Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. Vocación del Profeta.
El propio profeta nos presenta en este primer capítulo el origen de su vocación y misión como enviado de Yahvé.
Consciente de su responsabilidad, se resiste, porque se considera demasiado débil para tan gran misión; pero Yahvé le conforta y le fuerza a aceptarla prometiendo su asistencia. Las tres visiones de este capítulo tienen la misma finalidad y son como una introducción a todo su libro.
Recapitulación histórica (1-3).
1 Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Aiatot, tierra de Benjamín, 2 a quien llegó la palabra de Yahvé en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado, 3 y después en tiempo de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto.Esta introducción tiene un carácter redaccional y es fruto de adiciones sucesivas. El núcleo primitivo parece ser:
palabras de Jeremías, hijo de Helcías (v.12), al estilo de los demás profetas. Las sucesivas adiciones tienen por finalidad introducir la misión de Jeremías tal como aparece en los 25 primeros capítulos de su libro, que constituyen el núcleo primitivo del mismo. El nombre de
Jeremías, que se suele interpretar Yahvé exalta, aparece en otros lugares del Antiguo Testamento. 2 Era de la clase sacerdotal, y su linaje estaba vinculado a la aldea de
Anatot, la actual
Anata, a cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén, hacia el desierto. Era una de las 13 villas asignadas a los sacerdotes, 3 y a ella había sido desterrado el sumo sacerdote Abiatar por Salomón, 4 del que Jeremías podía ser descendiente. La localidad pertenecía a la tribu de
Benjamín, en los confines con Judá. La expresión
palabra de Yahvé (v.2) es sinónima de comunicación divina en sentido amplio, sin concretar si se trata de comunicación sensible, imaginaria o intelectiva.5 Tuvo lugar esta su visión inaugural en los
días de Josías, rey de Judá (v.2), uno de los grandes reyes piadosos de Judá. Subió al trono en el 639 a.C., a la edad de ocho años. Sus antepasados Amón y Manases habían sido reyes impíos y habían difundido la idolatría. En el 627 (duodécimo de su reinado) hizo la purificación de la idolatría en Jerusalén y Judá. 6 Es precisamente al año siguiente cuando tiene lugar la inauguración del ministerio de Jeremías:
en el año decimotercero de su reinado (v.2), es decir, en el 626 a.C.
En este momento, el coloso asirio está a punto de entrar en el colapso definitivo. El gran rey conquistador Asurbanipal muere en el 625, y con él desaparece el poder de su imperio. Sus sucesores no logran sujetar las ansias de independencia de los países sometidos, sobre todo de las tribus de los caldeos (o
Kaldim),
que merodeaban por las montañas al este del golfo Pérsico e iban a caer en tromba, a las órdenes de Nabopolasar, sobre el agonizante imperio asirio, para crear el nuevo imperio babilónico, en el que destacaría como máximo soberano su hijo, el implacable Nabucodonosor, de triste memoria para el pueblo judío. Precisamente la gran equivocación del rey Josías de Judá será no comprender el cambio político que se estaba realizando en Mesopotamia, oponiéndose ingenuamente al faraón egipcio Necao. La consecuencia de su oposición fue morir trágicamente en Megiddo, en el 609, en lucha desigual con el ejército egipcio. Fue la gran tragedia para el pueblo de Judá, que no acertaba a comprender que Yahvé permitiera la muerte de un rey tan piadoso de modo tan trágico, dejando a la nación en una orfandad total, expuesta a los nuevos golpes que vinieran de los victoriosos egipcios y babilonios. Toda la vida del profeta Jeremías irá marcada con el estigma de la tragedia nacional. Su carácter débil y melancólico tenía que enfrentarse con situaciones políticas críticas que sobrepasaban sus energías humanas. Es preciso tener en cuenta esta situación histórica para comprender su vida y su misión. Su primera etapa profética se desenvolvió en el reinado del piadoso Josías, que veía muy bien la predicación de Jeremías. En el 621 se había encontrado el libro de la Ley, y el piadoso rey emprendió una reforma religiosa a fondo, secundado por el profeta de Anatot. La segunda parte de su vida se desenvolverá bajo
Joaquim, hijo de Josías; pero las circunstancias políticas serán peores. Al morir trágicamente Josías en la batalla de Megiddo, subió al trono su hijo
Joacaz, el cual, después de tres meses de reinado, fue depuesto por Necao, rey de Egipto, quien a su vez entronizó al otro hijo de Josías,
Eliaquim, al que cambió el nombre en
Joaquim, que en hebreo tiene un valor equivalente? Este reinó del 609 al 598. Poco antes de la rendición de Jerusalén en el 598 muere y le sucede su hijo
Joaquín, o
Jeconías, el cual sólo reina tres meses, siendo deportado a Babilonia después de habérsele arrancado los ojos. El invasor babilonio pone sobre el trono a su tío
Matanías, al que cambia el nombre en
Sedeáas, hermano de
Joaquim y de
Joacaz, hijos los tres de Josías. Tales son los reyes bajo los cuales se desarrolla la actividad de Jeremías. Sedecías es el último rey de Judá, al que le tocará asistir a la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586.
Es el fin del reino de Judá y el principio de la deportación definitiva de sus habitantes, después de haber sido destruido el templo de Jerusalén: es el
año undécimo de Sedecías (v.5). La frase
hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto es probablemente una glosa aclaratoria de la fecha anterior dada para Sedecías.
El mes quinto vuelve a aparecer como fecha exacta de la destrucción de Jerusalén en
Jer_52:12, donde se señala el día 10 del mismo mes, en el año decimonono del reinado de Nabucodonosor.
Vocación del profeta (4-10).
4 Llegóme la palabra de Yahvé, que decía: 5 Antes que te formara en el vientre te conocí, antes de que tú salieses del seno materno te consagré y te designé para profeta de pueblos. 6 Y dije: ¡Ah Señor, Yahvé! He aquí que no sé hablar, pues soy un niño. 7 Y me dijo Yahvé: No digas: Soy un niño, pues irás a donde te envíe yo y dirás lo que yo te mande. 8 No tengas temor ante ellos, que yo estaré contigo para salvarte, dice Yahvé. 9 Tendió Yahvé su mano, y, tocando mi boca, me dijo: He aquí que pongo en tu boca mis palabras. 10 Mira que te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir, para arruinar y asolar, para edificar y plantar.El profeta no nos da las circunstancias concretas de esta primera llamada de Dios, como lo hace, por ejemplo, Isaías.8 Las vocaciones de Isaías y Ezequiel están revestidas de un ambiente solemne y expectante. En todo caso, en este relato de Jeremías queda claro
que su vocación profética es impuesta por Dios y que él no la busca, sino que más bien es en contra de su carácter temperamental. No dice cómo recibió esa
palabra de Yahvé o comunicación divina, pero él es consciente de que Dios le habla y le ha elegido, antes de que él se diera cuenta, para esa misión profética (v.5). La elección de Jeremías por Dios es anterior a su existencia. Dios ha tenido una presciencia
amorosa y selectiva:
te conocí; es algo más que un conocimiento especulativo, es un
conocimiento selectivo y
afectivo en orden a su misión. Y esto antes de que Jeremías hubiera podido hacer mérito alguno para obligar a Dios a esta elección. Aunque no es científico incrustar en la mente del hagiógrafo nociones de teología miderna, no cabe duda que en el contexto se destaca el acto libérrimo y gratuito de Dios, que elige a Jeremías sin depender para nada de los méritos de éste, y que el verbo
conocí tiene un sentido complexivo de elección y amor, como en otros lugares bíblicos del A.T. 9
La palabra
te consagré, que la Vg traduce por te santifiqué, no tiene el sentido de conferir la
gracia santificante. Esto está fuera de contexto. En hebreo significa poner aparte,
separar para el servicío de Dios. Santificar es elevar una cosa a una atmósfera superior para que pueda entrar en relación con el Dios santo. Implica la idea de pureza y la de trascendencia. Pero a veces
santificar o consagrar significa
destinar para una misión santa, como se dice a continuación:
te designé para profeta de pueblos (v.5b). En
Eco_49:9 se dice expresamente que Jeremías fue
consagrado desde el seno de su madre para arrancar, destruir y arruinar. 10 La misión de Jeremías como profeta de pueblos o de naciones gentiles no se ha de entender como si le correspondiera ser
misionero al estilo del
Siervo de Yahvé del libro de Isaías, o de San Pablo en el Í.Ô. La labor
misionera propiamente tal estaba confinada a sus compatriotas; pero, por concomitancia y en razón de las circunstancias políticas, tenía que anunciar juicios condenatorios sobre las naciones circunvencinas, como dirá en el v.9:
te constituyo sobre naciones. para arruinar, destruir. De hecho vemos que en su libro hay muchos oráculos sobre las naciones paganas, pero todos en relación con los destinos de Israel.
La misión que le encarga Yahvé es inmensa, y el profeta se siente sobrecogido:
¡Ah Señor, Yahvé! No sé hablar. Soy un niño (v.6). Aquí la palabra
niño tiene el sentido de inexperto para hablar . Isaías se ofrece voluntariamente cuando Yahvé insinúa que quiere enviar un profeta. 12 Jeremías es de temperamento tímido, como se ve a través de su libro. Sólo el auxilio sobrenatural de Dios hace que se entregue a la más ingrata misión: la de aparecer ante el pueblo como traidor a su patria por mantener los
principios del yahvismo y una política estrictamente religiosa.
La respuesta de Yahvé no se hace esperar:
iras a donde te envíe. (v.7). La asistencia de Dios suplirá su debilidad natural de timidez y le convertirá en un
muro de bronce, como dirá más tarde (v.18).
Después Yahvé hace un gesto de consagración del profeta:
tendió Yahvé su mano, y, tocando mi boca, me dijo (v.8a). Le toca la
boca. En
Isa_6:7 encontramos un rito análogo: uno de los serafines purifica con un carbón encendido, tomado del altar del templo, los labios impuros del profeta, queriendo indicar que le purificaba de los pecados. Aquí, en Jeremías, el gesto de Yahvé parece más bien tener un carácter positivo: darle una ciencia infusa para predicar sus oráculos, dotándole de especial elocuencia que compensara su inexperiencia y corta edad. Había de ser la boca de Yahvé (v.9). En Ezequiel, el profeta tiene que engullir simbólicamente un rollo en el que están escritos los oráculos y endechas. 13 No quiere decir esto que, en esta comunicación inaugural, Dios le haya comunicado por ciencia infusa todas las revelaciones que habría de transmitir durante su vida, ni que Jeremías, durante todos los actos de su vida, obrase como profeta y en nombre de Dios. Jeremías, como aparece en su libro,
tiene que recibir nuevas revelaciones sucesivas según las circunstancias. 14 Lo que se quiere indicar en este rito de tocar su boca Yahvé es la aptitud que le da para hablar oficialmente en nombre de El, dotándole de cierta
potestad de magisterio para ejercer su misión. Naturalmente, estas comunicaciones inaugurales transmitidas a los profetas dejaban una profunda impresión en su ser para toda la vida, y en cierto modo los transformaba en otros hombres, pues al sentir el contacto directo con el mundo sobrenatural, se sentían otros hombres, que sólo vivían para los intereses de Dios.
Después del rito por el que es oficialmente constituido Jeremías en profeta, Yahvé le explica sustancialmente el sentido de su misión:
te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir., para edificar y plantar (v.10). Por estas palabras, Jeremías es constituido nada menos que en arbitro de las naciones: su palabra, en cuanto tiene el respaldo oficial de Yahvé (v.9), será como una espada con doble función punitiva:
arrancar y destruir naciones y reinos, es decir, comunicar los oráculos punitivos que Dios pone en su boca. Como éstos son expresión de la voluntad de Dios, que rige los destinos de los pueblos, de ahí que las palabras del profeta realmente pueden
arrancar y destruir las naciones y pueblos. Su
predicción equivale a su
realización, pues su
palabra está cargada de
eficacia real efectiva. 15 Y esto también cuando se trate de
edificar y plantar, es decir, restaurar y consolidar las
naciones y reinos. No obstante, el profeta recalca los sinónimos de castigo, repitiéndolos intencionadamente:
arrancar y destruir, arruinar y asolar, lo que parece insinuar que su misión es más bien anunciar castigos divinos que bendiciones:
edificar y plantar. Los Santos Padres han visto en esta doble misión del profeta
un prenuncio de la misión de Cristo, que vino a traer la guerra con desgarrones de corazón y, al mismo tiempo, a ser bálsamo para restañar las heridas morales de la humanidad.
Visiones relativas a su misión (11-16).
11 Y me llegó palabra de Yahvé, que me decía: ¿Qué ves, Jeremías? Yo le contesté: Veo una vara de almendro. 12 Y me dijo: Bien ves, Jeremías; pues yo velaré sobre mis palabras para cumplirlas. 13 De nuevo me llegó la palabra de Yahvé, que decía: ¿Qué ves, Jeremías? Yo contesté: Veo una olla hirviendo y de cara al septentrión. 14 Y me dijo Yahvé: Del septentrión se desencadenará el mal16 sobre todos los moradores de la tierra; 15 pues he aquí que voy a convocar a todos los reinos del septentrión 17, dice Yahvé, para que vengan y extiendan cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, y sobre todos sus muros, y sobre todas las ciudades de Judá. 16 Y pronunciaré contra ellos mis sentencias por todas sus maldades, pues me abandonaron para incensar a dioses extraños y adorar la obra de sus manos.En estas dos visiones se contiene un mensaje punitivo de parte de Yahvé. En una visión imaginaria, el profeta ve una
vara de almendro (v.11). Para entender esta visión es necesario comprender el juego de palabras hebreas que emplea el profeta. Al
almendro en hebreo se le llama poéticamente
vigilante, porque es el primero que florece al despuntar la primavera, adelantándose a los otros árboles.18 Pues, jugando con su nombre, Yahvé dice a Jeremías: Tú ves un (almendro) vigilante, pues así
velaré yo sobre mis palabras para cumplirlas (v.12). Como el almendro vela en medio de la naturaleza dormida, así Yahvé vela por el cumplimiento de sus palabras relativas al
castigo que va a anunciar en la visión siguiente, y como madruga el almendro (vigilante) entre los demás árboles, así Yahvé madrugará para manifestar su justicia, cuando todos están tan tranquilos en un sopor moral, como los árboles en el letargo invernal.
La segunda visión explica el sentido inicial de la primera: el profeta ve una
olla hirviendo de cara al septentrión (v.13). Parece que el sentido es que ve una olla
hacia el norte en estado de ebullición:
hirviendo; este detalle nos da la clave de la interpretación de lo que sigue. Esa
olla hirviendo es un ejército enemigo formado con los
reinos del septentrión, que amenaza (
hirviendo)
con caer sobre Judá. Ese ejército es como un turbión que viene del norte, el camino tradicional de las invasiones asirías y babilonias, pues éstos subían por la ruta caravanera del Eufrates hasta cerca del actual Alepo, o atravesaban el desierto por Palmira, camino de Damasco, y caían sobre Palestina. Esta invasión, pues, viene del
septentrión para el profeta, que está contemplándola en Judá. Otros autores prefieren dar la siguiente interpretación: la
olla hirviendo es Judá, y dentro de ella están los habitantes 19; está orientada hacia el
septentrión, como se solía hacer para que recibiera el aire del norte y que se encendiese fácilmente. Del
septentrión vendrá el
mal, la invasión. 20
Yahvé mismo va
a convocar a todos los reinos del septentrión, incitándoles a que acampen a
las puertas de Jerusalén. Es el anuncio del asedio de la Ciudad Santa llevado a cabo por las tropas de Nabucodonosor en diversas ocasiones, pero principalmente en el 598 y el 587. Y todo esto es para castigar a sus habitantes por sus
maldades (v.16), sobre todo por el pecado de idolatría:
incensar a dioses extraños. y adorar la obra de sus manos (v.16b). Es el pecado tradicional. En otros oráculos hará también hincapié en los otros desórdenes morales y sociales.
El profeta, fortalecido en sumisión (17-19).
17 Tú, pues, ciñe tus lomos, yérguete y diles todo cuanto yo te mandare. No tiembles ante ellos, no sea que yo te haga temblar ante ellos. 18 Y he aquí que te pongo desde hoy como ciudad fortificada, como férrea columna y muro de bronce, frente a la tierra toda, para los reyes de Judá y sus príncipes, los sacerdotes y el pueblo del país. 19 Y te combatirán, pero no te podrán, porque yo estaré contigo para salvarte, dice Yahvé.Llegan tiempos difíciles y es preciso que desde el principio se percate de su misión, adoptando una postura decisiva y varonil:
ciñe tus lomos, yérguete y diles (v.14).
Lejos de intimidarse el profeta, debe, ante su misión, tomar una postura arrogante y decidida, preparándose a todo, como el que se dispone a una gran tarea
emendóse sus vestidos para estar más expedito. 21
Si el profeta no corresponde a su vocación, mostrando desconfianza ante Dios, entonces será castigado: no sea que yo te haga temblar, dejándole en mal lugar
ante ellos (v.17b). Yahvé se encarga de fortalecerle espiritualmente, dándole una resistencia como
un muro de bronce, 22 para que pueda hacer frente a todas las clases sociales: desde los
reyes, príncipes y
sacerdotes hasta el humilde
pueblo del país, e.d., los que no tenían ninguna posición social oficial destacada; la expresión, con el tiempo, tomará un carácter despectivo, sobre todo en la época farisaica y rabínica. El profeta, pues, tendrá que enfrentarse con todas las clases sociales. Efectivamente, la misión de Jeremías ha sido siempre ir contra la corriente de la opinión pública, sin ceder ante los halagos y los oportunismos. A pesar de su carácter pusilánime, desarrolló su actividad de un modo admirable,
gracias a la ayuda de Yahvé: yo estaré contigo para salvarte (v.19).
1 Cf.
Amo_1:1;
Joe_1:1. - 2 Cf.
2Re_23:31;
Jer_35:3-3 Cf.
Jos_21:18. - 4 Cf.
1Re_2:26. - 5 Cf.
Jer_14:1;
Jer_46:1;
Jer_49:3;
Jer_49:-6 Cf. 2 Par 0.34. - 7.Este cambio de nombre indicaba que Necao tenía poder sobre él.
Eliaquim significa Eíohim sostiene, mientras que
Joaquim significa
Yahvé sostiene. Cambia sólo la parte teó-fora del nombre. - 10 Cf.
Exo_13:2;
Lev_27:14ss;
Isa_49:1.5;
Gal_1:15. - 11 Cf.Zac2:8;
Exo_3:11. - 12
Isa_6:1. - 13
Eze_2:8;
Deu_18:18. - 14 Cf.
Jer_42:1-7Jer_42:--15 Cf.
Jer_5:14;
Jer_6:11;
Isa_6:9-10;
Isa_55:10-11;
Eze_43:3. - 16 Así según el hebreo. En el griego: hierve. - 17 Así según el griego. Según el hebreo: todas las
familias de reinos, que recarga el ritmo. - 18 En hebreo el juego de palabras:
soqed: almendro, y
saqad vigilar. Vg: virgam vigilantem. Cf.
Amo_8:2. - 19 Cf.
Eze_24:3-14. - 20 La primera interpretación es sostenida por Maldonado, Knabenbauer, Condamin, Dennefeld; la segunda, por Duhm y Cornill, entre otros. - 21 Cf.
1Re_18:46;
Efe_6:14;
1Pe_1:13. - 22 Férrea columna falta en los LXX.