Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. Orden divina de predicar a los ninivitas.
Desobediencia de Jonas (1-3).
1 Llegó a Jonas, hijo de Amitay, palabra de Yahvé, diciendo: 2 Levántate y ve a Ninive, la ciudad grande, y predica contra ella, pues su maldad ha subido ante mí. 3 Levantóse Jonas para huir lejos de Yahvé a Tarsis, bajó a Jope y halló un barco que estaba para ir a Tarsis. Pagó el pasaje y entró en él para irse con ellos a Tarsis, lejos de Yahvé.La narración se abre sin concretar la época y patria del protagonista, Jonas, hijo de Amitay. Conocemos un profeta de este nombre que profetizó en tiempos de Jeroboam II (787-756 a.C.) l
. Es la época de la dominación incipiente asiría. El hagiógrafo bien pudo escoger este personaje como protagonista de una historia que se había de centrar en torno a la gran metrópoli de Ninive. Jonas recibe la orden de ir a predicar la penitencia en la
ciudad grande de Ninive, símbolo del paganismo desenfrenado y símbolo también de la hostilidad contra Israel.
La misión de Jonas era realmente desconcertante para un judío, que creía sólo que su pueblo tenía derecho a gozar de la
benevolencia y misericordia de Yahvé, su Dios. Como veremos, la tesis central del libro
es el universalismo religioso. Para probarla, nada mejor4 que presentar a la capital del imperio asirio como acogida a la misericordia divina, después de haber manifestado claros signos de arrepentimiento y de penitencia. Yahvé no sólo se preocupa de los israelitas, sino que también tiene providencia de los paganos, y por eso quiere ofrecer una oportunidad de penitencia a los ninivitas, cuya
maldad había subido hasta El (v.2).
Esta amplitud de miras y esta magnanimidad no es comprendida por el espíritu mezquino del judío Jonas, que no quiere saber nada de la conversión de los paganos, enemigos de su pueblo. Por eso, en vez de secundar la orden recibida, encaminándose hacia Mesopotamia, toma el camino contrario, hacia occidente, esperando
huir lejos de Yahvé. En su estrecha mentalidad cree que fuera de Palestina,
la tierra de Yahvé, se encontrará libre de la influencia de su Dios, que concibe como divinidad nacional, si bien le reconoce como el Creador de los cielos y de los mares (v.9).
En su afán de huir de Yahvé, toma en Jope (la actual
Jáfá, junto a Tel-Aviv) un barco para dirigirse a Tarsis, la región más lejana y occidental de entonces. Generalmente se identifica a
Tarsis con la
Tartessos de los griegos y romanos, en la desembocadura del Guadalquivir, en España. Los fenicios tenían grandes relaciones con la costa meridional de España, y de hecho
Tarsis llegó a significar la península Ibérica, el extremo occidental del mundo clásico conocido2. Por ello, las naves de gran tonelaje eran llamadas naves de Tarsis, pues eran las que solían hacer el recorrido de una punta a otra del Mediterráneo. Es interesante cómo el autor sagrado destaca la voluntad rebelde de Jonas al no querer obedecer, buscando una ruta totalmente opuesta a la debida. Más tarde (4:2) Jonas lamentará no haber podido llegar efectivamente al objetivo de su viaje, hacia Tarsis, para verse libre de la ingrata misión de predicar a los ninivitas.
La tormenta en el mar (4-9).
4 Yahvé levantó en el mar un violento huracán, y fue tal la tormenta en el mar, que creyeron se rompería la nave. 5 Llenos de miedo, los marineros invocaban cada uno a su dios, y echaron al mar lo que llevaban en la nave para aligerarla de ello. Jonas, que había bajado al fondo de la nave, se había acostado y dormía profundamente. 6 Llegóse a él el patrón del barco y le dijo: ¿Qué estás ahí tú durmiendo? Levántate y clama a tu Dios. Quizá se cuidará de nosotros y no pereceremos. 7 Dijéronse unos a otros: Vamos a echar suertes a ver por quién nos viene este mal. Echaron suertes, y la suerte cayó en Jonas. 8 Entonces le dijeron: A ver, ¿de dónde vienes, cuál es tu tierra y de qué pueblo eres? 9 El les respondió: Yo soy hebreo y sirvo a Yahvé, Dios de los cielos, que hizo los mares y la tierra.El hagiógrafo destaca cómo, a pesar de la decisión de Jonas,
Yahvé le obligará a la fuerza a cumplir su orden. Para ello levanta un huracán que hace imposible el viaje (v.4). La situación de la nave es desesperada. Para salvarla, los marineros arrojan las mercancías al mar. Irónicamente, el autor sagrado contrapone la actitud piadosa de los marineros paganos, que invocan a sus dioses respectivos, a la del hebreo Jonas, que, despreocupado, duerme tranquilo en el fondo de la nave (v.5). El patrón del barco le despierta y le invita a orar también a su propio Dios para que los libre de la muerte. En la mentalidad sincretista y mercantil de los fenicios, cada pueblo tenía su dios y su poder particular. Al invitar a Jonas,
no sabía que el Dios de éste era el Señor del universo, como lo declara el propio Jonas.
Los marineros, supersticiosos, creyeron que había entre ellos alguno que había ofendido a su dios, contra el que éste descargara su ira. Por suertes, como era usual, decidieron buscar al culpable, y la suerte cayó precisamente en el indolente hebreo que dormía en el fondo de la nave. Designado Jonas, le preguntaron por su procedencia y origen para descubrir su culpabilidad respecto a su Dios. El viajero hebreo declara su patria y religión, y paladinamente confiesa que su Dios es el Señor de los cielos y de los
mares, insinuando así que El ha tenido que enviar la espantosa tormenta.
La trama del relato es perfecta, no exenta de artificialidad literaria. El hagiógrafo contrapone bien las situaciones y las conductas de los respectivos personajes en orden a hacer resaltar su idea teológica sobre la omnipotencia divina y sus designios sobre Jonas, que, contra su voluntad, tendrá que rendirse
a la tesis del universalismo religioso que late en toda la narración del libro.
Joñas es arrojado al mar (10-16).
10 Aquellos hombres se atemorizaron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Pues sabían que iba huyendo de Yahvé, porque él se lo había declarado. 11 Dijéronle: ¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar iba embraveciéndose cada vez más. 12 El les respondió: Agarradme y echadme al mar, y el mar se os aquietará, pues bien sé yo que esta gran tormenta os ha sobrevenido por mí. 13 Aquellos hombres hicieron por volver la nave a tierra, mas no pudieron, pues el mar cada vez más se embravecía. 14 Entonces clamaron a Yahvé, diciendo: ¡Oh Yahvé! Que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre y no nos imputes sangre inocente, pues tú, ¡oh Yahvé! has hecho como te plugo. 15 Y agarrando a Jonas, le echaron al mar, y el mar se aquietó en su furia. 16 Temieron aquellos hombres a Yahvé y le ofrecieron sacrificios y le hicieron votos.Los marineros quedan consternados al saber lo que había hecho Jonas con su Dios, y le preguntan por qué ha desobedecido. Llevados de su profundo sentimiento religioso, sabían que no se podía desafiar la ira de ningún Dios. En este caso, Jonas había sido un loco, y ahora insinúan que deben deshacerse de él para aplacar a Yahvé, aunque no se atreven a proponerlo claramente:
¿qué vamos a hacer contigo.? (v.11). El mar seguía cada vez más encrespado, sin duda porque el Dios de Jonas sigue terriblemente enojado. No se atreven a tomar la iniciativa contra Joñas, y es éste quien se ofrece a ello, pues reconoce noblemente que ha sido la causa de la desesperada situación de la nave. Quiere aplacar a Yahvé para que se salven los inocentes marineros.
Los marineros, sin embargo, hacían lo posible por acercar la nave a tierra, por si podían salvarse sin acudir al extremo de atentar contra la vida de Jonas (v.15). Pero todo fue inútil, y, decididos a deshacerse del infortunado hebreo, piden a Dios perdón por la acción que se ven obligados a cumplir; piden al Dios de Jonas que no se les impute la sangre de Jonas, al que consideran
inocente por no haber cometido ninguna acción a sabiendas contra ellos (v.14); pero se someten a sus designios, pues ha dispuesto que sucediera así. Decidieron, pues, arrojar a Jonas al mar, y al punto la tempestad cesó.
Reconocieron la omnipotencia del Dios de Jonas y trataron de ganar su benevolencia haciendo sacrificios y votos en acción de gracias (v.16).
1 Cf.
2Re_14:25. - 2 Cf.
Isa_66:19;
Sal_72:10;
Eze_27:12.