II Samuel  17 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 29 versitos |
1
Jusay trastoca los planes de Ajitófel.
Ajitófel dijo a Absalón: «Voy a elegir doce mil hombres y me lanzaré en persecución de David esta misma noche.
2 Caeré sobre él cuando esté fatigado y falto de fuerzas, le llenaré de espanto y huirá toda la gente que está con él; heriré al rey solamente
3 y haré que vuelva a ti todo el pueblo, como la novia viene a su esposo. Tú sólo buscas la muerte de un hombre, y todo el pueblo quedará en paz.»
4 Pareció bueno el consejo a Absalón y a todos los ancianos de Israel.
5 Pero Absalón dijo: «Llamad también a Jusay, el arquita, y oigámosle también a él.»
6 Llegó Jusay donde Absalón y éste le dijo: «Ajitófel nos ha dicho esto. ¿Debemos hacer lo que dice? Si no, habla tú.»
7 Jusay dijo a Absalón: «Por esta vez, no es bueno el consejo de Ajitófel.»
8 Añadió Jusay: «Tú ya sabes que tu padre y sus hombres son gente valerosa y están exasperados como una osa salvaje a la que han quitado sus oseznos. Tu padre es hombre de guerra y no permitirá que el pueblo descanse durante la noche.
9 Ahora estará escondido en alguna caverna o en algún lugar. Si caen al principio algunos de los nuestros se correrá el rumor y se dirá: Ha habido un desastre en la tropa que sigue a Absalón.
10 Y sucederá que incluso los más valientes, cuyo corazón es como corazón de león, perderán el ánimo, porque todo Israel sabe que tu padre es esforzado y que son valerosos los que están con él.
11 Por eso te aconsejo que reúnas en torno a ti a todo Israel, desde Dan hasta Berseba, como la arena de la orilla del mar, y tú marcharás en persona al combate.
12 Nos acercaremos a él en cualquier lugar en que se encuentre, caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra y no dejaremos con vida ni a él ni a uno solo de los hombres que lo acompañan.
13 Si se recoge a una ciudad, todo Israel hará llevar cuerdas y la arrastraremos hasta el torrente, de modo que no se pueda hallar en ella ni un pedrusco.»
14 Absalón y todos los hombres de Israel dijeron: «El consejo de Jusay, el arquita, es mejor que el consejo de Ajitófel.» Es que Yahvé había decidido frustrar el consejo de Ajitófel —que era bueno— para traer Yahvé la ruina sobre Absalón.
15 Después Jusay dijo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: «Esto ha aconsejado Ajitófel a Absalón y a los ancianos de Israel; y esto y esto he aconsejado yo.
16 Ahora mandad rápidamente a avisar a David: “No hagas noche en las estepas del desierto. Pasa sin tardanza al otro lado, no vaya a ser devorado el rey y todo el pueblo que lo acompaña.”»
17
David, avisado, pasa el Jordán.
Jonatán y Ajimás estaban apostados en la fuente de Roguel. Una criada vendría a avisarles y ellos irían a comunicárselo al rey David, porque no podían dejarse ver al entrar en la ciudad.
18 Pero los vio un muchacho y avisó a Absalón. Entonces los dos partieron a toda prisa y entraron en casa de un hombre de Bajurín. Tenía éste un pozo en el patio y los bajaron a él.
19 La mujer tomó una manta, la extendió sobre la boca del pozo y puso encima grano trillado, de modo que no se notaba nada.
20 Llegó la gente de Absalón a la casa, donde la mujer, y dijeron: «¿Dónde están Ajimás y Jonatán?» La mujer respondió: «Han pasado cerca del agua.» Buscaron, pero no hallaron nada y se volvieron a Jerusalén.
21 Después que se fueron, subieron ellos del pozo y fueron a avisar al rey David diciéndole: «Levantaos y pasad aprisa el agua, porque este consejo les ha dado Ajitófel contra vosotros.»
22 Se levantó David y todo el pueblo que estaba con él y pasaron el Jordán; al romper la luz de la mañana no quedaba nadie sin pasar el Jordán.
23 Cuando vio Ajitófel que no habían seguido su consejo, aparejó el asno y se dirigió a su casa en su ciudad; ordenó su casa, y luego se dio muerte ahorcándose. Lo sepultaron en la tumba de su padre.
24
Absalón atraviesa el Jordán.
David en Majanáin.
Llegaba David a Majanáin cuando atravesaba Absalón el Jordán con todos los hombres de Israel.
25 Absalón había puesto a Amasá al frente del ejército, en lugar de Joab. Amasá era hijo de un hombre llamado Yéter el ismaelita, que se había unido con Abigail, hija de Najás, hermana de Sarvia, madre de Joab.
26 Israel y Absalón acamparon en tierra de Galaad.
27 Cuando David llegó a Majanáin, Sobí, hijo de Najás, de Rabá de los amonitas, y Maquir, hijo de Amiel, de Lo Debar, y Barzilay de Galaad de Roguelín,
28 llevaron lechos, esteras, copas y vasos de barro, así como trigo, cebada, harina, grano tostado, lentejas, habas,
29 miel, cuajada, ovejas y quesos de vaca, y lo ofrecieron a David y a la gente que estaba con él, para que comiesen, pues se habían dicho: «La gente habrá pasado hambre, fatigas y sed en el desierto.»

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Introducción a II Samuel 

Los libros de Samuel formaban una sola obra en la Biblia hebrea. La división en dos libros se remonta a la traducción griega que ha unido asimismo Samuel y Reyes bajo un mismo título: los cuatro libros de los Reinos; la Vulgata los llama los cuatro libros de los Reyes. El Samuel hebreo corresponde a los dos primeros. Este título proviene de la tradición que atribuía al profeta Samuel la composición de este escrito.

El texto es uno de los peor conservados del AT. La traducción griega de los Setenta da un texto bastante diferente, que se remonta a un prototipo del que las cuevas de Qumrán han proporcionado importantes fragmentos. Existían, pues, varias recensiones hebraicas de los libros de Samuel.

Se distinguen en él cinco partes:
a) Samuel, 1 S 1-7;
b) Samuel y Saúl, 1 S 8-15;
c) Saúl y David, 1 S 16 a 2 S 1;
d) David, 2 S 2-20;
e) suplementos, 2 S 21-24.

La obra combina o yuxtapone diversas fuentes y tradiciones sobre los comienzos del período monárquico. Hay una historia del arca y de su cautiverio entre los filisteos, 1 S 4-6, en la que no aparece Samuel y que proseguirá en 2 S 6. Está enmarcada por un relato de la infancia de Samuel, 1 S 1-3, y por otro relato que presenta a Samuel como el último de los Jueces y anticipa la liberación del yugo filisteo, 7. Samuel desempeña un papel esencial en la historia de la institución de la realeza, 1 S 8-12, donde se han distinguido desde hace tiempo dos grupos de tradiciones: 9; 1Sa_10:1-16 ; 11, por una parte, y 8; 1Sa_10:17-24 ; 12, por otra. Al primer grupo se le ha denominado versión monárquica del acontecimiento, y al segundo, versión antimonárquica; esta última sería posterior. En realidad ambas tradiciones son antiguas y solamente representan tendencias diferentes; además, la segunda corriente no es tan antimonárquica como se afirma, sino que solamente se opone a una realeza que no respetaría los derechos de Dios. Las guerras de Saúl contra los filisteos son narradas en 13-14, con una primera versión del rechazo de Saúl, 1Sa_13:7 a; una segunda versión de este rechazo se da en 15, en conexión con una guerra contra los amalecitas. Este rechazo prepara la unción de David por Samuel, 1Sa_16:1-13 . Sobre los comienzos de David y sus desavenencias con Saúl, se han recogido tradiciones paralelas y, al parecer, de igual antigüedad en 1Sa 16:14 - 2 S 1, donde los duplicados son frecuentes. El final de esta historia se encuentra en 2 S 2-5: el reinado de David en Hebrón, la guerra filistea y la toma de Jerusalén aseguran la confirmación de David como rey sobre todo Israel, 2Sa_5:12 . El cap. 6 prosigue la historia del arca; la profecía de Natán, 7, es antigua, pero ha sido retocada; el cap. 8 es un resumen redaccional. En 2 S 9 se inicia una larga narración que no concluirá hasta el comienzo de Reyes, 1R 1-2. Es la historia de la familia de David y de las luchas en torno a la sucesión al trono, escrita por un testigo ocular, en la primera mitad del reinado de Salomón. Queda interrumpida por 2 S 21-24, que agrupa trozos de origen diverso sobre el reinado de David.

Es posible que desde los primeros siglos de la monarquía hayan tomado cuerpo, además de la gran historia de 2 S 9-20, otras agrupaciones literarias: un primer ciclo de Samuel, dos historias de Saúl y David. Es posible, asimismo, que estos conjuntos hayan sido combinados en torno al año 700, pero los libros no recibieron su forma definitiva hasta que fueron incorporados a la gran historia deuteronomista. Sin embargo, la influencia del Deuteronomio resulta aquí menos visible que en Jueces y Reyes. Se la descubre particularmente en los primeros capítulos de la obra, especialmente en 1Sa_2:22-36 ; 7 y 12, quizá en una modificación de la profecía de Natán, 2 S 7; pero el relato de 2 S 9-20 se ha conservado casi sin retoque.

Los libros de Samuel abarcan el período que va de los orígenes de la monarquía israelita al final del reinado de David. La expansión de los filisteos (la batalla de Afec, 1 S 4, se sitúa hacia el 1050) ponía en peligro la existencia misma de Israel e impuso la monarquía. Saúl, hacia el 1030, es, en un principio, como un continuador de los Jueces, pero su reconocimiento por todas las tribus le confiere una autoridad universal y permanente: ha nacido la realeza. Comienza la guerra de liberación y los filisteos son arrojados hasta su territorio, 1 S 14; los encuentros ulteriores tienen lugar en los confines del territorio israelita, 1 S 17 (valle del Terebinto), 28 y 31 (Gelboé). Este último combate acaba en desastre y en él muere Saúl, hacia el 1010. La unidad nacional se ve de nuevo comprometida, David es consagrado rey en Hebrón por los de Judá, y las tribus del Norte le oponen a Isbaal, descendiente de Saúl, refugiado en Transjordania. Sin embargo, el asesinato de Isbaal hace posible la unión, y David es reconocido rey por Israel.

El segundo libro de Samuel no da más que un resumen de los resultados políticos del reinado de David: fueron, sin embargo, considerables. Los filisteos fueron definitivamente rechazados, la unificación del territorio concluye con la absorción de los enclaves cananeos, y en primer lugar Jerusalén, que se convirtió en la capital política y religiosa del reino. Fue sometida Transjordania, y David extendió su dominio sobre los arameos de Siria meridional. Con todo, cuando murió David, hacia el 970, la unidad nacional no estaba verdaderamente consolidada; David era rey de Israel y de Judá y estas dos fracciones se oponían a menudo: la rebelión de Absalón fue sostenida por las gentes del Norte, el benjaminita Seba quiso sublevar al pueblo al grito de «A tus tiendas, Israel». Se presiente ya el cisma.

Estos libros traen un mensaje religioso; exponen las condiciones y las dificultades de un reino de Dios sobre la tierra. El ideal sólo se ha conseguido bajo David; este logro ha sido precedido por el fracaso de Saúl y será seguido por todas las infidelidades de la monarquía, que atraerán la condenación de Dios y provocarán la ruina de la nación. A partir de la profecía de Natán, la esperanza mesiánica se ha alimentado de las promesas hechas a la casa de David. El NT se refiere a ellas tres veces, Hch_2:30 , 2Co_6:18 , Heb_1:5 . Jesús es descendiente de David, y el nombre de hijo de David que le da el pueblo es el reconocimiento de sus títulos mesiánicos. Los Padres han establecido un paralelo entre la vida de David y la de Jesús, el Cristo, el Ungido, elegido para salvación de todos, rey del pueblo espiritual de Dios y, sin embargo, perseguido por los suyos.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Samuel  17,3
NOTAS

17:3 Ajitófel se siente seguro de ganar al pueblo para Absalón. Una vez muerto David, todos los que le seguían no dejarán de reconocer a Absalón como rey.


II Samuel  17,11
NOTAS

17:11 Lo que se le propone hacer requiere su tiempo. David, que espera, 2Sa_15:28, podrá ponerse a salvo.

II Samuel  17,14
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_15:31

II Samuel  17,16
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_15:27-28

II Samuel  17,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_15:27; 1Re_1:9

II Samuel  17,18
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jos_2:4 s; Jos_2:15 s

II Samuel  17,20
NOTAS

17:20 La indicación es irónica, pues los enviados de Absalón ignoran que hay un pozo en el patio.

II Samuel  17,23
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_15:31

NOTAS

17:23 Unico caso de suicidio mencionado en el AT, fuera de los casos en que un guerrero se da la muerte para escapar al enemigo, Jue_9:54; 1Sa_31:4 s; 1Re_16:18; 2Ma_14:41 s, y el caso particularísimo de Sansón, Jue_16:28 s. Ajitófel tiene un extraño parecido con Judas, el traidor.

II Samuel  17,25
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_19:14 [2Sa_19:13]; 2Sa_20:4-13

NOTAS

17:25 Amasá es, pues, primo de Joab, pero la genealogía no es muy clara y el griego la ha transmitido de otro modo.

II Samuel  17,27
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_10:2

[2] 2Sa_9:4

[3] 2Sa_19:32 [2Sa_19:31]

II Samuel  17,29
NOTAS

17:29 El hebr. repite «grano tostado» al final de 2Sa_17:28. Algunas palabras de la lista de alimentos de 2Sa_17:29 son de traducción dudosa.