Hechos 24, 1-9

Y cinco días después, el sumo sacerdote Ananías, juntamente con los ancianos y con un abogado llamado Tértulo, bajaron e informaron al gobernador respecto a Pablo, y al ser llamado, Tértulo empezó a acusarlo, diciendo: Gracias a ti vivimos con gran tranquilidad y muchas cosas buenas han sido hechas en esta nación a tu cargo. Todos nosotros recibimos tu favor en cualquier lugar, oh excelentísimo Félix, pero para no cansarte con tantas cosas, te pido que escuches brevemente nuestra humilde queja, porque hemos encontrado a este hombre que es un corruptor y fomenta la insubordinación entre todos los judíos que están en toda la tierra, porque él es el líder de la secta de los nazarenos, y ha pretendido profanar nuestro templo, y después de que lo prendimos, quisimos juzgarlo de acuerdo a lo establecido en nuestra ley, pero intervino el capitán Lisias, y arrebatándolo con gran violencia de nuestras manos, lo envió a ti, ordenando a sus acusadores que vinieran ante ti. Al interrogarlo, tú podrás informarte de él respecto a todas las cosas de las que lo acusamos. Entonces los judíos también gritaron contra él en alta voz diciendo que estas cosas eran así.
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