Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
4. Exhortación a Conseguir la Sabiduría.
Excelencia y beneficios de la sabiduría (4:1-9).
1
Oíd, hijos míos, la doctrina de un padre, y atended bien para aprender prudencia, 2
porque la doctrina que os enseño es buena; no desdeñéis, pues, mis enseñanzas. 3
También yo fui hijo para mi padre, unigénito bajo la mirada de mi madre. 4
Y él me enseñaba diciéndome: Pon atención a mis palabras, pon por obra mis mandatos y vivirás. 5
Sabiduría ante todo, adquiere la inteligencia; no la olvides, no te apartes de los dichos de mi boca. 6
No la abandones, y te guardará; ámala, y ella te custodiará. 7
Al precio de todas las riquezas adquiere la sabiduría, al precio de cuanto posees adquiere la inteligencia. 8
Tenia en gran estima, y ella te ensalzará y te honrará si tú la abrazas. 9
Pondrá en tu cabeza corona de gracia, te ceñirá espléndida diadema. En esta primera estrofa del capítulo cuarto, el sabio hace la presentación de su persona y doctrina. Cuando todavía era niño, aprendió de sus padres, que lo querían como se quiere a un hijo único, las enseñanzas de la sabiduría. El quiere ahora repetir a sus discípulos, adoptando la actitud del padre solícito de la instrucción de sus hijos, lo que él aprendió de labios de su padre. La enseñanza era en este tiempo familiar y oral; no hay indicios de que existieran entonces escuelas para niños.
La doctrina que él enseña es buena. Son máximas que le indican el sendero de la virtud y le apartan de los vicios, conduciéndole a una vida larga y feliz. Es oportuno recordar también aquí la observación hecha a 3:1: mientras que el profeta se presenta al pueblo como llamado por Dios y le habla en su nombre, el sabio habla con su propia autoridad, se presenta como un padre que enseña a su-hijo y asegura a veces haber adquirido la doctrina que enseña mediante la experiencia y el esfuerzo 1.
En la segunda parte de la estrofa (v.6-9) indica, en medio de una apremiante y continuada exhortación, los requisitos para alcanzar la sabiduría y los frutos que de ella derivan. Ante todo es necesaria una estima e interés grandes por ella, a los que han de seguir el esfuerzo preciso por conseguirla y poner en práctica sus consejos. Una vez conseguida, hay que unirse a ella con lazo fuerte, como el que une a los parientes más próximos 2; con lazo indisoluble, como el que une al esposo a la esposa 3. La sabiduría consiste no en la lectura y especulación, sino en su ocupación y posesión; si, pues, comienzas a poseerla, tienes el principio de la sabiduría; si vas progresando en su posesión, cuanto en ésta, otro tanto progresarás también en la sabiduría; si la posees plenamente, tendrás también plena y perfecta sabiduría; ahora bien, esta posesión consiste en el uso y práctica de la sabiduría o virtud (A Lapide) 4.
Los beneficios de la sabiduría que indica son maravillosos: guarda de todo mal como fiel compañera (v.6), proporciona una vida feliz y dichosa (v.4), alcanza estima y aprecio ante los demás, confiriendo una belleza moral más apreciable que las coronas y las diademas. Salomón la abrazó, hizo de él el rey sabio por excelencia, cuya sabiduría se hizo admirar en el Oriente 5. La costumbre de llevar coronas y diademas sobre la cabeza, sobre todo en ocasiones de júbilo, pudo sugerir la imagen del v.8 6
.
La recta senda (4:10-19).
10
Oye, hijo mío, y recibe mis palabras, y se multiplicarán los años de tu vida. 11
Que te enseño el camino de la sabiduría y te encamino por el recto sendero. 12
Así, cuando anduvieres, no se enredarán tus pasos, y aun corriendo no tropezarás. 13
Retén firmemente la disciplina, no la dejes; guárdala, mira que es tu vida. 14
No te metas por las sendas del impío, no vayas por el camino de los malos. 15
Esquívale, no pases por él, tente apartado de él, pasa de lejos. 16
Esos no duermen tranquilos si no han hecho el mal; huye de ellos el sueño si no han hecho alguna ruina. 17
Comen el pan de la maldad y beben el vino de la violencia. 18
Mas la senda de los justos es como luz de aurora, que va en aumento hasta ser pleno día. 19
Al contrario, el camino del impío es la tiniebla y no ven dónde tropiezan. Esta segunda estrofa comienza sus exhortaciones con la promesa, ya varias veces repetida, de la longevidad 7, la vida feliz y próspera, con tanta frecuencia prometida a Israel si permanecía fiel a Yahvé, que los sabios aplican al individuo en particular. La sabiduría enseña la recta senda a su discípulo, de modo que podrá caminar con seguridad a través de la vida. Fácilmente tropieza y cae el que anda en tinieblas, privado de la luz de la sabiduría; pero quien sigue la luz de sus consejos no tropezará aunque la vida se le presente complicada y difícil, porque ella le enseña cómo debe comportarse en todas las circunstancias, en las prósperas y en las adversas.
Y para mantenerse firme en ella, un doble consejo:
retener firmemente la instrucción (v.13) o disciplina, que capacita para practicar la virtud, la cual supone espíritu de abnegación y sacrificio, dominio de sí mismo; y
mantenerse alejado de los malvados (v.1s), que de tal modo se han habituado a hacer el mal, que no duermen contentos el día que no han perpetrado alguna ruina; aquél viene a ser para ellos algo así como su comida, de la que no pueden prescindir. El influjo de las malas compañías ha sido ya puesto de manifiesto por el autor8. El célebre predicador Lacordaire decía: Creedme: toda la vida depende de las personas a las que hayamos tratado con familiaridad. Esta habitúa a las acciones, al mismo tiempo que a las personas, y lo que antes nos parecía odioso y abyecto, poco a poco pierde su aspecto impresionante...; el espíritu se entenebrece, el oído se corrompe, el corazón pierde el pudor, y terminamos por amar lo que nos parecía repugnante. 9
Concluye la estrofa con una hermosa antítesis entre la senda del justo y la del impío, que presenta bajo la metáfora de la luz y las tinieblas. La vida del justo está iluminada por la luz de la sabiduría,
que lo libra de todos los peligros exteriores, que va creciendo con el cumplimiento de sus consejos e ilumina a los demás, señalándoles el camino a seguir. San Juan presenta a la Sabiduría encarnada como la luz que ilumina a todo hombre con su doctrina 10. Y Jesucristo exhortaba a sus oyentes a que fueran hijos de la luz, recibiendo su palabra y viviendo conforme a ella 11; y de sus discípulos quería que fuesen, con su predicación y sus obras, luz del mundo 12. Los caminos del impío, por el contrario, están envueltos en tinieblas. Quienes en ellas caminan sin la luz y consejos de la sabiduría, terminan por tropezar y caer víctimas de sus propios vicios y crímenes; cuando ellos menos lo esperen, pierden sus bienes terrenos o una muerte prematura acaba con sus perversos planes 13.
Evitar la senda de la iniquidad (4:20-29).
20
Hijo mío, atiende a mis palabras, inclina tu oído a mis razones. 21
No se aparten nunca de tus ojos, guárdalas dentro de tu corazón; 22
que son vida para quien las acoge y sanidad para su carne, 23
Guarda tu corazón con toda cautela, porque es manantial de vida. 24
Lejos de ti toda falsía de la boca, y aparta de ti toda iniquidad de los labios. 25
Mira siempre de frente con tus ojos, vayan tus párpados derechos ante ti. 26
Mira bien dónde pones el pie y sean rectos todos tus caminos. 27
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda y aparta del mal todos tus pasos. 28
Pues el Señor conoce los caminos que están a la derecha; mas los que están a la izquierda son perversos. 29
El mismo dirigirá tu carrera y guiará tus caminos en la paz (LXX). Con una introducción análoga a la de las estrofas precedentes comienza el sabio la tercera. No se cansa de recomendar una y otra vez el estudio y aplicación a la sabiduría y de poner de relieve sus benéficos frutos. Quiere que su discípulo aplique a ella todos sus sentidos, que lleve sus consejos en su corazón. Pues son vida en el sentido material de salud y bendiciones terrestres 14; el influjo de una vida recta en la salud corporal es manifiesta, como el de ciertos vicios en enfermedades repugnantes. Y lo son también en el sentido de vida moral a que lleva su cumplimiento.
Para no incurrir en la senda de la iniquidad, el discípulo de la sabiduría ha de guardar ante todo su corazón, porque él es la fuente de la vida material y también moral. Por lo que a ésta se refiere, Jesucristo hizo el mejor comentario cuando enseñaba que el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo saca cosas malas de su mal tesoro15.
De los sentimientos del corazón depende toda la conducta 16. Y como de la abundancia del corazón habla la lengua17, la guarda de aquél facilita el buen gobierno de ésta; el sabio ha de detestar toda mentira y toda detracción y calumnia. Nada más opuesto a la sabiduría, compañera inseparable de la verdad. La Sabiduría encarnada se presentaría en los tiempos mesiánicos como la Verdad 18, y San Pedro afirmaría que en su boca no fue hallado engaño.19
También la vigilancia de
los ojos es precisa a quienes no quieran incurrir en el mal. Son las ventanas del corazón, por las que éste puede entrar.
El ser humano virtuoso ha de tener fija su mirada en el camino que le señalan los consejos de la sabiduría y nada debe distraérsela de él. Finalmente,
los pies son los ejecutores de los deseos del corazón, los que llevan al mal o al bien. El hombre inteligente, antes de mover su pie, mira dónde pisa; el virtuoso, antes de obrar, ha de reflexionar sobre lo que va a hacer, consultando a la sabiduría, y seguir la senda que ésta le señale, sin desviarse de ella.
Los LXX añaden los versos 28-29, que vienen a ser un comentario a los versos precedentes,
atribuyendo a Dios la obra asignada antes a la sabiduría. Se encuentra también en la Vulgata. No es fácil decidir si provienen de un original hebreo o si son una adición de un escriba o un cristiano de los primeros siglos.
1 Job 15:17. 2 7:4 3
18:22; 19:14; 31:10. 4 g.c., p.107). 5
1Re_4:29-34;
1Re_10:1-9 6
Ez 16:12; 23:42. 7 2:21; 3:2.16.18. 8 1:8-19; 2:12-19. 9 Cf.
Conferencias 24 y 25 de 1844. 10 1:9 1
1Jn_12:35-36, 12 Mt 5:14-16. 13 1:18; 2:22. 14
Lev_26:3-13;
Deu_11:7-15;
Deu_28:2.6.8.11, etc. 15
Lev_6:45;
Mat_15:18-19. 16 Ptah-hotep tiene unas expresiones semejantes: El corazón es lo que hace a los hombres atentos o desatentos a la sabiduría. Vida, dicha, salud para los hombres es el corazón (J. B. Pritghard,
Ancient Near Eastern Texts [New Jersey 1955] p.414). 17
Luc_6:45 18
Jua_14:6. 19
1Pe_2:22.