Exodo  15 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 27 versitos |
1 Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico a Yahvéh, diciendo así: Cantaré a Yahvéh, pues se cubrió de gloria: precipitó en el mar caballos y jinetes.
2 Yah es mi fuerza y objeto de mi canto; él ha sido para mí salvación. Él es mi Dios, y yo lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo ensalzaré.
3 Yahvéh es un guerrero, su nombre es Yahvéh.
4 Los carros del Faraón y su ejército los ha precipitado en el mar. La flor de sus guerreros por el mar de los Juncos fue tragada.
5 Los abismos los cubrieron; como piedras cayeron al fondo.
6 Tu diestra, ¡oh Yahvéh! se engrandece por su fuerza, tu diestra, ¡oh Yahvéh! aplasta al enemigo;
7 por la grandeza de tu gloria derribas a tus adversarios, desatas tu furor y los devora como paja.
8 Al soplo de tu ira amontonáronse las aguas, alzáronse las olas como un dique, se cuajaron los abismos en el corazón del mar.
9 Habíase dicho el enemigo: Yo los perseguiré, les daré alcance, repartiré despojos, mi espíritu en ellos saciaré, desenvainaré mi espada, mi mano los exterminará. i
10 Tú soplaste con tu aliento y el mar los cubrió, se hundieron, como plomo, en las aguas poderosas.
11 ¿Quién como tú, entre los dioses, oh Yahvéh? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en tus proezas, hacedor de maravillas?
12 Extendiste tu diestra, y la tierra los tragó.
13 Con tu gracia has guiado a este pueblo que tú rescataste, tú lo has conducido por tu poderío a tu santa morada.
14 Lo supieron los pueblos, y tiemblan: dolor como de parto sacudió a los que están en Filistea,
15 los jefes de Edom se estremecieron, de los jefes de Moab se apoderó el espanto; todas las gentes de Canaán se desmoronan.
16 Cayeron sobre ellos el terror y el pánico; ante el poder de tu brazo quedáronse mudos como piedras hasta que tu pueblo pasó, ¡oh Yahvéh!, hasta que pasó este pueblo que tú te has adquirido.
17 Tú lo harás entrar y tú lo plantarás en el monte de tu herencia, lugar del que hiciste tu morada, ¡oh Yahvéh!, santuario que tus manos prepararon, ¡oh Adonay!
18 Yahvéh reinará por siempre jamás.
19 Entraron en el mar los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros, y echó Yahvéh sobre ellos las aguas del mar, mientras que los hijos de Israel pasaron por el lecho del mar a pie enjuto.
20 Miryam, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y coros de danza.
21 Miryam entonaba en honor de ellos este estribillo: Cantad a Yahvéh, pues se cubrió de gloria: precipitó en el mar caballos y jinetes.
22 Moisés hizo que Israel partiera del mar de los Juncos; y se dirigieron hacia el desierto de Sur. Caminaron tres días por el desierto y no encontraron agua.
23 Llegaron a Mará; pero no pudieron beber el agua de Mará, por ser amarga. Por eso aquel lugar se llama Mará.
24 El pueblo murmuraba contra Moisés, diciendo: ¿Qué vamos a beber?
25 Entonces Moisés clamó a Yahvéh, y Yahvéh le mostró un madero que él echó en el agua, y el agua se volvió dulce. Allí dio Yahvéh al pueblo una ley y un derecho, y allí lo puso a prueba.
26 Y dijo: Si escuchas de veras la voz de Yahvéh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos; si das oídos a sus mandatos y si guardas todas sus leyes, no te enviaré ninguna de las enfermedades con que he afligido a Egipto, porque yo soy Yahvéh, el que te sana. '
27 Llegaron después a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí, junto a las aguas.

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Introducción a Exodo 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas