La Sabiduría esposa ideal para Salomón.
Yo la amé y la pretendí desde mi juventud;
me empeñé en hacerla mi esposa,
enamorado de su belleza.
(Sabiduría 8, 2) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
Times New Roman ;;
8. Actitud de Salomón Ante los Beneficios de la Sabiduría.
Estimables ventajas de la sabiduría (18:1-8).
1 Se extiende poderosa de uno al otro extremo y lo gobierna todo con suavidad. 2 La amé y la busqué desde mi juventud, procuré desposarme con ella, enamorado de su belleza, 3 Se manifiesta su excelsa nobleza por su convivencia con Dios, y el Señor de todas las cosas la ama. 4 Porque está en los secretos de la ciencia de Dios y es directora de sus obras. 5 Si la riqueza es un bien codiciable en la vida, ¿qué cosa más rica que la sabiduría, que todo lo obra? 6 Si la inteligencia es activa, ¿quién más activo que ella, artífice de cuanto existe? 7 Y si amas la justicia, los frutos de la sabiduría son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza, las virtudes más provechosas para los hombres en la vida. 8 Y si deseas una rica experiencia, ella conoce lo pasado y entrevé lo venidero; conoce los artificios de los discursos y las soluciones de los enigmas, prevé los signos y prodigios, la sucesión de las estaciones y los tiempos.
El v.1 lo comentamos en la perícopa anterior. Después de la exaltación de la Sabiduría del capítulo precedente, el autor nos presenta a Salomón como un enamorado de la misma a la vista de los beneficios que lleva consigo. Se refiere unas veces a la sabiduría divina, otras a la sabiduría humana; dado que ésta es una participación de aquélla, el paso se hace sin violencia alguna. Para expresar su amor y estima por la sabiduría, el rey sabio evoca las relaciones del esposo y la esposa, de que con frecuencia se vale también la Biblia para poner de relieve el amor entrañable de Dios por su pueblo escogido 1. Salomón se enamoró desde su juventud de la belleza de la sabiduría, que se confunde con el bien de la misma; la ha amado con un amor tierno 2 y se ha unido a ella tomándola por compañera y guía de su vida. Pero no fue la belleza lo único que movió a Salomón a enamorarse de la sabiduría; a ella se añade su excelsa nobleza, que arranca de su convivencia con Dios, de quien procede y con quien tiene idéntica naturaleza, emanación pura de su gloria, en la que no hay mancilla, por lo que Dios la ama con su amor infinito. Su espíritu inteligente conoce los más profundos secretos de la divinidad y dirigió a Dios, como arquitecto, en la creación de las cosas, dando la existencia entre las posibles a solas aquellas que ella escogió; existe la más bella armonía y absoluta identidad entre la inteligencia y voluntad de Dios y la inteligencia y voluntad de la Sabiduría.
A continuación el autor, a la vez que hace un elogio de la sabiduría, enumera sus beneficios, que superan a aquellos bienes que más suelen estimar los mortales. Ella es mas codiciable que las riquezas (v.5); señora del universo entero, las tiene todas en su mano, las dispensa a quien le place y enseña el recto y fructuoso uso de ellas, sin el cual no tienen consistencia. Es más activa que la inteligencia humana; si ésta es capaz de producir con su actividad obras maravillosas y creaciones geniales, la sabiduría ideó las maravillas insondables de la creación y pudo llamar a la existencia a otros mil mundos más admirables.
Si, pasando a valores de un orden superior, estimas ese conjunto de virtudes morales que designamos con el nombre de justicia, la actividad de la sabiduría se extiende también al orden moral; más aún, es eminentemente moral; y ella comunica a quienes siguen sus enseñanzas' las virtudes cardinales, que son como los ejes en torno a los cuales deben girar todas las virtudes, y que ya los filósofos antiguos señalaban como las virtudes principales 3. Si pretendes una amplia experiencia, la Sabiduría posee el más completo conocimiento de todas las cosas: intervino en la creación de todas ellas como arquitecto, por lo que nada escapó a su inteligencia, y ese conocimiento divino del pasado le hace entrever con claridad meridiana el futuro, que al hombre únicamente le permite entrever, y no siempre. Ella descifra los artificios de los discursos, es decir, los proverbios y parábolas, de que tanto gustan los orientales, como también los enigmas, para cuya solución es preciso un ingenio no común, que Salomón poseía en alto grado 4; prevé los signos y prodigios; los primeros suponen una intervención especial de Dios; los segundos son sucesos que, por excepcionales, causan honda admiración. La Sabiduría de Dios, que actuó con El al crear el universo y fijarle las leyes que habían de regirlo por los siglos, sabe de antemano aquellas intervenciones y estos prodigios; conoce, finalmente, la sucesión de las estaciones y los tiempos, es decir, de los períodos de tiempo determinados y del curso de los siglos en general, con todos los hechos concernientes a la historia humana que durante ellos han tenido y tendrán lugar. La Sabiduría, por su convivencia y unión con Dios, tiene la ciencia de todas estas cosas y las puede comunicar a quien quiere. Y quien de ella las recibe, adquiere una experiencia mayor que la que cualquier mortal con sus esfuerzos pueda adquirir.
Salomón se desposa con la sabiduría y percibe sus beneficios (8:9-18).
9 Resolví, pues, tomarla para que conviviera conmigo, sabiendo que me sería buena consejera y consuelo en mis cuidados y afanes. 10 Y por ella alcanzaré gloria ante las muchedumbres, y, joven aún, gloria entre los ancianos. 11 En los juicios me mostraré agudo, y seré admirado entre los poderosos. 12 Cuando yo calle, esperarán, y si hablo me prestarán atención; y si prolongo mis discursos, pondrán mano a la boca. 13 Por ella gozaré de la inmortalidad, y dejaré a mi descendencia una memoria eterna. 14 Gobernaré los pueblos, y las naciones me estarán sometidas. 15 Oyendo hablar de mí, temerán los terribles tiranos, y me mostraré entre la muchedumbre bueno, y en la guerra valeroso. 16 Entrando en mi casa, descansaré en ella, porque no es amarga su conversación, ni dolorosa su convivencia, sino alegría y gozo. 17 Pensando esto conmigo mismo, y meditando en mi corazón que la inmortalidad está en la compañía de la sabiduría, 18 y que su amistad es noble deleite, y los trabajos de sus manos riqueza inagotable, y pericia el trato de su conversación, y fama participar en sus discursos, corrí de una parte a otra buscando tomarla conmigo.
Ante la consideración de la nobleza y beneficios que reporta la sabiduría, Salomón decidió tomarla como compañera de su vida para que le fuera consejera respecto de los bienes físicos y morales que ella lleva consigo (v.5-8), y consuelo en los afanes e inquietudes que al rey sabio, como a los demás mortales, no le faltarían. En la sabiduría buscaba también Boecio el consuelo en sus afanes filosóficos. Ella le conseguirá gloria entre las muchedumbres: su fama se extendió por todo el Oriente; honor entre los ancianos: una honorable ancianidad no se consigue por el número de años, sino por la prudencia y la virtud, y quien por la sabiduría llega joven a la perfección ha vivido una larga vida 5; agudeza en los juicios, como demostró en aquel juicio sobre el niño, poniendo en seguida en claro cuál fuera su verdadera madre, con lo que se conquistó la admiración de los reyes de otros pueblos, de Hiram, de Tiro, de Egipto. Tres expresiones gráficas expresan la admiración que causaría la sabiduría de Salomón: cuando él calle, no tomarán en seguida sus oyentes la palabra, sino que esperarán a que él la tome de nuevo y continúe hablando; mientras hable le prestarán suma atención, para no perder ni una de sus enseñanzas; y si se prolonga en sus discursos, lejos de impacientarse, llevarán su mano a la boca en señal de querer escucharle con toda atención hasta el final. El historiador de los reyes justifica esa admiración cuando escribe que todo el mundo buscaba ver a Salomón para oír la sabiduría que había puesto Yahvé en su corazón.6 Isaías aplica semejantes pensamientos al Mesías 7, y los evangelistas a la Sabiduría encarnada 8.
Por la sabiduría, Salomón gozara de la inmortalidad (í.13), es decir, de un recuerdo imperecedero en las generaciones sucesivas, como indica el paralelismo con el siguiente miembro del verso; de hecho pasó a la posteridad como el rey sabio por excelencia. Y con ella gobernará sabia y prudentemente el pueblo escogido y las otras naciones a las que se extendía su influencia 9, que se sentirán contentas ante los beneficios que un sabio gobierno lleva consigo. Los tiranos lo temerán con ese temor reverencial que se siente ante lo grande y extraordinario; mientras ellos vejan y explotan a sus subditos, él es admirado por su sabiduría y bondad, que no permitirá la tiranía sobre sus subditos por parte de sus ministros. Cumplirá la alabanza de Hornero a Agamenón que Alejandro Magno repetía con frecuencia: rey bueno y valeroso soldado10; elogio maravilloso de un soberano, que tuvo realidad en Salomón, que, si mereció el título de rey pacífico, supo reprimir ciertos levantamientos 11, logrando conservar la paz y prosperidad de su pueblo. También en la. vida privada percibirá los beneficios de la sabiduría: cuando al caer el día abandone los negocios del gobierno para pasar en la intimidad del hogar los últimos ratos de la jornada, también entonces la sabiduría, que ha regido durante el día sus quehaceres, le hará sentir gozo y alegría en el descanso. El autor de la Imitación de Cristo hace un amplio y precioso comentario a este verso escribiendo sobre la amistad íntima y familiar con Jesucristo, Sabiduría encarnada.
Reflexionando Salomón en lo más profundo de su alma en las ventajas que encierra la sabiduría, entre las que recuerda la inmortalidad - por supuesto, el recuerdo imperecedero del v.13, pero seguramente también la inmortalidad personal de que se habla en la primera parte -, la alegría y gozo que la amistad de la sabiduría proporciona, la ciencia para conducirse por el recto sendero a través de la vida que comunica el trato con ella, sintió oí más ardiente deseo por ella y procuró conseguirla a toda costa.
Introducción a la plegaria de Salomón por la sabiduría (8:19-21).
19 Era yo un niño de buen natural, que recibió en suerte un alma buena. 20 O más bien, siendo bueno, vine a un cuerpo sin mancilla. 21 Pero, conociendo que no podría obtenerla si Dios no me la daba, y que era parte de la prudencia conocer de quién es don, me dirigí al Señor y le supliqué, diciéndole de lo íntimo de mi corazón:
Salomón recibió de Dios unas buenas disposiciones naturales para poder obtener la sabiduría, un cuerpo sano, al que se añadió un alma naturalmente buena, que sentía inclinada al bien y la virtud. O mas bien, añade, siendo bueno, vine a un cuerpo sin mancilla; el autor quiere precisar el sentido de la frase anterior y evitar equívocos. Podría alguien pensar que, en la mente del autor, el alma es un elemento accesorio respecto del cuerpo, siendo ella la parte más noble del compuesto humano y la que constituye su personalidad. Queda obviado el equívoco con esta segunda frase, que expresa, en sentido inverso, la idea de la primera: Dios le dio un alma dotada de buenas disposiciones y un cuerpo que no sentía inclinación especial alguna hacia el pecado, y, en consecuecia, con aptitudes favorables para una vida virtuosa dirigida por la sabiduría 12. Es claro que no se toca aquí la cuestión del pecado original ni se afirma la doctrina platónica de la preexistencia de las almas, que forma parte del sistema pitagórico de la metempsicosis, del que no hay vestigio alguno en el libro de la Sabiduría 13.
Dijo antes el rey sabio que su dignidad real no le daba título alguno exigitivo de la sabiduría. Reconoce ahora que las buenas cualidades naturales que recibió del Señor tampoco le confieren derecho alguno respecto de ella. Es un don de Dios que solamente El puede conceder. El caer en la cuenta de esto es una gracia de Dios, que dispone a la actitud que conduce a ella 14, y que adopta Salomón: la plegaria ardiente al Señor en demanda de tan excelso don.
1 Jer 2:2; Os 1-2. - 2 En el v.2a el autor emplea el verbo öéëÝù, que expresa el amor instintivo; en ab åñáóôÞò, derivado de-éñùò, el amor sensual, que conduce normalmente al matrimonio; en el v.3 designa el amor de Dios a la sabiduría con el verbo ÜãïôôÜù, que entraña matiz de estima y respeto, y utilizan los autores del N.T. para significar el amor de Dios y del prójimo. - 3 Cicerón enumera y define las cuatro virtudes cardinales: Cada una tiene su propia misión, de modo que la fortaleza se demuestra en los trabajos y peligros; la templanza, en la abstención de los placeres; la prudencia, en la elección entre las cosas buenas y malas; la justicia, en el dar a cada uno lo suyo (De fin. V 33:67), - 4 1Re_5:9-14; 1Re_10:1-7. -1Re_5 4:8-91Re_5 4:--6 1Re_10:24. - 7 52:15- - 8 Luc_19:48; Jua_7:46. - 9 1Re_4:21.24. - 10 hada III 179; Plutarco, De Alex. orí. X. - 11 1Re_11:14-28. - 12 La Vulgata no interpretó bien al traducir äå por et y relacionar ìÜëëïí con áãáèÞò, considerándolo como comparativo. - 13 Si el autor sagrado hubiese tenido como punto de mira la preexistencia de las almas, no le hubiese sido necesario, como advierte el P. Lagrange, precisar el sentido de igb con el v.20 (cf. RB 4 [1907] p.89-90). Su mente sobre el origen del compuesto humano aparece clara considerando 7:1-3, sobre la formación del cuerpo en el seno materno, y 15:11, en que afirma que es Dios quien infunde el alma en el cuerpo. Para él el alma y el cuerpo son buenos; el mal fue debido a la intervención del demonio; en la doctrina de Platón, la encarnación del alma en un cuerpo es debida al pecado cometido por aquélla en una primera existencia, y en la de Filón a no haber querido permanecer en la contemplación de Dios. Cf. Lesétre, o.c., P-75-77; Lagrange, Le juda'isme ñ.315·329 y 566-571. - 14 él griego åãêñáôÞò puede tener dos sentidos: venir a poseer o continente, casto. El primero es su significado ordinario. La Vulgata escogió el segundo, que da buen sentido: nadie puede guardar la continencia si Dios no se la concede (cf. San Agustín, Con/es. VI 11 y X 29). En el fondo coinciden: la virtud es un don de Dios.