Judith 13 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 20 versitos |
1 Cuando se hizo tarde, sus oficiales se apresuraron a retirarse. Bagoas cerró la tienda por el exterior, después de haber apartado de la presencia de su señor a los que todavía quedaban; y todos se fueron a dormir, aturdidos por el exceso de bebida.
2 Sólo quedaron en la tienda Judit y Holofernes, desplomado sobre su lecho y rezumando vino.
3 Judit había mandado a su sierva que se quedara fuera de su dormitorio y esperase a que saliera, como los demás días. Porque, en efecto, ella había dicho que saldría para hacer su oración, y en este mismo sentido había hablado a Bagoas.
4 Todos se habían retirado; nadie, ni grande ni pequeño, quedó en la alcoba. Judit, puesta de pie junto al lecho, dijo para sus adentros:
«¡Oh Señor, Dios de toda fuerza!
Atiende, en esta hora,
a la empresa de mis manos
para exaltación de Jerusalén.
5 Ha llegado el momento
de esforzarse por tu heredad
y hacer que mis decisiones
sean la ruina de los enemigos
que se alzan contra nosotros.»
6 Avanzó, después, hasta la columna del lecho que estaba junto a la cabeza de Holofernes, tomó de allí su cimitarra,
7 se acercó al lecho, agarró la cabeza de Holofernes por los cabellos y dijo: «¡Dame fortaleza, Dios de Israel, en este momento!»
8 Y, con todas sus fuerzas, descargó dos golpes sobre el cuello y le cortó la cabeza.
9 Después hizo rodar el tronco fuera del lecho, arrancó las colgaduras de las columnas y, saliendo, entregó la cabeza de Holofernes a su sierva,
10 que la metió en la alforja de las provisiones. Luego salieron las dos juntas a hacer la oración, como de ordinario, atravesaron el campamento, contornearon el barranco, subieron por el monte de Betulia y se presentaron ante las puertas de la ciudad.
11
Judit lleva a Betulia la cabeza de Holofernes.
Judit gritó desde lejos a los centinelas de las puertas: «¡Abrid, abrid la puerta! El Señor, nuestro Dios, está con nosotros para hacer todavía hazañas en Israel y mostrar su poder contra nuestros enemigos, como lo ha hecho hoy mismo.»
12 Al oír su voz, los hombres de la ciudad bajaron rápidamente a la puerta y llamaron a los ancianos.
13 Acudieron todos corriendo, desde el más grande al más chico, porque no tenían esperanza de que ella volviera. Abrieron, pues, la puerta, las recibieron y, encendiendo una hoguera para que se pudiera ver, hicieron corro en torno a ellas.
14 Judit les dijo a voz en grito: «¡Alabad a Dios, alabadle! Alabad a Dios, que no ha apartado su misericordia de la casa de Israel, sino que esta noche ha destrozado a nuestros enemigos por mi mano.»
15 Y sacando de la alforja la cabeza, se la mostró, diciéndoles: «Mirad la cabeza de Holofernes, jefe supremo del ejército asirio, y mirad las colgaduras bajo las cuales se acostaba en sus borracheras. ¡El Señor le ha herido por mano de mujer!
16 ¡Vive el Señor!, que me ha guardado en el camino que emprendí, que Holofernes fue seducido, para perdición suya, por mi rostro, pero no ha cometido conmigo ningún pecado que me manche o me deshonre.»
17 Todo el pueblo quedó lleno de estupor y, postrándose, adoraron a Dios y dijeron a una: «¡Bendito seas, Dios nuestro, que has aniquilado el día de hoy a los enemigos de tu pueblo!»
18 Ozías dijo a Judit:
«¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo
más que todas las mujeres de la tierra!
Y bendito sea Dios, el Señor,
Creador del cielo y de la tierra,
que te ha guiado para cortar la cabeza
del jefe de nuestros enemigos.
19 Jamás tu confianza
faltará en el corazón de los hombres,
que recordarán la fuerza
de Dios eternamente.
20 Que Dios te conceda,
para exaltación perpetua,
ser favorecida con todos los bienes,
porque no vacilaste en exponer tu vida
a causa de la humillación de nuestra raza.
Detuviste nuestra ruina
procediendo rectamente ante nuestro Dios.»
Todo el pueblo respondió: «¡Amén, amén!»

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Introducción a Judith

El libro de Judit es la historia de una victoria del pueblo elegido contra sus enemigos, merced a la intervención de una mujer. La pequeña nación judía se enfrenta con el imponente ejército de Holofernes, que quiere someter el mundo al rey Nabucodonosor y destruir todo culto que no sea el de Nabucodonosor endiosado. Los judíos son sitiados en Betulia. Privados de agua, están a punto de rendirse. Aparece entonces Judit, viuda joven, hermosa, prudente, piadosa y decidida que triunfará sobre la apatía de sus compatriotas y luego sobre el ejército asirio. Echa en cara a los jefes de la ciudad su falta de confianza en Dios. Después ora, se acicala, sale de Betulia y se hace presentar a Holofernes. Echa mano contra él de la seducción y de la astucia y, una vez a solas con aquel militarote ebrio, le corta la cabeza. Los asirios huyen presa del pánico y su campamento es entregado al saqueo. El pueblo ensalza a Judit y se dirige a Jerusalén para una solemne acción de gracias.

Parece como si el autor hubiese multiplicado adrede los dislates de la historia para distraer la atención de cualquier contexto histórico concreto y llevarla por entero al drama religioso y a su desenlace. Es una narración hábilmente compuesta, que guarda estrecho parentesco con los apocalipsis. Holofernes, servidor de Nabucodonosor, es una síntesis de las potencias del mal; Judit, cuyo nombre significa «la Judía», representa la causa de Dios, identificada con la de la nación. Esta causa parece condenada al exterminio, pero Dios cuida de su triunfo por medio de las débiles manos de una mujer, y el pueblo santo sube a Jerusalén. El libro tiene contactos ciertos con Daniel, Ezequiel y Joel: la escena tiene lugar en la llanura de Esdrelón, cerca de la llanura de Harmaguedón, donde San Juan situará la batalla escatológica de Apo_16:16 ; la victoria de Judit es el premio de su oración, de su observancia escrupulosa de las normas de pureza legal, y, sin embargo, la perspectiva del libro es universalista: la salvación de Jerusalén queda asegurada en Betulia, en aquella Samaría odiosa para los «ortodoxos» del Judaísmo rígido; Ajior es quien da con el sentido religioso del conflicto, y Ajior es un amonita, Jdt_5:5-21 , que se convierte al Dios verdadero, Jdt_14:5-10 .

El libro fue escrito en Palestina, hacia mediados del siglo II antes de nuestra era, en una atmósfera de fervor nacional y religioso que la sublevación de los Macabeos había creado.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

Judith 13,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jue_4:21


Judith 13,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_15:1-2; Sal_48:8-12 [Sal_48:7-11]; Sal 68; Sal_98:1-3

Judith 13,16
NOTAS

13:16 A Jdt_13:16 corresponden los 20-21 de la Vulg.: «20 ¡Vive el Señor! porque su ángel me ha protegido mientras iba (hacia Holofernes), durante mi estancia y a mi regreso. El Señor no ha permitido que yo, su esclava, fuera mancillada, sino que me ha hecho volver entre vosotros sin mancha de pecado, gozosa de su victoria, de mi evasión y de vuestra liberación. 21 Celebradle todos porque es bueno, porque es eterna su misericordia» (ver Sal_136:1).

Judith 13,18
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jue_5:24; Luc_1:28; Luc_1:42

NOTAS

13:18 El texto de la Vulg., aun desarrollando las mismas ideas, es bastante diferente.