Ver contexto
«Si uno peca y comete una prevaricación contra Yahvé mintiendo a su prójimo acerca de un depósito o de un objeto confiado a sus manos, o de algo robado, o quitado a la fuerza,
(Levítico 5, 21) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Fraude contra el prójimo. Semejante al caso anterior, pero aquí se refiere al fraude contra el prójimo. Para resarcir la culpa era necesario reconocer la falta ante el sacerdote y presentar un carnero para el sacrificio; para obtener el perdón completo se exige compensar el perjuicio causado al prójimo restituyendo lo robado o lo ganado por explotación indebida más un veinte por ciento, una quinta parte más. Este pasaje nos recuerda a Zaqueo; al ser acogido por Jesús, y sin necesidad de invocar esta ley, se adelanta a confesar sus acciones indebidas contra el prójimo y supera en mucho la restitución debida (cfr. Lc 19). Lo más interesante de este último tipo de sacrificios es la relación que se establece entre el daño ocasionado al prójimo y la ofensa contra Dios. Dejando de lado la meticulosidad de las normas sacrificiales, es importante rescatar esta visión tan clara de la relación directa que existe entre el mal ocasionado al prójimo y la ofensa contra Dios y, consecuentemente, la relación entre la restitución del daño al prójimo y el perdón del prójimo y de Dios.