SALMO 95 (94)
Invitatorio
Venid, cantemos gozosos a Yahvé,
aclamemos a la Roca que nos salva;
(Salmos 95, 1) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: imperative
Verbal stem: qal
Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: plural
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: plural
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: hif‘il
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Salmo 95 (94): Salmo mixto compuesto por un canto procesional de entrada al Templo (Sal 95:1-7 a) y un oráculo divino (Sal 95:7 b - Sal 95:8-11). La primera sección es un himno de alabanza al Señor soberano, creador del mundo y pastor de Israel; la segunda, un oráculo divino mediante el que se exhorta a la comunidad a ser fiel a Dios evitando la conducta rebelde de sus antepasados. Este fragmento del salmo (Sal 95:7 b - Sal 95:8-11) es citado y comentado en Heb 3:7-19; Heb 4:1-11 para alentar la confianza y esperanza de los creyentes.
Se compone este salmo de un himno (1-7c) y de un oráculo profético (7d-11). El himno se articula en dos pequeños himnos paralelos (1-5. 6-7c), con su invitación (1s.6) y cuerpo hímnicos (3-5.7). Las invitaciones a la alabanza tienen sus motivaciones: Dios es nuestra Roca (1), el Gran Rey (3), el Creador y dueño de todo: simas y crestas, mar y tierra firme (4s). Todo ha sido modelado por las manos divinas (5), que sostienen todo. Todo el cuerpo ha de ser un himno de alabanza: inclinación, postración profunda, rodilla en tierra (6) ante nuestro Creador y Pastor (6s). La postración profunda es acto de sumisión y de obediencia. Evoca los momentos de desobediencia: la «querella» con Dios (Meribá, cfr. Éxo_17:7) y el lugar de la «tentación» (Masá). Que la generación presente no imite a los antepasados. La permanencia en la tierra, en el descanso divino, depende de la obediencia del pueblo. Los versículos 7-11 tienen su comentario homilético en ,11. Al orar con este salmo, escuchemos el siguiente deseo: «¡Oh, si escuchasen hoy su voz...!». El cumplimiento del deseo pende también hoy de la obediencia.