Ver contexto

Miseria del hombre.
Penoso destino se ha asignado a todo hombre,
pesado yugo grava sobre los hijos de Adán,
desde el día en que salen del seno materno,
hasta el día de su regreso a la madre de todos.
(Eclesiástico 40, 1) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

;;;;;;;;;;;;;;;;;

40. Miserias y Cosas Útiles.

Miserias de la vida humana (40:1-10).
1 Una penosa tarea se impuso a todo hombre y un pesado yugo oprime a los hijos de Adán desde el día que salen del seno de su madre hasta el día en que vuelven a la tierra, madre de todos. 2 Los pensamientos y los temores de su corazón y la continua espera del día de la muerte. 3 Desde el que glorioso se sienta en el trono hasta el humillado en la tierra y el polvo; 4 desde el que lleva púrpura y corona hasta el que viste groseras pieles; la cólera, la envidia, la turbación, el temor, la ansiedad de la muerte, la ira y las querellas, turban en sueños nocturnos su corazón. 5 Y en el tiempo del descanso en el lecho, los sueños de la noche alteran su mente. 6 Apenas descansa un poco, casi nada, y luego se queda dormitando como en día de guardia. Se siente turbado con las visiones de su corazón, como fugitivo que huye del enemigo. Cuando despierta, se ve a salvo y se admira de sus terrores. 8 En toda carne, desde el hombre hasta la bestia, se da esto; pero siete veces más a los pecadores se les añade: 9 peste y sangre, fiebre y espada, discordia, devastación, ruina y violencia, hambre y plagas. 10 Todas estas cosas fueron creadas por los inicuos y por ellos vino el diluvio.

Frente a las obras de Dios, llenas todas ellas de sabiduría y bondad, Ben Sirac presenta, como contraste, las miserias que acompañan a la vida humana desde el día en que el hombre nace hasta el día en que vuelve a la tierra, madre de todos ellos, en cuanto que del polvo vienen y en polvo se convierten 1. Todas las literaturas le dedican su capítulo, porque todos los hijos de Adán experimentan la angustia inevitable que la vida humana lleva consigo. Durante dos siglos y medio, las escuelas de Hillel y Shammai discutieron la cuestión: Qué era mejor para el hombre, ¿haber sido creado o no? Llegaron a la conclusión de que hubiera sido mejor para el hombre no haber sido creado, dadas las miserias físicas y morales que le aquejan 2.
Enumera el autor toda una serie de cosas que son otras tantas fuentes de angustia y miseria para el hombre. En primer lugar, el pensamiento de que un día hemos de morir y abandonar todas las cosas de esta vida, a las que, no obstante su caducidad, el hombre se apega con todo su corazón. En segundo lugar, las pasiones o males interiores, que afectan más bien al alma, que menciona en número de siete (v.4), lo que podría indicar la multiplicidad o gravedad de los males que aquejan nuestra vida. Pasiones que a todos afectan y que a veces impiden el sueño quieto y tranquilo. Lo describe gráficamente el autor: cuando llega la hora del descanso, queremos dormirnos para así echar en olvido, al menos durante unas horas, ciertas penas y preocupaciones. Al principio, rendidos tal vez por la fatiga, logramos conciliar el sueño; pero pronto la imaginación, revolviendo aquéllas, nos pone en un estado como de vigilia y desvelo tan fuerte, que produce sobresaltos al representar peligros que al despertar se comprueba eran meramente imaginaciones. En tercer lugar, las calamidades exteriores, que son frecuentemente presentadas en la Biblia como castigos que Dios envía por los pecados 3.
Y estos males afectan, en mayor o menor grado, a todos los mortales, ricos y pobres, príncipes y subditos, grandes y plebeyos; pero en grado mucho mayor a los pecadores, afirma Ben Sirac. La historia bíblica presenta numerosos casos en que Dios envió tales calamidades como castigo de pecados, pero la experiencia dice que también los buenos tienen que sufrirlos, y a veces en proporción no menor que los malos. Ben Sirac piensa conforme a la opinión tradicional, a la que Cohelet y Job pusieron los más serios reparos, de que las desgracias son castigo de los pecados. Ciertamente que todos los males son castigo de los pecados, de los actuales o al menos del pecado original; en este sentido ha de entenderse lo de que los males enumerados fueron creados para los inicuos. Esta es una razón de ser de los males. Pero hay otra que Ben Sirac no conoció: los males son una fuente de merecimientos para los buenos en orden a la vida eterna. Dios, que quiere que todos los hombres se salven y gocen del mayor grado de gloria, les proporciona, llevado de su amor, tales ocasiones de merecimiento. Los males, pues, no provienen de Dios; son efecto del pecado, y El los utiliza para los fines indicados, obteniendo así de los males bienes.

Los bienes de los impíos (40:11-16).
11 Todo lo que viene de la tierra, a la tierra vuelve, y lo que viene de lo alto vuelve a lo alto. 12 El soborno y la injusticia serán borrados, pero la honradez permanece para siempre. 13 Las riquezas de los malvados se secarán como torrente, que muge cuando al llover entre truenos 14 crecido arrastra peñascos; pero pronto se seca, le viene su fin. 15 La posteridad de los impíos no echará brotes, pues las raíces malvadas están sobre roca escarpada. 16 Como berro que nace a la orilla de las aguas, es arrancado antes que toda otra hierba.

Frente a la sabiduría y la rectitud que caracteriza las obras de Dios, conforme a la exposición de Ben Sirac, surge una segunda dificultad: muchas veces los malos triunfan y obtienen riquezas valiéndose de procedimientos injustos. El autor introduce su respuesta con el principio de nuestro origen y destino 4, que, aplicado al caso presente, opone la caducidad de la dicha de los impíos, que viene de la tierra, y la permanencia de la gloria de las obras buenas del justo, que le viene del cielo. En efecto, los sobornos y las injusticias perecerán juntamente con quienes las cometieron, mientras que la virtud permanecerá de generación en generación entre los descendientes del justo5. De todas las cosas terrenas - escribe A. Lapide -, ninguna tiene consistencia y permanece sino la justicia y la virtud; todas las demás cosas serán abolidas e irán a parar a la tierra de que provienen 6. Así ocurrirá con las riquezas del malvado, las cuales desaparecen muchas veces con más rapidez de lo que fueron adquiridas. Ben Sirac lo expresa con una comparación gráfica (v.13-14): se disipan con la rapidez con que pasa una crecida, que, al poco rato de haber pasado arrastrando consigo cuanto a su paso encontraba, deja completamente seco el cauce del arroyo que desbordó. Idéntica suerte correrá la posteridad de los impíos. Su vida será efímera como la de las plantas nacidas sobre roca, que presto se marchitan, o como berros nacidos a orilla de las aguas, que son los primeros en ser arrancados por el hombre o los animales. Es doctrina constante de los sabios 7, confirmada con numerosos episodios de la Biblia 8. En cambio, Ja misericordia para con el prójimo, obra buena tan recomendada en la Sagrada Escritura, perdurará siempre ante Dios, que no la dejará sin premio, y de los hombres, entre quienes se perpetuará su memoria 9.

Cosas buenas y mejores (40:17-28).
17 La beneficencia no es nunca conmovida, y la limosna perdura por siempre. 18 La vida con vino y licor es dulce; pero mejor que con estas dos cosas, con hallar un tesoro. 19 La educación de los hijos y la construcción de una ciudad dan fama duradera, más todavía tener una mujer sabia. 20 El vino y la música alegran el corazón, pero sobre ambas cosas está el amor de la sabiduría. 21 La flauta y el arpa hacen agradable el canto, pero sobre ambas cosas está la lengua blanda. 22 La gracia y la belleza son delicia de los ojos, pero sobre ambas cosas está el verdor del campo. 23 El amigo y el camarada son útiles a su tiempo, pero sobre ambos está la mujer prudente para el marido. 24 Los hermanos y parientes para el tiempo de la tribulación, pero más que unos y otros es salvadora la limosna. 25 El oro y la plata son pie firme, pero sobre ambas cosas es estimado el consejo. 26 Las riquezas y la fuerza levantan el corazón, pero sobre ambas cosas está el temor de Dios. 27 No hay penuria para el que teme al Senos, con El no hay necesidad de buscar apoyos. 28 El temor del Señor es como un paraíso de bendiciones y como baldaquino sobremanera glorioso.

Volviendo al tema de la sabiduría y bondad de las obras de Dios, y como contraste con las mencionadas miserias de la vida, Ben Sirac, por medio de una serie de comparaciones ternarias en que enumera tres cosas, declarando buenas las dos primeras y más excelente la tercera10, presenta unas cuantas cosas buenas y otras mejores todavía, entre las que sobresale el temor de Dios.
Tanto el que tiene medios de subsistencia como el obrero que tiene seguro su trabajo pueden sentirse felices, en cuanto que pueden vivir sin tener que mendigar de los demás. Pero lo es más quien encuentra un tesoro, porque abundará en bienes y podrá incluso montar un negocio con su dinero, que, por ser legítimamente adquirido, cuenta con la bendición de Dios. Heredar de los padres una distinguida educación, perpetuándose así su memoria en sus hijos, que añadían al nombre propio el patronímico, o construir una ciudad, a la que a veces se le da el nombre mismo del constructor, perpetuándose así su recuerdo, son cosas realmente dignas de estima, pero lo es más tener una mujer sabia y virtuosa, con la cual se pueda vivir en paz y alegría todos los días de la vida. Las alegrías presentes y continuas de un hogar feliz son para Ben Sirac preferibles a la gloria externa que las mencionadas cosas puedan aportar 11.
El vino y la música alegran el corazón (v.20) y quitan las penas de la vida, aligerando miserias 12; por eso acompañan siempre a los banquetes; pero proporciona una alegría mucho más íntima y profunda la sabiduría, tanto cuanto superan las alegrías interiores del alma a las exteriores de los sentidos 13. La flauta y el arpa amenizan el canto, formando un conjunto agradable. Pero es más agradable la lengua blanda, que con su bondad y amabilidad resulta panal de miel, dulzura del alma y medicina de los huesos14, viniendo a ser, con sus sabios y alentadores consejos, árbol de vida 15.
La vista se recrea sobre cuantas cosas encierran, gracia y belleza, pero en nada tanto como en el verdor de los campos cuando llega la primavera. Su color resulta en extremo agradable, y cuando se extiende sobre extensas zonas, deleita su contemplación. A la objeción de que la belleza humana supera a la del verdor de los campos, responde Lesétre diciendo que, si bien el rostro humano tiene una belleza y una expresión a la que no pueden parangonarse las cosas inanimadas, sin embargo, la belleza humana resulta muchas veces peligrosa..., mientras que las cosas bellas de la naturaleza, en especial el verdor y las flores, ofrecen atractivos más inocentes y más aptos para elevar el alma a Dios. 16 Para él, la gracia humana es engañosa, y la belleza de la mujer, fugaz 17. Los sabios exaltan con frecuencia la dicha y utilidad que proporcionan los amigos fieles, especialmente en el tiempo de la prueba; pero para el marido la constituye mucho mayor la mujer prudente, porque, con ella ha de llevar relaciones mucho más íntimas y continuas que con los amigos.
Cierto que los hermanos y parientes más allegados pueden proporcionar una valiosa ayuda en el día de la tribulación (v.24); pero será más útil entonces la misericordia practicada para con el prójimo, porque ella alcanza el favor divino, que es el que puede salvar y sin el cual nada valen todos los auxilios humanos 18. El oro y la plata dan al hombre una cierta seguridad frente al porvenir, pues garantizan su subsistencia y permiten gozar en un grado mayor de la vida. Pero es más estimable y útil el consejo; con él se salvan situaciones difíciles y se hace un bien de orden superior 19; además son los buenos consejeros quienes señalan los caminos para conseguir y administrar bien las riquezas adquiridas.
Las riquezas y la fuerza dan al hombre confianza y segundad en sí mismo, por lo que son en gran manera estimables. Pero lo es más el temor de Dios; es el principio de la sabiduría, que trae consigo honores y riquezas 20 y vale más que la fuerza, pues libra de peligros que ésta no es capaz de vencer. él que lo tiene no precisa apoyos humanos en que poner su confianza. Lo afirma también el salmista: Temed a Yahvé vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Empobrecen los ricos y en la penuria pasan hambre; pero a los que buscan a Yahvé no les falta bien alguno. 21 La razón es que, llevándoles el temor de Dios al cumplimiento de los mandamientos divinos, los hace gratos a Dios, quien les concede toda clase de bendiciones espirituales y materiales y una protección especial, que expresa con la imagen del baldaquino que se levantaba sobre el sitial del rey y de los recién desposados en señal de gloria y actitud de protección.

La mendicidad (40:29-32).
29 Hijo mío, no mendigues; mejor es morir que mendigar. 30 El hombre que mira con ansias a la mesa ajena vive una vida que no debe tenerse por vida. Mancha su alma con manjares extraños. 31 Que son tormento para el varón sabio e inteligente. 32 Para el mendigo es dulce la mendicidad, pero es fuego que abrasa las entrañas.

Pero esa protección no eximirá al hombre del trabajo, mediante el cual ha de ganarse el sustento y evitará caer en la mendicidad, cosa tan detestable para los judíos, que Ben Sirac no puede menos de dedicarle unos versículos. Para Ben Sirac, la misma muerte es preferible a ella. Dos razones le hacen opinar de esta manera. La primera, las continuas humillaciones y desprecios a que expone, sin que siempre pueda remediar la necesidad. La segunda es que el mendigo se sentirá tentado más de una vez a comer alimentos prohibidos por la Ley. Además, la mendicidad era para los judíos indicio de una vida malvada, sobre la que pesaba el castigo de Dios. El salmista afirma que jamás ha visto abandonado al justo ni a su prole mendigar el pan 22, y la Escritura incluye la mendicidad entre las penas con que Dios castiga a los infractores de la Ley 23.
Naturalmente, todo varón prudente huirá de ella y procurará ganarse el sustento con sus manos bajo la protección divina, que le asegura el temor de Dios y bendice su trabajo. Constata el sabio que hay, sin embargo, quienes, a pesar de todo, se dan a la mendicidad; prefieren la humillación y la vergüenza, si es que la sienten, que el mendigar lleva consigo, a un trabajo honrado con que ganaría dignamente su sustento. Quien así vive no puede sentirse feliz, y más de una vez sentirá la ignominia que sobre él pesa, como también el hambre. Pero, acostumbrado a vivir sin trabajar, es incapaz de vencer la pereza y desidia que frente al trabajo siente.

1 Gen_3:19; Job_7:1; Job_14:1; Ecl_2:23. - 2 Cf. I. Bonsirven, O.C., II 8-9. - 3 Isa_51:19; Eze_5:16-17. - 4 Gen_2:7; Gen_3:19; Job 34 14-15; Sal_104:29; Ecl_3:21. - 5 Cf. 39:12-15. - 6 O.c., 340, 12 t.2p.331. - 7 10,17; 23:25; 41:6. - 8 1 Re 21 (Saúl); 14:10 (Jeroboam); 16:34 (Jiel); 2 Re n (Jehú). - 9 3:33. - 10 Cf. 23:21; Prov 30,1555. - 11 El texto hebreo dice: mas todavía quien encuentra la sabiduría. Cf.39:9-15; 41:11-13. - 12 3L35; 32:5-7; Pro_31:6-7. - 13 El texto hebreo dice: el amor entre confidentes, sin determinar. - 14 Pro_16:24. - 15 Pro_16:14. - 16 O.c.,Pro_340:22. - 17 Cf. Pro_30:31. - 18 Cf. v.17; Pro_3:33-34; Pro_17:17. - 19 Pro_11:14. -Pro_20 1:11-40. -Pro_21 34:10-11. -Pro_22 37:25. - 23 Lev_26:16; Deu_15:4.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XL.

1 Many miseries in a mans life. 12 The reward of vnrighteousnesse, and the fruit of true dealing. 17 A vertuous wife, & an honest friend reioyce the heart, but the feare of the Lord is aboue all. 28 A beggers life is hatefull.
1 Great [ Ecc_1:3.] trauaile is created for euery man, and an heauy yoke is vpon the sons of Adam, from the day that they goe out of their mothers wombe, till the day that they returne to the mother of all things.
2 Their imagination of things to come, & the day of death [trouble.] their thoughts, and [cause.] feare of heart:
3 From him that sitteth on a throne of glory, vnto him that is humbled in earth and ashes.
4 From him that weareth purple, and a crown, [ Or, to the porter.] vnto him that is clothed with a linnen frocke.
5 Wrath, and enuie, trouble and vnquietnesse, feare of death, and anger, and strife, and in the time of rest vpon his bed, his night sleepe doe change his knowledge.
6 A litle or nothing is his rest, and afterward he is in his sleepe, as in a day of keeping watch, troubled in the vision of his heart, as if he were escaped out of a battell:
7 When all is safe, he awaketh, and marueileth that the feare was nothing.
8 [Such things happen.] vnto all flesh, both man and beast, and that is seuen fold more vpon sinners.
9 [ Sirach 39.29-30.] Death and bloodshed, strife and sword, calamities, famine, tribulation, and the scourge:
10 These things are created for the wicked, and for their sakes came the [ Gen_7:11.] flood.
11 [ Gen_3:19; Sirach 41.10.] All things that are of the earth shal turne to the earth againe: and that which is of the [ Ecc_1:7.] waters doeth returne into the Sea.
12 All [ Greek: bribes.] briberie and iniustice shall be blotted out: but true dealing shall endure for euer.
13 The goods of the vniust shall bee dried vp like a riuer, and shall vanish with noise, like a great thunder in raine.
14 While he openeth his hand he shal reioyce: so shall transgressours come to nought.
15 The children of the vngodly shall not bring forth many branches: but are as vncleane roots vpon a hard rocke.
16 [ Job_8:11; Job_16:12; Gen_41:2.] The weed growing vpon euery water, and banke of a riuer, shall bee pulled vp before all grasse.
17 Bountifulnes is as a most [ Or, a garden that is blessed.] fruitfull garden, and mercifulnesse endureth for euer.
18 To [ Phi_4:12; 1Ti_6:6.] labour & to be content with that a man hath, is a sweet life: but hee that findeth a treasure, is aboue them both.
19 Children and the building of a citie continue a mans name: but a blamelesse wife is counted aboue them both.
20 Wine & musicke reioyce the heart: but the loue of wisedome is aboue them both.
21 The pipe and the psalterie make sweet melodie: but a pleasant tongue is aboue them both.
22 Thine eye desireth fauour and beautie: but more then both, corne while it is greene.
23 A friend and companion neuer meet amisse: but aboue both is a wife with her husband.
24 Brethren and helpe are against time of trouble: but almes shall deliuer more then them both.
25 Golde and siluer make the foote
stand sure: but counsell is esteemed aboue them both.
26 Riches and strength lift vp the heart: but the feare of the Lord is aboue them both: there is no want in the feare of the Lord, and it needeth not to seeke helpe.
27 [ Isa_4:15.] The feare of the Lord is a [ Or, a garden that is blessed.] fruitfull garden, and couereth him aboue all glory.
28 My sonne, lead not a beggers life: for better it is to die then to beg.
29 The life of him that dependeth on another mans table, is not to be counted for a life: for he polluteth himselfe with other mens meate, but a wise man well nurtured will beware thereof.
30 Begging is sweet in the mouth of the shamelesse: but in his belly there shall burne a fire.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_3:16-19; Job_7:1 s; Job_14:1-2+

[2] Job_1:21+

NOTAS

40 Esta exposición sobre la miseria universal contrasta con el cap. precedente. No hay incoherencia en el pensamiento de Ben Sirá. Esta miseria tiene explicación, puesto que es consecuencia del pecado, Sir_40:10.

40:1 «regreso» griego 248, hebr.; «inhumación» texto recibido.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_3:16-19; Job_7:1 s; Job_14:1-2+

[2] Job_1:21+

NOTAS

40 Esta exposición sobre la miseria universal contrasta con el cap. precedente. No hay incoherencia en el pensamiento de Ben Sirá. Esta miseria tiene explicación, puesto que es consecuencia del pecado, Sir_40:10.

40:1 «regreso» griego 248, hebr.; «inhumación» texto recibido.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La condición humana. Encontramos una descripción bastante sombría y pesimista de lo que es en términos muy amplios la condición humana: fatiga, trabajo, esfuerzo, lucha durante el día, y de noche, una especie de tormento cuando viene el sueño, y una angustiosa espera de la muerte. Pareciera que hay un acento de angustia y de sin sentido de la vida por parte del autor. Sólo le consuela una cosa, esta angustia, esta desazón, es siete veces peor para el pecador (8). Nótese que a pesar de todo, todavía no hay una perspectiva que apunte al concepto de vida eterna. El autor refleja una cierta resignación, todo esto hay que soportarlo como designio y voluntad de Dios para regresar de nuevo al vientre de la madre de los vivientes (1), la tierra.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*40:1 El sufrimiento es inherente a la condición humana (véase Gén 3:16-19 y también Job 1:21; Sal 55:5; Sab 7:5 s).

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Gén 3:16-19; Job 7:1-7; Job 14:1-2.

Torres Amat (1825)



[10] Gen 7, 10.

[14] Caso de corrupción y venalidad.

[25] Prov 11, 14.