Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Hazaña de Jonatán (14:1-14).
1
Un día Jonatán dijo a su escudero: Anda, vamos a pasar al puesto de los filisteos, que está allí del otro lado. Nada había dicho a su padre. 2
Saúl estaba apostado al extremo de Gueba, bajo el granado que estaba junto a la era, y tenía con él unos seiscientos hombres, 3
Ajías, hijo de Ajitub, hermano de Icabod, hijo de Finés, hijo de Helí, era sacerdote de Yahvé en Silo, y llevaba el efod. Tampoco la gente sabía nada de adonde había ido Jonatán. 4
Entre los pasos por donde Jonatán intentaba llegar al puesto de los filisteos había un diente de roca de un lado y otro del otro, el uno de nombre Boses y el otro Sene. 5
Uno de ellos se alza al norte, enfrente de Mijmas, y el otro al mediodía, enfrente de Gueba. 6
Jonatán dijo a su escudero: Anda, vamos a pasar al puesto de los incircuncisos; puede ser que Yahvé nos ayude, pues nada le impide salvar con muchos o con pocos. 7
Su escudero le respondió: Haz lo que quieras. Donde tú vayas, pronto estoy a seguirte. 8
Jonatán le dijo: Vamos a pasar hacia ésos y a dejarnos ver de ellos. 9
Si nos dicen: Esperad a que vayamos, nosotros nos quedaremos donde estemos y no subiremos a ellos; 10
pero si nos dicen: Subid acá, subiremos, porque Yahvé nos los ha entregado en nuestras manos. Esa será para nosotros la señal, 11
Hicié-ronse ver ambos del puesto de los filisteos, y éstos dijeron: Mirad, los hebreos salen de los agujeros donde se habían metido; 12
y, dirigiéndose a Jonatán y a su escudero, dijeron: Subid a nosotros y os enseñaremos una cosa. Jonatán dijo al escudero: Sube detrás de mí, que Yahvé los ha puesto en manos de Israel. 13
y sirviéndose de manos y pies, subió Jonatán, seguido de su escudero. Los filisteos volvieron la espalda ante Jonatán, que los hería, mientras detrás de él los mataba el escudero. 14
Esta primera matanza que hizo Jonatán y su escudero fue de unos veinte hombres; en un espacio como de la mitad de una yugada.
Al joven Jonatán cansaba la vida ociosa de las posiciones, por lo cual ideó llevar a cabo una hazaña. Expuso su plan al escudero que, como oficial, llevaba siempre consigo para que le protegiera en caso de ataque y rematara a los heridos que caían bajo su espada. El oficio de escudero es propio de los tiempos de los jueces Que 9:54), de Saúl y de David. Hemos visto que los filisteos acampaban en Mijmas y que tenían una avanzadilla en el torrente Suwenit. Por su parte, Saúl y su ejército moraban en Gueba, atareados quizá en fortificar el lugar para resistir a un posible ataque filisteo. Saúl estaba en una era de las afueras del pueblo, junto a un melogranado, que le protegía del sol y le camuflaba del enemigo. Algunos autores toman la palabra
migron, migran, era, en sentido topográfico, basándose en
Isa_10:28 e identificándolo con el actual
tell miriam, altozano que domina el camino de Gueba a Mijmas, a un kilómetro y medio de esta última (Mediebelle, Dhorme, Rehm). Jonatán quiso dar un golpe de mano y sorprender a la avanzadilla filistea. Entre los pasos por donde trataba Jonatán de pasar al apostadero de los filisteos había una peña a manera de diente (lit.:
diente de peña)
de un lado y otra peña a modo de diente del otro lado. la una llevaba por nombre Boses; la otra, Sene. La una, hacia el noirte, frente a Mijmas; la otra, hacia el sur, frente a Gabaa (v.4-5, tirad. Fernández, l.c.).
Los dos jóvenes escribe el mencionado autor se lanzan a la temeraria empresa. Bajan de Gabaa al
wadi, siguen por umos momentos el cauce, y, al dar la vuelta al recodo, son avistados por los del apostadero, quienes echan a gritar: Mirad los hebreos, que salen de las cuevas donde se ocultaron. Jonatán fue hacia ellos. A ambos lados del gran peñón hay dos subidas, difíciles las dos, pero más la del oeste. Por una de ellas, quizá la más áspera,, se subió Jonatán, trepando con pies y manos; y en pos de él su escudero. No contaban, sin duda, los filisteos con tal osadía; ésta los desconcertó; y con esto se explica que en aquel primer encuentro, en la mitad del espacio que un par de bueyes puede arar, los Los
valientes jóvenes dejaron fuera de combate no menos de veinte hombres. 2
Ataque general (Isa_14:15-23).
15
Trascendió el espanto al campamento, al llano y a todos los puestos de los filisteos, y aun las tres columnas de saqueadores fueron presa del terror. Temblaba la tierra. Fue: un espanto de Dios. 16
Los centinelas de Saúl que estabam en Gueba de Benjamín vieron cómo la muchedumbre se dispersaba y corría de un lado para otro. 17
Saúl dijo a la gente que tenía con él: Pasad revista y ved quién falta de entre nosotros. Pasáronla, y se halló que faltaban Jonatán y su escudero. 18
Dijo entonces Saúl a Ajías: Trae el efod; pues había llevado el efod y lo tenía allí aquel día delante de Israel. 19
Mientras Saúl hablaba con el sacerdote, iba extendiéndose y creciendo el tumulto en el campamento de los filisteos; y Saúl dijo al sacerdote: Retira tu mano. 20
Saúl y cuantos con él estaban se reunieron y avanzaron hasta el lugar de la lucha, y vieron que los filisteos habían vuelto sus armas unos contra otros y la confusión era grandísima. 21
Los hebreos que de antes estaban con los filisteos y habían subido con ellos al campamento, se pusieron también al lado de los de Israel, que estaban con Saúl y Jonatán. 22
Los que de Israel se habían ocultado en los montes de Efraím, al tener noticia de la huida de los filisteos, se pusieron igualmente a perseguirlos. 23
Así libró Yahvé aquel día a Israel. El combate siguió hasta Bet-Horón. Vinieron a ser los que se reunieron con Saúl unos diez mil hombres, y se extendió la lucha por todos los montes de Efraím.
El pánico sembrado por todo el campamento filisteo fue providencial. Los filisteos que estaban en las avanzadas huyeron precipitadamente, contagiando con su huida y palabras al ejército, que, temiendo un ataque general por sorpresa, dióse también a la fuga. Los gritos de los soldados en retirada, los ruidos de los carros en marcha, levantaron un alboroto imponente, comparado al que produce un terremoto.
Fue un espanto de Dios, con lo que se quiere afirmar que no solamente fue un pánico extraordinario,
sino un rumor enviado por Dios para espantar a los filisteos. Sospechó Saúl que alguno de los suyos había desencadenado este estado de cosas; hechas las averiguaciones pertinentes, se notó la falta de Jonatán y de su escudero. Para conocer la voluntad de Yahvé, manda Saúl a Ajía que acercase el efod (2:28), no el arca de Dios, como dice el texto masorético (3:3; 4:11). Guando el sacerdote se disponía a echar las suertes, se lo prohibió Saúl por entender que no era cuestión de perder tiempo, sino de salir cuanto antes en persecución del enemigo;
la voluntad de Dios era demasiado evidente. Habían los filisteos penetrado en Palestina por los llamados
ascensus de Betorón, y por el mismo lugar huyen ahora a su tierra. En lugar de Betorón (texto griego de Lagarde y de la
Vetus Latina),
algunos autores prefieren la lectura de Bet Aven del texto hebreo 2.
Temerario juramento de Saúl (14:24-30).
24
Saúl cometió aquel día una gran imprudencia, pues conjuró al pueblo, diciendo: Maldito el hombre que coma nada hasta la tarde, mientras no me haya vengado de mis enemigos. Y nadie probó bocado. 25
El pueblo estaba extenuado por la fatiga, 26
y llegó a un bosque donde había mucha miel en el suelo. A pesar de ver la miel corriendo por el suelo, nadie la tomó para llevársela a la boca, por temor del juramento hecho. 27
Pero Jonatán, que nada sabía del juramento que su padre había hecho hacer al pueblo, metió la punta del bastón que llevaba en la mano en un panal de miel y se la llevó a la boca con la mano, y le brillaron los ojos. 28
Uno del pueblo le advirtió: Tu padre ha hecho jurar al pueblo, diciendo: Maldito el hombre que coma hoy. 29
Jonatán respondió: Mi padre ha hecho hoy mucho mal al pueblo. ¿No veis cómo han brillado mis ojos sólo con haber probado un poco de miel? 30
Si el pueblo hubiera comido hoy del botín tomado a los enemigos, ¡cuánto mayor habría sido la derrota de los filisteos! Dice el texto griego que
cometió Saúl aquel día una gran imprudencia al impedir con su voto coronar más gloriosamente la gran empresa de deshacer al ejército enemigo. Creyó, sin embargo, Saúl que él y su pueblo debían corresponder al favor de haber sembrado Yahvé el pánico en el campo enemigo,
decretando en su honor el ayuno de un día. La maldición de Saúl quiere ser una oración a Dios pidiéndole la aniquilación del enemigo. Los soldados mostraron gran fuerza de voluntad al divisar en el bosque la miel que se derramaba por el suelo, no atreviéndose a tocarla por temor del juramento hecho. Con este y otros ejemplos da Saúl la sensación de ser un hombre impetuoso, irreflexivo, que se dejaba llevar por el primer impulso.
Una falta ritual del pueblo (14:31-35).
31
Batieron aquel día a los filisteos desde Mijmas hasta Ayalón. El pueblo, desfallecido, 32
cuando volvió sobre el botín, tomo ovejas, bueyes y terneros, y, matándolos en el suelo, comió la carne con su sangre. 33
Dijéronle a Saúl que el pueblo había pecado contra Yahvé comiendo la carne con su sangre; y dijo: Habéis prevaricado. Traedme luego una piedra grande; 34
y añadió: Id por todo el pueblo y decidle que me traiga cada uno su buey o su oveja y que la degüelle aquí. Después comeréis y no pecaréis contra Yahvé comiendo la carne con sangre. Llevó cada cual lo que tenía en su mano y lo desolló sobre la piedra. 35
Saúl alzó un altar a Yahvé. Fue el primer altar que alzó Saúl a Yahvé.
Además de la falta, involuntaria, de Jonatán, el juramento de Saúl dio pie a que el pueblo, hambriento, se lanzara sobre los primeros animales que encontró al paso. Desde Mijmas había perseguido al enemigo hasta Ayalón, con un recorrido de más de veinticinco kilómetros, siendo muy natural que le devorara el hambre y la sed.
Por considerarse la sangre como sede del alma y principio vital, que pertenecía a Dios (
Gen_9:4;
Lev_17:10-14;
Deu_12:16-23), al atrapar el pueblo hambriento las ovejas, bueyes y cabras, las degolló inmediatamente en el suelo, sin preocuparse de buscar una piedra que les sirviera de soporte o de altar. No podían los hebreos comer la carne con su sangre, por lo cual debían degollar a los animales sobre una piedra o altar que permitiera la salida de la sangre al exterior. No era posible cumplir con este requisito degollando los animales a ras de tierra; por lo mismo, a quienes comían la carne sacrificada de este modo se les imputaba el pecado de comer carne con su sangre. ¿Quiere el autor sagrado aclarar con esto la ley sobre la inmolación contenida en
Lev_17:13;
Deu_12:16;
Deu_15:23, o se refiere a una práctica introducida posteriormente? Parece más verosímil lo primero.
En acción de gracias edificó Saúl un altar a Yahvé.
Jonatán, culpable (Deu_14:36-44).
36
Saúl dijo: Vamos a salir a perseguir a los filisteos durante la noche, a destrozarlos hasta que luzca el día, sin dejar uno solo con vida. Y le dijeron: Haz cuanto bien te parezca. Y él dijo al sacerdote: Acércate; 37
y consultó a Dios: ¿He de bajar en persecución del enemigo? ¿Los entregarás en manos de Israel? Pero Yahvé no dio aquel día respuesta. 3
8 Saúl dijo: Acercaos aquí todos los jefes del pueblo y buscad, a ver por quién haya sido cometido el pecado; 39
pues por vida de Yahvé, el salvador de Israel, que si hubiera sido por Jonatán, mi hijo, sin remisión morirá. Nadie del pueblo osó responderle. 40
Dijo, pues, a todo Israel: Poneos todos vosotros de un lado, y yo y mi hijo, Jonatán, nos pondremos del otro. El pueblo contestó: Haz como bien te parezca. 41
Saúl dijo: Yahvé, Dios de Israel, ¿cómo es que no respondes hoy a tu siervo? Si en mí o en Jonatán, mi hijo, está este pecado, Yahvé, Dios de Israel, da urim, ysi está la iniquidad en el pueblo, datummim. Y fueron señalados por la suerte Jonatán y Saúl y librado el pueblo. 42
Saúl dijo: Echad ahora la suerte entre mí y Jonatán, mi hijo, y aquel que señalare Yahvé, morirá. Pero el pueblo dijo: No será así. Saúl persistió, y fue echada la suerte entre él y Jonatán, su hijo; y fue señalado Jonatán. 43
Saúl dijo a Jonatán: Dime qué has hecho. Y Jonatán respondió: He gustado un poco de miel con la punta del bastón que llevaba en la mano, ¿y por eso voy a morir? 44
Saúl dijo: Que me castigue Dios con todo rigor si no mueres, Jonatán. Saciado el pueblo, determinó Saúl emprender la persecución del enemigo al amparo de la noche. Pero antes de emprender la empresa decidió consultar a Dios por el procedimiento del
urim y
tummim. El oráculo no contestó, interpretando Saúl aquel silencio como efecto de algún pecado (28:6.15). Ante aquel contratiempo, Saúl, con la impetuosidad que le caracterizaba, lanza otro juramento de dar muerte al pecador, aunque sea su propio hijo Jonatan. En el v.41 seguimos el texto griego, que reproduce el texto original, mutilado por un escriba, que saltó de una línea a otra. Según el texto, la consulta se hace utilizando dos piedras preciosas que llevaba el sumo pontífice en el pectoral (
Exo_28:30;
Lev_8:8;
Num_27:21), llamadas
urim, que significa luz o verdad, y
tummim, perfección o santidad, que, por convención, representaban el sí y el no. Pero esta manera de echar las suertes no tiene aplicación en el caso de que el oráculo no responda. Esta manera de consultar a Yahvé se practicó durante los reinados de Saúl y en los comienzos del de David, cesando en adelante, sustituyéndose por el mensaje profético. La suerte señaló a Jonatán como culpable; sólo la intervención atinada del pueblo pudo salvar a Jonatán de la muerte.
El pueblo salva a Jonatán (Num_14:45-48).
45
El pueblo dijo entonces a Saúl: ¿Va a morir Jonatán, el que ha hecho en Israel esta gran liberación? ¡Jamás! Vive Yahvé, no caerá a tierra un solo cabello de su cabeza, pues hoy ha obrado con Dios. Así salvó el pueblo a Jonatán y no murió. 46
Saúl desistió de salir en persecución de los filisteos, y éstos llegaron a su tierra. 47
Mientras Saúl reinó sobre Israel, hizo la guerra a todos los enemigos de en torno: a Moab, a los hijos de Amón, a Aram Bet Rejob, al rey de Soba y a los filisteos, venciendo en todas partes a donde se volvía. 48
Llegó a ser muy fuerte; derrotó a Amalee y libró a Israel de las manos de cuantos antes le saqueaban.
El pueblo libertó de la muerte al héroe del día, Jonatán, salvándole a la manera como se rescata una víctima debida a Yahvé (
Exo_13:13-15;
Exo_34:20)· No especifica el texto qué víctima se ofreció en vez de Jonatan. A continuación se da un resumen de las campañas bélicas de Saúl. Se citan a los enemigos de TransJordania (Moab, amonitas), los del sur de Palestina (los idumeos), los del norte, cuyo representante más destacado es Soba, y, finalmente, los filisteos. El reino de Moab estaba al otro lado del Jordán, entre Amón, al norte, y los edomitas, al sur. Edom, cuya frontera evolucionó con el tiempo, ocupaba las márgenes derecha e izquierda del
wadi el-Arabá, al sur del mar Muerto. Entre Damasco y Hamat se encontraba el pequeño reino de Soba (
2Sa_10:6-8).
Familia de Saúl (2Sa_14:49-52).
49
Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isvi y Melquisúa; sus dos hijas se llamaron Merob la mayor y Micol la menor. 50
La mujer de Saúl se llamaba Ajinam, hija de Ajimas. El nombre del jefe de su ejército era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. 51
Quis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos de Abiel. 52
La guerra contra los filisteos fue encarnizada durante toda la vida de Saúl; y en cuanto veía Saúl un hombre robusto y valiente, le ponía a su servicio.
Tres hijos y dos hijas tuvo Saúl. El primogénito era Jonatán; le seguía Ievi, que en otros lugares (
1Cr_8:33;
1Cr_9:39) es llamado Isbaal, que el autor de
2Sa_2:8 cambia en Moset = hombre de infamia; el tercero se llamaba Melquisúa (
2Sa_31:2). De las hijas, Merob, la mayor, y Micol, la más pequeña, se habla en el curso de la historia (
2Sa_18:17-19;
2Sa_18:20-27). No se conoce en la historia de Israel otra mujer de nombre Micol; en cambio, lleva este nombre una deidad cananea venerada en Beisán hacia el siglo XIV a.C. Ajinoam no era la única mujer de Saúl, que tuvo otras (
2Sa_12:8), entre las cuales se menciona Resfa (
2Sa_21:8).