Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
16. Nacimiento de Ismael.
1Sarai, la mujer de Abram, no tenía hijos. Pero tenia una esclava egipcia de nombre Agar, 2y dijo a Abram: Mira, Yahvé me ha hecho estéril; entra, pues, a mi esclava, a ver si por ella puedo tener hijos. Escuchó Abram a Sarai, 3Tomó, pues, Sarai, la mujer de Abram, a Agar, su esclava egipcia, al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, y se la dio por mujer a su marido, Abram. 4Entró éste a Agar, que concibió, y, viendo que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5Dijo, pues, Sarai a Abram: Mi afrenta sobre ti cae; yo puse mi esclava en tu seno, y ella, viendo que ha concebido, me desprecia. Juzgue Yahvé entre ti y mí. 6Y Abram dijo a Sarai: He aquí que en tus manos está tu esclava; haz con ella como bien te parezca. Maltratóla Sarai, y ella huyó de su presencia; 7la encontró el ángel de Yahvé junto a la fuente que hay en el desierto, camino de Sur, 8y le dijo: Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?; y le respondió ella: Voy huyendo de Sarai, mi señora. 9Vuelve a tu señora le dijo el ángel de Yahvé y humíllate bajo su mano; 10y añadió: Yo multiplicaré tu descendencia. Que por lo numerosa no podrá contarse. 11Mira, has concebido y parirás un hijo, y le llamarás Ismael, porque ha escuchado Yahvé tu aflicción. 12Será un onagro de hombre; su mano contra todos, y las manos de todos contra él, y habitará frente a todos sus hermanos. 13Dio Agar a Yahvé, que le había hablado, el nombre de tú eres El-Roi, pues se dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? 14Por eso llamó al pozo Ber-Jai-Roi. Es el que está entre Cades y Barad. 15Parió Agar a Abram un hijo, y le dio Abram el nombre de Ismael. 16Tenía Abram ochenta y seis años cuando Agar parió a Ismael.
Dios había prometido a Abraham que lo haría padre de una descendencia numerosa1
. Uno de los pueblos que se preciaban de ser hijos del patriarca era el de los ismaelitas, al que se ligaban muchas tribus árabes, por lo que éstos han recibido el nombre de
agarenos (de Agar, esclava de Abraham). Es, pues, una denominación que tiene su origen en este relato bíblico. En efecto, Abraham seguía sin descendencia
a pesar de la reiterada promesa recibida de parte de Dios. Sara, sin esperanza de concebir, le propone relaciones con su esclava egipcia Agar. Dios le había prometido a Abraham un hijo de sus
entrañas, sin concretar que naciera de su esposa Sara. Como ésta seguía estéril, un medio de conseguir la promesa era tener hijos de la esclava, los cuales serían considerados como herederos del patriarca. En este relato vemos una clara influencia de la legislación babilonia en materia matrimonial (es un indicio del origen caldeo de Abraham). En efecto, en el
Código de Hammurabi se tiende a ennoblecer la condición de la mujer en el matrimonio y mantener para ello la monogamia. Sin embargo, mirando al natural deseo del marido de tener descendencia, concede a éste el derecho de repudiar a la esposa estéril o el de tomar una concubina que le dé la deseada prole2. Pero la esposa puede evitar esta situación dando al marido una esclava que, sin dejar de serlo, le dé hijos. Oigamos al viejo legislador: Si un hombre toma una mujer y
ésta le entrega una esclava que le da hijos; si este hombre quiere tomar una concubina, no le será permitido.3 Aquí se mira a velar por la dignidad del ama. Igual el artículo que sigue: Si un hombre toma una mujer que no le da hijos, y él tratara de tomar concubina, podrá tomar la concubina e introducirla en su casa, pero no hará esa concubina igual a su esposa.4 Según estos artículos, la esposa debe ocupar en la casa el primer puesto. Si tuviera la desgracia de ser estéril, tendrá que soportar una concubina, o mujer de segundo orden, para dar al marido la natural satisfacción de tener descendencia. Pero si la esposa atendiera a este deseo, dando al marido una esclava suya, y ésta le da hijos, entonces no podrá el marido introducir en la casa una concubina. Es el caso de Sara: pretende tener hijos de su esclava por un acto de especial adopción o considerarse con pleno derecho sobre los hijos de la esclava. Pero la misma ley prevé el caso de que la sierva, al sentirse madre, comience a despreciar a la señora estéril, y concede a ésta el derecho de imponerle su autoridad, pero excluyendo el de venderla. Si un hombre toma una mujer y ésta da a su marido una esclava que le engendra hijos, pero luego se levanta por rival de su señora, ésta no podrá venderla, pero sí marcarla y contarla como una de sus esclavas.5 Es también el caso de Sara y Agar, pues ésta fue arrojada al desierto por su insolencia y altanería. Abraham respeta en todo los derechos de su esposa, sin propasarse a defender a la esclava que iba a hacerle padre. Como en casos análogos, la Sagrada Escritura nos hace sentir los inconvenientes de la poligamia6.
Agar siente la mano dura de Sara, su señora, y huye al desierto, camino de su tierra, Egipto, yendo a parar a un pozo cerca de Sur (v.7), el
Htem o
muro de los egipcios, construido para defenderse contra las incursiones de los asiáticos7. En ese lugar se le aparece
el ángel de Yahvé (v.7). En el v.13 se dice que Agar habla directamente a Yahvé, llamándole Dios viviente, lo que hace suponer que es Yahvé quien se apareció a Agar, y la palabra
ángel ha sido añadida después para salvar la trascendencia divina8. El texto no nos dice en qué forma se apareció Yahvé a Agar. Le pregunta de dónde viene y adonde va, a lo que contesta ella llanamente. Yahvé la exhorta a volver a su ama, y le promete una numerosa posteridad:
Yo multiplicaré tu descendencia (v.10). Por estas palabras se deduce que es el propio Yahvé el que habla. Le promete lo que más ha de desear, si bien esta promesa es sobre todo para Abraham9. Y le dice que el hijo que va a tener se ha de llamar
Ismael, porque
Yahvé ha escuchado tu aflicción (v.11)10. Después se hace la descripción de su vástago, el cual, lejos de ser esclavo como ella, gozará de la más amplia libertad por la estepa:
será un onagro de hombre (v.12), amante de la libertad y, por tanto, que prefiere la vida esteparia a la vida sedentaria de la bestia doméstica por excelencia, el asno11. Es la mejor descripción del beduino, que es enemigo de toda sujeción y está dispuesto siempre a luchar contra todos sus hermanos que llevan vida sedentaria: Su
mano contra todos, y las manos de todos contra él, y habitará frente a todos sus hermanos, es decir, al oriente, en el desierto arábigo; por eso sus descendientes
serán llamados hijos del Oriente.12 Será un peligro constante para las poblaciones sedentarias, pues vivirá de la rapiña y de la
razzia. El autor sagrado refleja aquí la opinión que los habitantes de las ciudades tenían del beduino, que vive de sus incursiones contra los ganados y bienes de las poblaciones sedentarias. Agar saca de esta visión y promesa una consecuencia razonable: que Yahvé, que se le apareció, es verdaderamente el Dios
que la ve (
El-Roi)
, o Dios de la visión o vidente (v.13), pues provee a sus necesidades. Después el hagiógrafo pone en boca de Agar esta reflexión: ¿
No he visto también aquí al que me ve?13 Con una ligera corrección, tenemos esta versión: he visto después que él me ha visto; lo que encaja bien con el contexto: Agar reconoce en su interlocutor a Dios, que antes la ha visto a ella, consolándola. Por eso llamó al pozo pozo del viviente que me ve
(Ber-Lajai-Roi)
. Aquí
viviente sustituye a Dios (El) del nombre anterior, como en otros casos14. El pozo está localizado entre Cades y Bared, quizá el actual
Biyar Mayin, cerca de
Ain Qedéis15.
A continuación, el autor sagrado, sin contarnos el retorno de Agar, nos dice que tuvo un hijo, al que Abraham le impuso el nombre de
Ismael, conforme a lo expresado en la visión. Quedaba como hijo heredero de su casa. Tenía Abraham ochenta y seis años cuando tuvo este hijo. Ya hemos indicado en otras ocasiones cómo las precisiones cronológicas no suelen ser muy seguras, y los números suelen estar sistemáticamente exagerados.
1 Este fragmento es atribuido en su mayor parte al documento
yahvista, por el reiterado empleo del nombre de Yahvé (v.2:5-7;9;10;11;13) y por el carácter antropomórfico de la narración. Los v.1a;3;15;16 son atribuidos al código sacerdotal por su estilo esquemático sus precisiones cronológicas. Cf. J. Chaine, o.c., p.218. 2 Cód. de Hammarabi, art.145. 3 Ibid., art.144. 4 Ibid., art.145. 5 Ibid., art.146. 6 Cf. Cruveilhier,
Le droit assyrien et la Genése: RB (1927) 350s; id.,
Commentaire au Code d'Hammurabi (1938) 144-149. El P. De Vaux puntualiza diciendo que no hay dependencia directa de las costumbres patriarcales del Código
de Hammurabi (que é l considera posterior), sino indirecta, en cuanto ambos reflejan un derecho consuetudinario mesopotámico más antiguo (RB [1949] 27). 7 Por eso se llama esa zona el desierto de Etam. Cf. Abel,
Géog. I 434- Sobre la localización del pozo de Agar, véase A. Jaussen,
Les puits d'Agar: RB (1906) 595-598. 8 Cf. M. J. Lagrange,
L'Ange de Yahwé: RB (1903) 212-223. Véase
Ange de Jahveh en DBS. 9 Cf.
Gen_17:18-20. 10 Es de notar que en la explicación del nombre de
Ismael se cambia
El en
Yahvé, como en
1Sa_1:20 a propósito del nombre de Samuel. Son retoques del
yahvista. 11 Sobre la libertad del onagro véase
Job_6:5;
Job_24:5;
Ose_8:9;
Isa_32:14;
Jer_2:24;
Job_39:5-8; ¿Quién rompe las ataduras del onagro, al que por casa di el desierto, por guarida las estériles estepas? Se ríe del estrépito de las ciudades... 12 Cf.
Job_1:3;
Isa_11:14;
Jer_49:28. 13 Lit. el TM: Es que yo aquí he visto detrás del que me ha visto. La Vg.: profecto vidi posteriora videntis me. Los LXX: Y en efecto he visto enfrente al que me ha aparecido. En
Exo_33:23 se dice que Moisés vio la parte posterior de Dios. 14 Cf.
Deu_5:23;
Sal_17:47;
Sal_42:3;
2Re_19:4. 15 Cf. Abel,
Géog. I 458.