Ezequiel  10, 9-13

Y vi cuatro ruedas al lado de los querubines, una rueda al lado de cada querubín, y la apariencia de las ruedas era como la apariencia de una piedra de crisólito. Las cuatro tenían la misma forma y la misma semejanza: como una rueda dentro de otra rueda. Cuando se desplazaban, se desplazaban hacia sus cuatro lados y no se regresaban, sino hacia donde iba la primera; iban tras ella y no se regresaban. Todo el cuerpo, los lomos, las manos y las alas de las ruedas estaban llenos de ojos alrededor, a sus lados. Entonces llamó a las ruedas, diciendo: Ruedas, vengan ante mí.
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