Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
17. Idolatría de Judá.
Coloquio del profeta y Yahvé. Observancia Sabática.
Este capítulo es muy heterogéneo, pues en él se mezclan observaciones y sentencias del más diverso género, y la prosa y la poesía se suceden caprichosamente. Podemos dividirlo en cuatro secciones:
a) empieza con el anuncio del exilio (1-4);
b) sentencias de tipo sapiencial con numerosos proverbios (5-13);
c) súplica de estilo salmódico (14-18);
d) observancia del sábado (19-27).
Anuncio de la cautividad (1-4).
1 El pecado de Judá está escrito con estilete de hierro, a punta de diamante se ha grabado en la tabla de su corazón y en los cuernos de sus altares, 2 cuando se acuerdan sus hijos, de sus altares, sus aseras junto a los árboles verdes y las elevadas colinas, 3 los montes del llano. Tus riquezas, todos tus tesoros, los daré al pillaje, tus lugares altos, por los pecados cometidos en todo tu territorio. 4Te obligaré a abandonar tu heredad *, que te había dado, y te haré servir a tus enemigos en tierra para ti desconocida, pues habéis encendido el fuego de mi ira, que arderá por siempre. Este fragmento falta en los LXX, aunque en 15:13-14 se reproduce parte de esta perícopa. A pesar de todo, podemos considerarla como auténtica tal como aparece en el TM 2. No se puede precisar la fecha de su composición.
El
pecado de Judá por antonomasia, la idolatría, es tan inveterado y habitual, que a los ojos de Dios aparece como
escrito con estilete de hierro, a punta de diamante, en la tabla de su corazón (v.1). Por eso es difícil de corregir. El corazón de los hebreos era como una superficie metálica en la que había sido grabada la idolatría; de ahí su propensión innata a irse tras de dioses extraños, abandonando a Yahvé, su Dios.
En los cuernos de sus altares (v.1c): los altares siró-fenicios, entre los que se incluían los dedicados a Baal y a Astarté en Canaán, eran rematados por cuatro
cuernos en sus ángulos, que simbolizaban el poder de la divinidad. A esto alude el texto de Jeremías: la presencia de esos
cuernos en sus altares era reflejo del culto idolátrico que practicaban; por eso el
pecado de Judá. estaba grabado en los cuernos de los altares. En la Biblia se habla también de los
cuernos de los altares del templo de Jerusalén y del tabernáculo del desierto, que eran ungidos de la sangre de la víctima 3. Pero aquí parece referirse a los altares idolátricos. Las
aseras (v.2) eran troncos de árboles verticales, plantados junto a los altares idolátricos, que simbolizaban la frondosidad del bosque y representaban a la divinidad de la fecundidad, asociada a Baal. Los
árboles verdes eran también lugares de culto y simbolizaban la fecundidad de la naturaleza4. A su sombra se daban todos los desórdenes morales con ocasión de los cultos paganos. Las
colinas elevadas son los famosos lugares altos o
bamot, en los que abundaban los cultos idolátricos 5.
Por estas transgresiones idolátricas, Yahvé condenará a su pueblo con todas sus
riquezas al pillaje (v.2b). Y después el cautiverio, teniendo que abandonar la
heredad que Yahvé le había dado, es decir, la tierra de Canaán 6, y todo como consecuencia de la manifestación justiciera de Yahvé, cuya
ira arderá para siempre (v.4c). La expresión es hiperbólica y designa la magnitud de la ira divina, que se manifiesta en toda su fuerza al castigar a su pueblo.
Confianza exclusiva en Yahvé (5-8).
5 Así dice Yahvé: Maldito el hombre que en el hombre pone su confianza, y de la carne hace su apoyo 7, y aleja de Yahvé su corazón. 6 Será como desnudo arbusto en la estepa, que, aunque le venga algún bien, no lo siente, y vive en las arideces del desierto, en tierra salitrosa e inhabitable. 7 Bienaventurado el varón que confía en Yahvé y en El pone su confianza. 8 Será como árbol plantado a la vera de las aguas, que echa sus raíces hacia la corriente y no teme la venida del calor, conserva su follaje verde, en año de sequía no se inquieta y no deja de dar fruto. Este fragmento, de carácter sapiencial, incrustado en un contexto inadecuado por algún redactor posterior, interrumpe la ilación lógica del capítulo y parece no encajar en el estilo de Jeremías, que se preocupa más de lo concreto que de la exposición de ideas de tipo general. De todos modos, algunas veces Jeremías expresa incidentalmente principios teóricos sin conexión con determinadas circunstancias 8.
Aquí la expresión
maldito el hombre que en el hombre pone su confianza (v.5) puede ser una alusión de Jeremías a la obsesión de sus compatriotas en buscar alianzas de pueblos extranjeros, asirios o egipcios 9. Quizá lanzara su apostrofe al rey Joaquim, que seguía una política demasiado humana.
Carne aquí es equivalente a
debilidad e impotencia 10. El que
aleja su corazón de Yahvé es como arbusto
en la estepa, que crece raquíticamente. El profeta parece pensar en los arbustos escuálidos que crecen en la zona esteparia a orillas del mar Muerto, en su parte sur, llenas de emanaciones salitrosas. Al contrario, el que
confia en Yahvé será el
árbol que crece exuberante junto a las corrientes de las
aguas, y a medida que se acerca la época estival extiende sus raíces
hacia la corriente (v.8). El justo que confía en Yahvé en los momentos críticos se afinca en sus creencias y esperanzas religiosas, y así desafía
la venida del calor, es decir, las persecuciones y angustias consecuentes.
Sentencias sapienciales (9-13).
9 Tortuoso es el corazón sobre todo y perverso. ¿Quién puede conocerle? 10 Yo, Yahvé, que penetro los corazones y pruebo los ríñones, para retribuir a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras. Perdiz que empolla huevos que no ha puesto es el que injustamente allega riquezas; a la mitad de sus días tendrá que dejarlas, y en sus postrimerías será un necio. 12 Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario. 13 Yahvé es la esperanza de Israel; todos los que te abandonan serán confundidos. Los que te dejan en el país se cubrirán de vergüenza , porque dejaron la fuente de aguas vivas, a Yahvé. Son estas sentencias de tipo sapiencial, sin conexión entre sí. En los v.8-10 se trata de la admirable penetración de la sabiduría divina, que penetra los
corazones y los ríñones (v.10). Según la mentalidad hebrea del A.T., los
ríñones eran considerados como el asiento de las inclinaciones y aun de los movimientos intelectivos 12. Yahvé conoce los
caminos o conducta de cada uno (v.10), a pesar de que el corazón del hombre es
tortuoso y perverso (v.9).
El contenido del v.11 no tiene ligazón con lo anterior. Es un proverbio sapiencial. Según la creencia popular, la
perdiz robaba los huevos de los otros pájaros para incubarlos, y los polluelos, una vez crecidos, abandonaban a su supuesta madre; ésta, pues, no sacaba provecho de su trabajo. Del mismo modo, el que
injustamente allega riquezas (v.11a) no podrá disfrutar de ellas, ya que, castigado por Dios,
a la mitad de sus días tendrá que dejarlas (v.1 1b). Por eso, al fin (en sus
postrimerías)
aparecerá como un
necio, que no ha sabido conducirse en la vida conforme al temor de Dios 13.
Los v.12-13 son un nuevo fragmento desconectado del anterior. Se celebra la gloria de Sión como trono de Yahvé. Aunque el profeta había combatido la idea de que la presencia del templo tenía un poder talismánico para apartar la desventura de su pueblo, sin embargo, seguía creyendo profundamente que el templo era el centro de la vida religiosa de su pueblo. Allí estaba su
trono de gloria (v.12), y esto
desde el principio, es decir, desde que Yahvé escogió la colina de Sión como centro de la teocracia davídica 14. Yahvé es la razón de ser de toda la vida nacional,
la esperanza de Israel (v.13), pues lo ha protegido a través de su historia y le ha hecho unas promesas mesiánicas redentoras. De ahí la estulticia de quienes le abandonan, siendo como es la
fuente de aguas vivas (v.13). En 2:23 se contrapone a Yahvé,
fuente de aguas vivas. que siempre está manando, y los ídolos, que no son sino cisternas rotas, que no pueden retener el agua.
Súplica de protección (14-18).
14 Sáname, ¡oh Yahvé! y seré sanado; sálvame, y seré salvo, pues tú eres mi gloria15. 15He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Yahvé? ¡Que se cumpla! 16 Pero yo no he ido tras ti a incitarte al mal16, ni he deseado el día de la calamidad; tú lo sabes. Lo que ha salido de mis labios, ante tu presencia está. 17No me hagas temblar. Tú eres mi refugio en el día de la desventura. 18Sean confundidos mis perseguidores, no yo. Sean ellos los que tiemblen, no yo. Haz venir sobre ellos el día de la desgracia, quebrántalos con doble quebranto. De nuevo aparece la tragedia íntima del profeta. Ha anunciado castigos inmediatos a sus contemporáneos pecadores, y no llegan; de ahí la burla de todos al ver que no se cumplen sus predicciones. Quizá la fecha de composición más verosímil de este fragmento sea en los primeros años del rey Joaquim, hacia el 607, cuando los babilonios estaban aún lejos y se gozaba de relativa tranquilidad confiando en los aliados egipcios.
La frase
sáname. tiene un sentido moral: el profeta desea verse libre de aquel estado angustioso de conciencia al no ser comprendido de sus compatriotas, que siguen alejados de Yahvé, que los va a castigar17. En realidad, Yahvé es su
gloria (v.14), es decir, el objeto de su único orgullo personal, pues a El ha dedicado desinteresadamente su vida. Pero, con todo, no puede evitar pedir que le libre de las burlas de los que dicen:
¿Donde está la palabra de Yahvé? ¡Que se cumpla! (v.15). La frase tiene un sentido irónico, pues le echan en cara al profeta que sus lúgubres predicciones no se cumplen 18. Y Jeremías confiesa que él no tiene interés en lanzar profecías conminatorias, sino que es Yahvé el que le empuja a hablar así a sus conciudadanos. Personalmente no desea la suerte que anuncia a éstos:
Pero yo no he ido tras de ti a incitarte al mal, ni he deseado el día de la calamidad (v.16a). Jeremías era de sentimientos muy afectuosos y amaba profundamente a su pueblo; por eso le dolía íntimamente anunciar el
día de la calamidad o del castigo divino 19. Reiteradamente había suplicado que Yahvé contuviera su ira 20. Yahvé era testigo de que de sus
labios no salió nada en contra de su pueblo ni que ha hecho mal alguno.
Supuesto esto, suplica a Yahvé que no le abandone a sus enemigos, ya que es su
refugio en el día de la desventura (v.17), en el día de la manifestación de la justicia divina, esperando salvarse de la catástrofe. Por honor de su Dios quiere que
sean confundidos sus perseguidores (v.15a), para que se convenzan de que están engañados. Por eso desea que Yahvé envíe sobre ellos
el día de la desgracia, del castigo divino.
La santificación del sábado (19-27).
19 Así me dijo Yahvé: Ve a ponerte junto a la puerta de los Hijos del pueblo, por la que entran y salen los reyes de Judá, y ante todas las puertas de Jerusalén, 20 y diles: Oíd la palabra de Yahvé vosotros, reyes de Judá, y todo Judá, y todos los habitantes de Jerusalén que entráis por estas puertas. 21 Así dice Yahvé: Guardaos, por vuestra vida, de llevar cargas en día de sábado y de introducirlas por las puertas de Jerusalén. 22 No saquéis tampoco cargas de vuestras casas en día de sábado ni hagáis labor alguna, mas santificad el día del sábado, como se lo mandé a vuestros padres. 23 Ellos, sin embargo, no me oyeron, no me dieron oídos, sino que endurecieron su cerviz, sin obedecerme y sin corregirse. 24 Si en verdad me escucháis vosotros, oráculo de Yahvé, y dejáis de introducir cargas por las puertas de esta ciudad en día de sábado, y santificáis el día del sábado, no haciendo en él labor alguna, 25 entrarán por las puertas de esta ciudad los reyes (y príncipes) que se sientan sobre el trono de David, montados en sus carros y caballos, ellos, sus príncipes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, y esta ciudad estará siempre habitada. 26 Y de las ciudades de Judá y de los contornos de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, del llano, de la montaña y del mediodía, vendrán con holocaustos, víctimas, oblaciones, incienso, y traerán ofrendas de acción de gracias a la casa de Yahvé. 27 Pero, si no me escucháis en lo de santificar el sábado y en lo de no llevar cargas e introducirlas por las puertas de Jerusalén en día de sábado, entonces encenderé yo en sus puertas fuego, que devorará los palacios de Jerusalén y no se apagará Jeremías apoyaba la reforma de Josías, y entre las observancias de la Ley más estrictas estaba la del descanso sabático. Es el único fragmento de Jeremías en el que se habla de la observancia del sábado. Por eso, muchos autores sostienen que es posterior al profeta, y creen que fue compuesto en tiempos de Nehemías 21. Pero, aunque es verdad que los profetas no urgían mucho el cumplimiento de los preceptos culturales, porque esto era misión de los sacerdotes, no obstante, no olvidemos que Jeremías era de la clase sacerdotal y que la ley del descanso sabático era la más antigua prescripción de la Ley mosaica, pues aparece ya en el Decálogo 22. En el estado actual de los conocimientos orientalistas, la institución hebraica del sábado no tiene paralelo en las instituciones de otros pueblos antiguos. Cierto que existe el nombre babilónico
shabattu para indicar el día de
luna llena; pero en la Biblia jamás el sábado está relacionado con la luna llena. El culto lunar está expresamente condenado por Jeremías, siguiendo al Deuteronomio 23.
La ley sobre el descanso sabático era la ley fundamental de la alianza 24, y su observancia era la mejor muestra de
fidelidad a Yahvé, como la circuncisión era el signo de
pertenencia a Yahvé. Por eso no tiene nada de particular que Jeremías insistiera en la observancia de una ley tan fundamental en la Ley descubierta bajo Josías (721), que fue la base de la reforma emprendida por este rey, eficazmente secundada por el profeta de Anatot.
Dios manda a Jeremías que se aposte junto a la
puerta de los Hijos del pueblo (v.iq). Nos es desconocida una puerta de Jerusalén con tal nombre. Se ha querido identificarla con una puerta del palacio real que diera a la explanada del templo, por la que pasarían los
reyes de Judá y el
pueblo cuando iban al palacio. En todo caso, parece que era una puerta muy frecuentada por el pueblo; por eso Jeremías debe colocarse allí para comunicar a las gentes, en nombre de Yahvé, un mensaje importante sobre la observancia del sábado. El profeta les urge la observancia del sábado por su
vida (del pueblo); e.d., esto les afecta en tal forma, que la profanación del sábado puede traer como consecuencia un peligro de muerte para ellos. Se ve que había prevalecido la costumbre de aprovechar el día del sábado para traer
cargas (v.21) para aprovechar el día 25. En la Ley se prohibían los trabajos del campo, el comercio, la recogida de leña, el encender el fuego para cocer la comida 26. El llevar cargas podía incluirse en los trabajos del campo. Los antepasados de los contemporáneos de Jeremías no habían cumplido estos preceptos (v.23). Con ello se muestra la paciencia de Yahvé para con su pueblo. Sin embargo, ahora deben cambiar de conducta si quieren continuar como pueblo con su monarquía:
entrarán por la puerta de esta ciudad los reyes (v.25). La continuidad de la dinastía davídica, con sus
carros y caballos, está vinculada al cumplimiento de los preceptos de la alianza, cuyo símbolo era la observancia del sábado 27.
Y también de esto dependerá la continuación del culto esplendoroso en la
casa de Yahvé (v.26). De todas las partes del país afluirán a Jerusalén con sus
holocaustos (sacrificios cruentos en los que se quemaba toda la víctima),
víctimas (sacrificios cruentos en los que se quemaba sólo una parte de la víctima),
ofrendas de acción de gracias (o de alabanza en hebreo, sacrificio de una víctima, de la que se quemaba parte, y se la acompañaba de la ofrenda de flor de harina) 28; y vendrán de la
tierra de Benjamín, tribu en la que se incluía Jerusalén;
del llano, e.d., la parte costera, ocupada antes por los filisteos 29;
de la montaña, la parte montañosa de Judá, y
del mediodía o Negueb, la región colindante con el desierto de la península del Sinaí (v.26).
La infracción del descanso sabático, como signo de infidelidad hacia la alianza, traerá como consecuencia la ruina de Judá:
encenderé fuego en sus puertas, que devorará los palacios de Jerusalén (v.27). Todo el esplendor de la monarquía davídica, con sus
palacios, desaparecerá en virtud del castigo divino por las infidelidades de Judá 30.
1
Bible de Jérusalem: deberás despegarte de tu heredad. 2 Se encuentra en Teod., Sim., Aquila, Orígenes (Exapla), Targ., Sir. y Lat. 3 Cf.
Lev_8:15;
Lev_16:18 4 Cf.
Jer_2:20;
Jer_3:6. 5 Cf.
Jer_2:20;
Jer_19:5. 6 Cf. Dt'
Jer_32:22. 7 Cf.
Jer_2:173;
ii,20; 5:26. 8 Cf.
Jer_2:17. 9 Lit. de su carne hace su
brazo, símbolo de la fuerza. 10 Cf. Is31,3. 11 Lit. el TM dice: quienes se apartan de ti, en la tierra serán escritos; lo que es de difícil interpretación. Por eso hemos escogido la versión de los LXX, siguiendo a Condamin, Ricciotti y a la
Bible de Jérusalem. 12 Cf.
Sal_15:7;
Sal_25:2;
Jer_11:20;
Jer_20:12. 13 Cf. el rico insensato de
Lev_12:20. 14 Cf.
Jer_3:17;
Jer_14:21;
Eze_20:40;
2Cr_3:1-3;
2Sa_24:16. 15 Lit. el heb.: mi alabanza. Hemos adoptado aquí la versión de los LXX. 16 El texto es muy oscuro. Los LXX traen una versión que se acerca a la nuestra. La
Bible de Jérusalem: pero yo no he empujado hacia lo peor. Dennefeld: Yo no he insistido. ante ti a causa del mal. 17 Cf.
Isa_19:22;
Isa_57:19;
Sal_6:3;
Sal_30:3, 18 Cf. Iss,18s;
Sal_28:14;
Ez 12:21. 19 Cf.
Jer_4:19;
Jer_4:17;
Jer_11:7. 20
Jer_7:16;
Jer_11:14;
Jer_11:14·· 21 Cf. Neh 13.1555 22 Cf.
Exo_20:83;
Exo_16:25;
Exo_29:20. 23 Cf.
Deu_4:19;
Deu_17:3;
Deu_5:12s
. Existe en la época sumeria una distribución del mes en
siete días, conforme a las fases de la luna, y así se consideraban como días de sacrificios el día
primero de mes (luna nueva), el
séptimo (cuarto creciente), el
decimocuarto (shabattu: luna llena), el 21 y el 28 (cuarto último). Pero estos días no eran días de descanso, sino que eran considerados más bien como días infaustos, en los que había que aplacar a las divinidades con sacrificios expiatorios. North cree encontrar analogías entre estas prácticas del
shapattum babilonio-sumerio y el
sábado hebraico, relacionándolo con la luna llena. Véase su artículo
The derivation of Sabbathon: Bi (1955) p.182-201. Cf. También Vittonato,
u libro de Geremia p.258 (Torino 1955). 24 Cf.
Exo_20:8;
Exo_31:15;
Exo_35:2;
Lev_23:3;
Lev_25:2;
Deu_5:12. 25 Cf.
Neh_13:15. 26 Cf.
Exo_34:21;
Amó_8:5;
Isa_58:13;
Neh_10:31;
Num_15:32;
Exo_35:3. 27 Cf.
Jer_22:4. Los israelitas se sentían orgullosos del atuendo externo de carros y caballos de sus reyes. Cf.
2Sa_15:1;
1Re_1:5. 28 Cf.
Lev_7:12;
Lev_22:29. 29 En la Biblia se llama
sefela o
llano la parte intermedia entre las montañas de Judá y la zona costera. 30 Para el símil del fuego cf.
Jer_7:20;
Jer_17:4;
Ose_8:14;
Amo_1:14;
Amo_5:6. En
Eze_20:12;
Eze_22:26, la profanación del sábado es considerada como causa de la ruina de Israel.