerib, que en el 701 se acercaba a Jerusalén. En ese caso, el oráculo tiene por fin sembrar la confianza en el pueblo asediado,
ya que Yahvé es el que rige los destinos de la historia. Muchos autores consideran estos versos como introducción al c.18. Pero el v.14 parece cerrar bien el oráculo sobre una supuesta invasión no concretada, pero famosa y conocida de los oyentes.
12 ¡Ay! estruendo de muchos pueblos; braman como el bramido del mar; estrépito de naciones, como el estrépito de aguas copiosísimas; 13 y le increpa, y huye lejos, aventado como el tamo de las montañas ante el viento, como el remolino de polvo por el huracán. 14 A la hora de la tarde será el espanto y antes de la mañana habrá desaparecido. Esta será la suerte de los que nos despojan, la suerte de los que nos saquean. La descripción altisonante del profeta sobre una invasión en masa se adapta bien a la situación de la invasión del ejército de Senaquerib, que avanzaba como mar impetuoso,
como bramido del mar, estrépito de naciones (v.12). Pero Dios sale al encuentro,
le increpa, y huye lejos (v.13), como el tamo de las eras que están en las colinas, donde sopla el viento con más fuerza (v.15) 8. Y la destrucción del invasor será súbita,
de la noche a la mañana (v.14). Sabemos que el ejército de Senaquerib tuvo que levantar el cerco de Jerusalén en una noche (
Isa_37:36).
1 El texto hebreo dice literalmente abandonadas las ciudades de Aroer. Como no conocemos localidad en Siria de este nombre, preferimos la traducción del texto griego. 2 El texto griego dice: y el resto de Aram
perecerá, lo que hace quizá mejor sentido, V que se obtiene por un ligero cambio en la palabra hebrea que significa gloria. 3
Valle de Refaím significa valle de los gigantes, y es conocido por otros pasajes bíblicos:
Jos_15:8;
Jos_18:16;
Rut_2:2.15;
2Sa_5:18.22;
2Sa_23:13. Vincent dice que el
valle de Refaím está más al norte, en el lugar llamado
Mamila, pero no distante del Cedrón (Vincent,
Jérusa-lemantique 1912 p.119-124). 4 Cf.
Exo_34:13;
Jue_6:253;
Deu_16:21;
2Re_18:4;
2Cr_14:5;
Eze_6:4. El dios Baal-Jammán pasó al panteón fenicio (véase skinner, o.c., 144). 5 El texto hebreo dice: como abandono de la selva y de la cima, que no da sentido aceptable. En la traducción hemos preferido el texto griego, que habla de los amorreos y heveos, poblaciones anteriores a los hebreos en Canaán. 6 El texto hebreo dice: plantaste huertos encantadores; pero la palabra hebrea
naha-man se ha relacionado con un supuesto título de Adonis, que significaría
agradable, y de ahí la flor
anémona, dedicada a Adonis, según el nombre que aún lleva en árabe. De ahí que muchos autores vean una alusión a los jardines de Adonis, donde se realizaban los cultos idolátricos (cf. CONDAMIN, O.C., 123). 7 Cf. Platón,
Fedón 276. 8 El texto griego dice como el tamo de aventadores.