Genesis 32, 1-9

Jacob también continuó su camino, y los ángeles de Dios salieron a su encuentro. Al verlos Jacob, dijo: Éste es un campamento de Dios; y le puso al lugar el nombre de Majanaim. Jacob envió mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, a la tierra de Seir, al campo de Edom, y les ordenó, diciéndoles: Así dirán a mi señor Esaú: “Así dice tu siervo Jacob: ‘Estaba residiendo con Labán y allí había permanecido hasta ahora. ‘Poseo bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas, y he enviado a dar aviso a mi señor, para encontrar favor ante tus ojos’”. Y al regresar los mensajeros a Jacob, le dijeron: Hemos ido ante tu hermano Esaú y he aquí, él también viene a tu encuentro, y con él cuatrocientos hombres. Entonces Jacob tuvo miedo y se angustió mucho. Luego dividió en dos campamentos a la gente que estaba con él, las ovejas, los bueyes y los camellos. Luego dijo Jacob: Si mi hermano Esaú viene contra un campamento y lo devasta, el campamento que sobreviva podrá escapar. Enseguida Jacob oró, diciendo: Oh Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre Isaac, Yahweh, que me dijiste: “Vuelve a la tierra de tus padres, a tus parientes, y yo te prosperaré”,
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