Lucas 22 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 71 versitos |
1

VI.— LA PASCUA DE JESÚS (22:1—24:49)

El complot contra Jesús

(Mt 26:1-5; Mc 14:1-2; Jn 11:45-53)

Ya estaba cerca la fiesta de los Panes sin levadura º, es decir, de la Pascua,
2 y los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley andaban buscando la manera de matar a Jesús, pues temían al pueblo. º
3

Judas traiciona a Jesús

(Mt 26:14-16; Mc 14:10-11)

Entonces Satanás * entró en Judas, al que llamaban Iscariote º, que era uno de los Doce. º
4 Este fue a tratar con los jefes de los sacerdotes y con los oficiales de la guardia del Templo º el modo de entregarles a Jesús.
5 Ellos se alegraron y, a cambio, le ofrecieron dinero.
6 Judas aceptó el trato y comenzó a buscar una oportunidad para entregárselo sin que la gente se diera cuenta.
7

Los discípulos preparan la cena de Pascua

(Mt 26:17-19; Mc 14:12-16)

Llegado el día de los Panes sin levadura, cuando debía sacrificarse el cordero de Pascua,
8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: — Vayan a preparar nuestra cena de Pascua. º
9 Le preguntaron: — ¿Dónde quieres que la preparemos?
10 Jesús les contestó: — Cuando entren en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo hasta la casa donde entre
11 y díganlo al dueño de la casa: “El Maestro dice: ¿Cuál es la estancia º donde voy a celebrar la cena de Pascua con mis discípulos?”.
12 Él les mostrará una sala amplia y ya dispuesta en el piso de arriba. Prepárenlo todo allí.
13 Los discípulos fueron y encontraron las cosas como Jesús les había dicho. Y prepararon la cena de Pascua.
14

La cena del Señor

(Mt 26:26-30; Mc 14:22-25; 1 Co 11:23-25)

Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa junto con los apóstoles.
15 Entonces les dijo: — ¡Cuánto he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de mi muerte!
16 Porque les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.
17 Tomó luego en sus manos una copa º, dio gracias a Dios y dijo: — Tomen esto y repártanlo entre ustedes,
18 porque les digo que ya no beberé más de este fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
19 Después tomó pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio diciendo: — Esto es mi cuerpo, entregado en favor de ustedes. Hagan esto en recuerdo de mí. º
20 Lo mismo hizo con la copa después de haber cenado, diciendo: — Esta copa es la nueva alianza, confirmada con mi sangre, que va a ser derramada en favor de ustedes. º
21 Pero ahora, sobre la mesa y junto a mí, está la mano del que me traiciona. º
22 Es cierto que el Hijo del hombre º ha de recorrer el camino que le está señalado, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! º
23 Los discípulos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el traidor.
24

Grandeza del servicio cristiano

(Mt 20:25-27; Mc 10:42-44)

Surgió también una disputa entre los apóstoles acerca de cuál de ellos era el más importante º. º
25 Jesús entonces les dijo: — Los reyes someten las naciones a su dominio, y los que ejercen poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores.
26 Pero entre ustedes no debe ser así. Antes bien, el más importante entre ustedes debe ser como el más pequeño, y el que dirige debe ser como el que sirve.
27 Pues ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es, acaso, el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve. º
28 Pero ustedes son los que han permanecido a mi lado en mis pruebas.
29 Por eso, yo quiero asignarles un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, º
30 para que coman y beban en la mesa de mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. º
31

Jesús predice la negación de Pedro

(Mt 26:31-35; Mc 14:27-31; Jn 13:36-38)

Y el Señor dijo: — Simón, Simón, Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo en la criba º; º
32 pero yo he pedido por ti, para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando recuperes la confianza, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
33 Pedro le dijo: — ¡Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel e incluso a la muerte!
34 Jesús le contestó: — Pedro, te digo que no cantará hoy el gallo º sin que hayas negado tres veces que me conoces.
35

La hora decisiva

Les dijo también Jesús: — Cuando los envié sin bolsa, sin zurrón y sin sandalias, ¿les faltó acaso algo? Ellos contestaron: — Nada. º
36 Y continuó diciéndoles: — Pues ahora, en cambio, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, y que haga lo mismo el que tenga un zurrón; y el que no tenga espada, que venda su manto y la compre.
37 Porque les digo que tiene que cumplirse en mí lo que dicen las Escrituras: Lo incluyeron entre los criminales. Todo lo que se ha escrito de mí, tiene que cumplirse. º
38 Ellos dijeron: — ¡Señor, aquí tenemos dos espadas! Él les contestó: — ¡Es bastante º!
39

Jesús ora en Getsemaní

(Mt 26:36-46; Mc 14:32-42)

Después de esto, Jesús salió y, según tenía por costumbre, se dirigió al monte de los Olivos º en compañía de sus discípulos.
40 Cuando llegaron, les dijo: — Oren para que puedan resistir la prueba. º
41 Luego se alejó de ellos como un tiro de piedra, se puso de rodillas y oró:
42 — Padre, si quieres, líbrame de esta copa de amargura º; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. º
43 [Entonces se le apareció un ángel del cielo para darle fuerzas.
44 Jesús, lleno de angustia, oraba intensamente. Y le caía el sudor al suelo en forma de grandes gotas de sangre] º.
45 Después de orar, se levantó y se acercó a sus discípulos. Los encontró dormidos, vencidos por la tristeza,
46 y les preguntó: — ¿Cómo es que duermen? Levántense y oren para que puedan resistir la prueba.
47

Jesús es arrestado

(Mt 26:47-56; Mc 14:43-50; Jn 18:3-12)

Todavía estaba hablando Jesús, cuando se presentó un grupo de gente encabezado por el llamado Judas, que era uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo;
48 pero Jesús le dijo: — Judas, ¿con un beso vas a entregar al Hijo del hombre?
49 Los que acompañaban a Jesús, al ver lo que sucedía, le preguntaron: — Señor, ¿los atacamos con la espada?
50 Y uno de ellos dio un golpe al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
51 Pero Jesús dijo: — ¡Déjenlo! ¡Basta ya! En seguida tocó la oreja herida y la curó.
52 Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los oficiales de la guardia del Templo y a los ancianos que habían salido contra él: — ¿Por qué han venido a buscarme con espadas y garrotes, como si fuera un ladrón?
53 Todos los días he estado entre ustedes en el Templo, y no me detuvieron. ¡Pero esta es la hora de ustedes, la hora del poder de las tinieblas! º
54

Pedro niega a Jesús

(Mt 26:57-58,69-75; Mc 14:53-54; 66-72; Jn 18:15-18,25-27)

Apresaron, pues, a Jesús, se lo llevaron y lo introdujeron en la casa del sumo sacerdote º. Pedro iba detrás a cierta distancia.
55 En medio del patio de la casa habían encendido fuego, y estaban sentados en torno a él; también Pedro estaba sentado entre ellos.
56 En esto llegó una criada que, viendo a Pedro junto al fuego, se quedó mirándolo fijamente y dijo: — Este también estaba con él.
57 Pedro lo negó, diciendo: — Mujer, ni siquiera lo conozco.
58 Poco después lo vio otro, que dijo: — También tú eres uno de ellos. Pedro replicó: — No lo soy, amigo.
59 Como cosa de una hora más tarde, un tercero aseveró: — Seguro que este estaba con él, pues es galileo.
60 Entonces Pedro exclamó: — ¡Amigo, no sé qué estás diciendo! Todavía estaba Pedro hablando, cuando cantó un gallo.
61 En aquel momento, el Señor se volvió y miró a Pedro. Se acordó Pedro de que el Señor le había dicho: “Hoy mismo, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces”
62 y, saliendo, lloró amargamente.
63

Burlas e insultos contra Jesús

(Mt 26:67-68; Mc 14:65)

Los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban.
64 Tapándole los ojos, le decían: — ¡Adivina quien te ha pegado!
65 Y proferían contra él toda clase de insultos.
66

Jesús ante el Consejo Supremo

(Mt 26:59-66; Mc 14:55-64; Jn 18:12-14,19-24)

Cuando se hizo de día, se reunieron los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, y llevaron a Jesús ante el Consejo Supremo º.
67 Allí le preguntaron: — ¿Eres tú el Mesías? ¡Dínoslo de una vez! Jesús contestó: — Aunque se lo diga a ustedes, no me van a creer;
68 y si les hago preguntas, no me van a contestar.
69 Sin embargo, desde ahora mismo, el Hijo del hombre estará sentado junto a Dios todopoderoso. º
70 Todos preguntaron: — ¿Así que tú eres el Hijo de Dios? Jesús respondió: — Ustedes lo dicen º: yo soy. º
71 Entonces ellos dijeron: — ¿Para qué queremos más testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de sus propios labios.

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Introducción a Lucas

INTRODUCCIÓN


1. Primera parte de una historia en dos volúmenes


El tercer evangelio o evangelio de Lucas (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Lc) constituye, en realidad, la primera parte de una obra más extensa que tiene su continuación natural en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Que el autor de ambos escritos sea el mismo, apenas nadie lo pone actualmente en duda. Ambos comienzan con un prólogo-dedicatoria muy semejante que, además, es único en los libros del NT (Luc 1:1-4; Hch 1:1-2); ambos hacen gala de un vocabulario y unos recursos estilísticos muy parecidos y muy peculiares dentro del resto de la literatura neotestamentaria; ambos presentan una línea de pensamiento notablemente homogénea. Lo que ya no es tan seguro, es si desde el principio formaron una única obra o bien existió un intervalo más o menos amplio de tiempo entre la composición de las dos partes de la obra. Si se escribió como un todo, alguien la habría separado más tarde en dos libros por razones prácticas, tal vez para colocar los cuatro evangelios seguidos. Sea lo que haya sido el proceso, no deja de ser significativa la evidente simetría de composición entre la primera y la segunda parte de la obra: mientras el evangelio refiere el camino de Jesús hacia Jerusalén, donde tiene lugar la Pascua del Señor como centro del tiempo, el libro de los Hechos recorre el camino inverso, a saber, de Jerusalén hasta los confines de la tierra.


En este sentido, el proyecto de Lc es tan genial como el de Mc al componer por primera vez un evangelio. Por eso, para una lectura y una inteligencia correcta del tercer evangelio, es preciso tener en cuenta la obra completa como marco de referencia. Ahora, sin embargo, nos centramos en la primera parte de la obra, en el evangelio, que tiene en común con los otros evangelios el ser ante todo un testimonio de fe en Jesús de Nazaret, el ser un mensaje de salvación sin menoscabo de una sólida base histórica que el evangelista reclama para su obra desde el comienzo mismo del relato (Luc 1:1-4).


El objetivo, pues, de Lc es a la vez didáctico e histórico. Se trata de proporcionar al lector un fundamento firme de la fe ya poseída y de hacerlo con los métodos y las formas que se usaban en la cultura helenística del tiempo. Un mundo y una cultura representados, sin duda, en Teófilo, el desconocido personaje de ambas dedicatorias (Luc 1:3 y Hch 1:1).


2. Marco histórico de Lucas. El autor y su comunidad


Desde los orígenes mismos del cristianismo, de forma unánime y sin interrupción, el tercer evangelio ha sido atribuido a Lucas, un cristiano de origen no judío al que el NT menciona en tres ocasiones (Flm 1:24, Col 4:14; 2Ti 4:11). Una primera tradición habla de él como médico; otra, más tardía y menos fundamentada, como pintor. En todo caso se trata de un magnífico conocedor de la lengua griega, muy familiarizado también con la Biblia griega de los LXX, y con una gran sensibilidad — como corresponde a un buen historiador — para conectar los acontecimientos de la historia profana con los de la historia religiosa que quiere contar (Luc 1:5; Luc 2:1-3; Luc 3:1-2). Esta singular personalidad no podrá menos de dejar huellas profundas en la redacción final de su obra.


Pero tan importante o más que el autor del evangelio, puede ser la comunidad cristiana que está detrás de él. Porque los evangelios en general, y el de Lc en particular, son el resultado de un diálogo entre la comunidad creyente, por una parte, con sus problemas, sus inquietudes, sus preguntas, sus esperanzas, sus deficiencias, sus logros, sus desánimos y sus entusiasmos, y por otra, el redactor — también creyente — que comparte todas esas experiencias y quiere iluminarlas desde los recuerdos de la vida de Jesús. A falta de otras fuentes de información, será sobre todo una lectura inteligente y atenta del propio evangelio la que proporcione pistas suficientes para identificar las peculiaridades de la comunidad o comunidades desde las que Lc escribe — y para las que escribe — su evangelio. Peculiaridades que podríamos concretar en las siguientes:


— Se trata de comunidades de origen fundamentalmente pagano, situadas tal vez en la órbita paulina, pero en las que la polémica judeocristiana ya no es un problema importante, y en las que predomina un ambiente conciliador. La relación Lucas-Pablo, muy subrayada en tiempos pasados, tal vez no sea tan estrecha como pudiera parecer a primera vista.


— Comunidades abiertas a la cultura grecorromana, deseosas de un sincero diálogo con el mundo pagano y en busca, por tanto, de un puesto dentro del Imperio.


— Comunidades, sin embargo, que se consideran al mismo tiempo legítimas herederas de las promesas hechas a Israel.


— Comunidades, en fin, que deben afrontar los problemas típicos de la segunda generación cristiana (cansancio, permanente seducción del paganismo, debilitamiento de la fe, tentación de dar marcha atrás, falta de responsabilidad en los guías de la comunidad) y en las que el clima de fraternidad y el impulso misionero del primer momento han entrado, al menos parcialmente, en crisis. Comunidades, por tanto, necesitadas de conversión y de perdón.


Para comunidades marcadas por estas características, envueltas en estos problemas y preocupadas por estas necesidades, escribe Lucas su evangelio en el último cuarto del siglo I. Lo más probable es que la redacción haya tenido lugar en la década de los ochenta, aunque no faltan quienes siguen proponiendo una fecha anterior. Sobre el lugar concreto de composición no existen indicaciones precisas, aunque prácticamente todos coinciden en situarlo fuera de Palestina.


3. Proceso de composición y características literarias


En el pórtico mismo del relato, Lucas manifiesta su intención de escribir una historia ordenada y bien documentada (Luc 1:3). El evangelista, pues, se presenta a sí mismo como un narrador que se ha preocupado de recoger abundantes materiales sobre un tema concreto y que luego los utiliza cuidadosamente para componer un relato coherente de los acontecimientos que quiere referir. El tema es el mensaje salvador de Jesús de Nazaret. Las fuentes de información son de tres clases. En primer lugar, Lucas utiliza el evangelio de Mc como base, en más de una tercera parte de lo que él mismo escribe. En segundo lugar, se sirve de una fuente (probablemente escrita) que contenía sólo palabras de Jesús y que fue también conocida y utilizada por Mt; es la llamada “fuente de dichos” (o Documento Q), y ocupa algo más de una cuarta parte del tercer evangelio. Finalmente, la tercera parte restante procede de informes y noticias que Lc recabó por su cuenta; entre este último material hay que destacar el evangelio de la infancia (Luc 1:1-80Luc 2:1-52), algunas de las más bellas e importantes parábolas (Luc 10:30-37; Luc 15:8-32; Luc 16:1-8; Luc 16:19-31; Luc 18:1-14) y varios episodios en el relato de la pasión-resurrección (Luc 22:35-38; Luc 23:6-12; Luc 23:27-31; Luc 23:39-43; Luc 24:13-35).


A todo este material, Lc le imprime su fuerte personalidad de escritor formado en la cultura helenística. El resultado es una redacción con estas peculiaridades:


a) Aunque construye su relato sobre el esquema de Mc y en general sigue fielmente el orden y la disposición de la fuente original, hay algunas excepciones significativas. Sobre todo llama poderosamente la atención la importancia que Lc concede al “camino de Jesús desde Galilea a Jerusalén” que ocupa diez capítulos en el tercer evangelio (Luc 9:51Luc 19:28) y sólo dos en Mt y uno en Mc (Mat 19:1Mat 20:3; Mar 10:1-52). Parece claro que más allá de consideraciones geográficas, Lc quiere destacar la dimensión teológico-didáctica de este camino-viaje hacia Jerusalén.


b) Lc incorpora a su evangelio la mayor parte del material de Mc; pero no duda en prescindir de lo que considera poco asequible a sus lectores, poco favorable a Jesús, o bien entiende que es superfluo al tratarse de algo que figura ya en otro contexto. Al contrario, tampoco se priva de añadir aquello que considera conveniente para la precisión y la claridad.


c) Su particular talante de historiador lleva a Lc a situar la historia de Jesús en el marco de la historia profana y religiosa de su época (Luc 2:1-2; Luc 3:1-38; Luc 1:1-80; Luc 2:1-52) y a dividir el tiempo de esta historia en períodos netamente delimitados con la consiguiente concentración temática en torno a un personaje (María, Juan, Jesús) o un acontecimiento (anuncio en Galilea, viaje hacia Jerusalén, culminación de la historia sin salir de Jerusalén).


d) Geográficamente, Lc centra todo el relato en Jerusalén: el evangelio comienza y termina en el Templo de Jerusalén (Luc 1:8-10; Luc 24:52-53); durante el viaje de Galilea a Judea el único lugar geográfico que se menciona es Jerusalén; las apariciones de Pascua tienen lugar únicamente en Jerusalén; la última tentación de Jesús en Luc 4:1-13 tiene lugar, a diferencia de Mat 4:1-11, en el marco del Templo de Jerusalén. Todo esto indica que Jerusalén es para Lc el centro geográfico y sobre todo teológico de la historia de la salvación.


e) En cuanto a la lengua y al estilo, ya desde los primeros siglos se ha considerado al griego de Lc como uno de los más cuidados y elegantes del NT. Conoce los recursos estilísticos tanto semitas como helenísticos, domina las técnicas que ayudan a una presentación viva y agradable de los materiales, hace gala de un vocabulario rico y abundante. Pero en Lc, la lengua está al servicio de la fe; por eso, aunque sabía y podía escribir con notable perfección, como lo pone de manifiesto en el prólogo (Luc 1:1-4), por lo general renuncia a escribir la historia evangélica en un griego estilísticamente perfecto. Dos principales razones debieron impulsarle a ello: fidelidad a las fuentes y también coherencia con el mensaje que no estaba destinado sólo a sabios y eruditos, sino también a gente sencilla y poco cultivada.


Resumiendo, esta singular manera de componer propia de Lc, pretende ofrecer — sin apartarse del género literario “evangelio” inaugurado por Mc — una visión propia del hecho cristiano, destinada tanto a confirmar la fe de los creyentes como a facilitar la conversión de los paganos.


4. Contenido teológico


El hilo teológico conductor de la obra de Lucas en conjunto, y del evangelio en particular, es sin duda el tema de la salvación. Un tema que, en el momento de escribirse el evangelio, es también clave en el mundo helenístico. En una sociedad necesitada de salvación, sedienta de salvación y dispuesta a aceptar cualquier sucedáneo de ella, Lc proclama que Dios ha hecho presente su plan salvador en Jesús de Nazaret, centro y Señor de la historia. Cualquier otra oferta que pueda llegar desde las estructuras del Imperio es pura ilusión.


En Jesús, efectivamente, se cumplen y alcanzan su punto culminante las promesas y las acciones salvíficas de Dios presentes en el AT (Luc 1:68-71; Luc 1:77). En su nacimiento, es anunciado como Mesías, como Señor, pero sobre todo como Salvador (Luc 2:11). Su actividad misionera por los caminos de Palestina se centrará en liberar y salvar, tanto física como espiritualmente, a cuantos lo necesiten y estén dispuestos a acoger con fe esta salvación (Luc 7:50; Luc 8:36; Luc 8:48; Luc 17:19; Luc 18:42; Luc 19:9-10), que tiene en última instancia una dimensión escatológica (Luc 9:24; Luc 13:23; Luc 18:26).


La realización de este plan salvador de Dios a través de Jesucristo es descrita por Lc como un camino por recorrer. Juan el Bautista es anunciado como el que viene a preparar los caminos del Señor (Luc 1:76) y más adelante se presenta a sí mismo como el que allana esos caminos (Luc 3:4-5). María, la madre de Jesús, se pone en camino a toda prisa (Luc 1:39). Jesús enseña el camino de Dios (Luc 20:21) y lo recorre personalmente hasta sus últimas consecuencias (Luc 18:31-32). El significativo papel que desempeña en el evangelio de Lc su parte central, es decir el viaje desde Galilea a Jerusalén (Luc 9:51Luc 19:28), y las repetidas menciones o alusiones que allí se hacen al camino (Luc 9:51; Luc 9:53; Luc 9:57; Luc 10:38; Luc 13:22; Luc 17:11; Luc 19:28), constituye todo un símbolo de la importancia que la perspectiva del camino como realidad teológico-didáctica tiene en el tercer evangelio.


Un camino, por lo demás, que ha de ser recorrido por la Iglesia, comunidad de salvación, bajo la acción imparable del Espíritu Santo, singularmente presente en la obra de Lucas, tanto en el evangelio (Luc 1:15; Luc 1:35; Luc 1:41; Luc 1:67; Luc 2:25-27; Luc 3:22; Luc 4:1; Luc 4:14-18; Luc 10:21; Luc 11:13; Luc 12:10) como en el libro de los Hechos donde es abundante la presencia del Espíritu. Un camino de salvación sobre todo para los más necesitados e indefensos: niños, mujeres, extranjeros, enfermos, pecadores, cualquier ser humano que se sienta desheredado de la fortuna y del amor. El manifiesto interés de Lc por esta clase de personas revela que su evangelio es verdaderamente el evangelio de la ternura y la misericordia entrañable de Dios Padre que se ha hecho visible y operante en Jesucristo (Luc 7:11-17; Luc 7:36-50; Luc 15:1-32; Luc 19:1-10).


A todo esto deberíamos unir: la llamada urgente y general a la conversión, la insistencia en el desprendimiento y la renuncia como condición indispensable para seguir a Jesús en el camino del Reino, la permanente invitación a orar siempre sin desfallecer y la experiencia de una alegría incontenible ante la presencia de las realidades salvíficas. Con ello tendremos el perfil aproximado de un evangelio cuya lectura no puede menos de impactar también a cualquier lector contemporáneo, tanto por su exquisita sensibilidad literaria, como por su contenido excepcional.


5. Estructura del tercer evangelio


De lo dicho hasta aquí sabemos que cuando Lucas redacta su evangelio existían ya otros relatos similares, sobre todo el de Mc, al que Lucas sigue de cerca. Pero las dotes y las peculiaridades que ya conocemos del tercer evangelista, y su propósito de proceder ordenadamente en la exposición de los hechos (Luc 1:3), han contribuido a producir una obra muy bien ensamblada en la que las diversas etapas del ministerio de Jesús revisten una especial claridad y concrección. Conviene recordar, al respecto, la tendencia de Lucas a dividir la historia en períodos (tiempo de Israel, tiempo de Cristo, tiempo de la Iglesia), la singular importancia y extensión que concede al viaje-camino desde Galilea a Jerusalén, y la insistencia en considerar a Jerusalén como centro geográfico-teológico de toda la historia de la salvación.


Con estas premisas, podemos señalar para el evangelio de Lc el siguiente itinerario de lectura:


— Introducción (Luc 1:1-4)


I. — RELATOS DE LA INFANCIA (Luc 1:5Luc 2:52)


- Anuncio del nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:5-56)


- Nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:57Luc 2:21)


- Episodios de la infancia de Jesús (Luc 2:22-52)


II. — COMIENZO DEL MINISTERIO DE JUAN Y DE JESÚS (Luc 3:1Luc 4:13)


- La misión de Juan el Bautista (Luc 3:1-20)


- Primera actividad de Jesús (Luc 3:21Luc 4:13)


III. — ANUNCIO DEL REINO EN GALILEA (Luc 4:14Luc 9:50)


- Manifestación y rechazo (Luc 4:14Luc 6:11)


- Enseñanzas y milagros (Luc 6:12Luc 8:56)


- Revelación a los discípulos (Luc 9:1-50)


IV. — CAMINO HACIA JERUSALÉN (Luc 9:51Luc 19:28)


- Instrucción y envío de los discípulos (Luc 9:51Luc 13:21)


- Destino sufriente de Jesús y de los discípulos (Luc 13:22Luc 17:10)


- Respuesta a las preocupaciones de la comunidad (Luc 17:11Luc 18:30)


- El final del camino (Luc 18:31Luc 19:28)


V. — JESÚS SE MANIFIESTA EN JERUSALÉN (Luc 19:29Luc 21:38)


- Entrada en Jerusalén y enseñanza en el Templo (Luc 19:29-48)


- Controversias con los dirigentes israelitas (Luc 20:1-47)


- Discurso escatológico (Luc 21:1-38)


VI. — LA PASCUA DE JESÚS (Luc 22:1Luc 24:49)


- Pasión y muerte de Jesús (Luc 22:1Luc 23:56)


- Resurrección y apariciones (Luc 24:1-49)


— Conclusión (Luc 24:50-53)


Fuente:

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Notas

Lucas 22,1— de los Panes sin levadura: Ver nota a Mat 26:17.


Lucas 22,2Luc 19:47; Mat 12:14; Mat 14:5.
Lucas 22,3Jua 13:2; Jua 13:27.
Lucas 22,3— Satanás: Ver nota a Mat 4:10. En cierto modo, aquí se continua la acción diabólica que quedó pendiente en Luc 4:13.

— Iscariote: Ver segunda nota a Mat 10:4.
Lucas 22,4— los oficiales de la guardia del Templo: El texto griego dice simplemente: los jefes de la guardia: Sólo se mencionan en este evangelio y se trata, sin duda, de guardias judíos (probablemente de la tribu de Leví) encargados de custodiar y velar por el buen funcionamiento del Templo.
Lucas 22,7— de los Panes sin levadura: Ver nota a Mat 26:17.
Lucas 22,8Éxo 12:8-11.
Lucas 22,11— la estancia: Nótese que Lc emplea, para designar este lugar, exactamente el mismo vocablo que empleó para designar el lugar donde no había sitio para María y José en Belén (Luc 2:7).
Lucas 22,17— una copa: En realidad, durante la cena de Pascua, los comensales se pasaban varias copas. Los copistas de algunos mss., aunque no los más antiguos y mejores, parecen ignorar este hecho y por eso omiten los vv. Luc 22:19 b - Luc 22:20 como si se tratase de una repetición.
Lucas 22,19Luc 24:30; Hch 2:46; Hch 27:35.
Lucas 22,20Éxo 24:8; (ver Luc 12:13-14); Jer 31:31; Jer 32:40; Zac 9:11.
Lucas 22,21Sal 41:9.
Lucas 22,22— Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 22,22Hch 2:23.
Lucas 22,24— el más importante: Todo este pasaje sobre el servicio dentro de la comunidad cristiana se encuentra también en Mt y Mc, pero en un contexto totalmente diferente, como se indica en los respectivos lugares paralelos.
Lucas 22,24Luc 9:46 y par.
Lucas 22,27Jer 13:4-16.
Lucas 22,29Luc 12:32.
Lucas 22,30Luc 13:29.
Lucas 22,31(Ver 2Co 2:11).
Lucas 22,31— criba: Instrumento utilizado en las faenas agrícolas con el que se separaba el grano de otros elementos inservibles.
Lucas 22,34— cantará hoy el gallo: Ver nota a Mat 26:34.
Lucas 22,35Luc 9:3; Mat 10:9-10; Mar 6:7-9.
Lucas 22,37Isa 53:12; (ver Hch 8:32-33).
Lucas 22,38— ¡Es bastante!: Otra posible traducción: ¡Basta ya! en el sentido de dar fin a una conversación. La traducción adoptada parece conectar mejor con Luc 22:49. En todo caso, el discurso de Jesús tiene en conjunto un indudable sentido figurado.
Lucas 22,39— monte de los Olivos: Ver nota a Mat 21:1.
Lucas 22,40Luc 22:46; Mat 6:13.
Lucas 22,42— copa de amargura: Ver nota a Mar 10:38.
Lucas 22,42Mat 6:10.
Lucas 22,43-44— gotas de sangre: Varios de los mejores y más antiguos mss. omiten los dos versículos colocados entre corchetes.
Lucas 22,48— Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 22,53Luc 19:47; Luc 21:37; Jua 18:20; Col 1:13.
Lucas 22,54— el sumo sacerdote: Probablemente se trata de Caifás, aunque Lc, a diferencia de Mt y Mc, no lo dice expresamente. Con ello queda abierta la posibilidad de que pudiera tratarse de Anás (ver nota a Luc 3:2 y el pasaje de Jua 18:19-24).
Lucas 22,66— el Consejo Supremo: Lit. el Sanedrín. Ver segunda nota a Mat 5:22.
Lucas 22,69— Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 22,69Sal 110:1.
Lucas 22,70Luc 1:36; (ver Luc 4:3; Luc 4:9); Mat 14:33; Mat 16:16; Mar 1:1; Mar 15:39; Jua 10:36.
Lucas 22,70— Ustedes lo dicen: Ver nota a Mat 26:64.