Ezequiel  16 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 63 versitos |
1 La palabra de Yahvéh me fue dirigida en estos términos:
2 Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones.
3 Dirás: Así dice el Señor Yahvéh a Jerusalén: Por tu origen y por tu nacimiento eres del país de los cananeos; tu padre era amorreo y tu madre era hittita.
4 El día de tu nacimiento, el día en que naciste, no te lavaron con agua para limpiarte, ni te dieron fricciones de sal, ni te envolvieron en pañales.
5 Nadie se fijó en ti para hacerte alguno de estos menesteres por compasión hacia ti, sino que te echaron en pleno campo, por la repugnancia que dabas el día en que naciste.
6 Pasé yo entonces junto a ti y, viéndote patalear en tu sangre, te dije, cuando estabas en tu sangre; ¡Vive
7 y crece! Como retoño del campo te hice. Creciste, te desarrollaste y llegaste a la plenitud de la belleza, tus senos se afirmaron y tu vello brotó; pero estabas desnuda y descubierta.
8 Pasé junto a ti y te vi. Era tu edad, la edad de los amores. Tendí entonces sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; te hice juramento y entré en una alianza contigo- oráculo del Señor Yahvéh - y fuiste mía.
9 Te lavé con agua, te limpié la sangre y te ungí con óleo.
10 Te puse vestidos bordados, te calcé con cuero fino, te ceñí de lino fino y te cubrí de seda.
11 Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus brazos y un collar en tu cuello.
12 Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza.
13 Estabas adornada con oro y plata, y tu vestido era de lino fino, de seda y recamado. Flor de harina, miel y aceite fueron tu alimento. Llegaste a ser extraordinariamente bella y tenías el esplendor de una reina.
14 Se divulgó tu fama por las naciones a causa de tu belleza, pues era perfecta por el esplendor que yo había puesto en ti - oráculo del Señor Yahvéh -.
15 Pero confiaste en tu belleza, y en virtud de tu fama te prostituiste y prodigaste tus prostituciones a todo transeúnte, entregándote a él.
16 Tomaste parte de tus vestidos y te fabricaste abigarrados lugares altos en los cuales te prostituiste, cosa que no había sucedido ni sucederá,
17 tornaste también las espléndidas joyas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombres y practicaste la prostitución con ellas.
18 Tomaste tus vestidos recamados y las cubriste con ellos, y pusiste delante de ellos mi aceite y mi incienso.
19 El pan que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba, los pusiste delante de ellos como perfume que aplaca. Así fue - oráculo del Señor Yahvéh -.
20 Tomaste también a tus hijos y a tus hijas, los que habías engendrado para mí, y se los sacrificaste para que los devoraran. ¿No eran bastantes tus prostituciones,
21 para que degollaras también a mis hijos y se los dieras, haciéndolos pasar por el fuego?
22 Con todas tus abominaciones y tus prostituciones, no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta y estabas pataleando en tu sangre.
23 Y después de tanta maldad - ¡ay, Ay de ti! oráculo del Señor Yahvéh -,
24 te has construido un lupanar y te has hecho un prostíbulo en cada plaza.
25 En la cabecera de cada camino construiste tu prostíbulo, hiciste repugnante tu belleza, te abriste de piernas a todo transeúnte, multiplicaste tus prostituciones.
26 Te prostituiste a los egipcios, tus vecinos de robustos cuerpos, y multiplicaste tu prostitución, irritándome.
27 Pero entonces yo extendí mi mano contra ti, disminuí tu ración y te entregué a la animosidad de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de tu infame conducta,
28 e prostituiste también a los asirios, porque no estabas aún saciada; te prostituiste a ellos y ni aún entonces te saciaste.
29 Multiplicaste luego tu prostitución en el país de los mercaderes, en Caldea, pero ni aún así te saciaste.
30 ¡Qué lleno estoy de furor contra ti - oráculo del Señor Yahvéh -, cuando haces todo esto, acciones de prostituta descarada,
31 al construir tu lupanar en la cabecera de cada camino y al levantar tu prostíbulo en cada plaza! Al despreciar la paga, no eres como la prostituta;
32 eres la mujer adúltera que, en lugar de su marido, acoge a extranjeros.
33 A toda prostituta se le da un regalo; tú, en cambio, dabas tus regalos a todos tus amantes y los obsequiabas para que vinieran de todas partes y accedieran a tus prostituciones.
34 Sucedía contigo en tus prostituciones lo contrario que con las demás mujeres: a ti nadie te solicitaba a la fornicación, sino que eras tu la que pagaba, mientras nadie te pagaba a ti. Por eso eres lo contrario de las otras.
35 Escucha pues, prostituta, la palabra de Yahvéh.
36 6Así dice el Señor Yahvéh: Puesto que has descubierto tus vergüenzas y mostrado tu desnudez en tus prostituciones a todos tus amantes y a todos tus ídolos abominables, por haberles entregado la sangre de tus hijos,
37 por eso, mira: yo voy a reunir a todos tus amantes a quienes agradaste, a todos los que amaste y a todos los que odiaste; los voy a reunir de todas partes contra ti, para mostrarles tu desnudez y así vean todas tus vergüenzas.
38 Te aplicaré los castigos de las adúlteras y de las homicidas, y te haré víctima de mi furor y de mi celo.
39 Te entregaré en sus manos, y ellos arrasarán tu lupanar, demolerán tus prostíbulos, te despojarán de tus vestidos, te quitarán las espléndidas joyas y te dejarán desnuda y descubierta.
40 Traerán contra ti a una multitud que te lapidará y te atravesará con sus espadas.
41 Prenderán fuego a tus casas y te aplicarán los castigos a la vista de numerosas mujeres. Acabaré con tu prostitución, y entonces tampoco podrás dar más la paga.
42 Así saciaré mi furor contra ti y se apartará de ti mi cólera; me apaciguaré y no volveré a irritarme.
43 Puesto que no te has acordado de los días de tu juventud y me has irritado con todas estas cosas, también yo haré recaer tu conducta sobre tu cabeza - oráculo del Señor Yahvéh -, para que no cometas más tal infamia con todas tus abominaciones.
44 Mira que todo autor de proverbios dirá éste respecto a ti: Cual la madre, tal la hija.
45 Eres la hija de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; eres la hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre fue hittita y vuestro padre amorreo.
46 Tu hermana mayor fue Samaría, que habitaba con sus hijas a tu izquierda; y tu hermana menor, que habitaba a tu derecha, fue Sodoma con sus hijas.
47 Pero no sólo seguiste su conducta e imitaste sus abominaciones; como si esto fuera poco, te corrompiste más que ellas en toda tu conducta.
48 ¡Vivo yo! - oráculo del Señor Yahvéh -, que tu hermana Sodoma y sus hijas no obraron como obraste tú y tus hijas.
49 Mira cuál fue el pecado de Sodoma, tu hermana: ella y sus hijas tenían magnificencia, pan a saciedad y despreocupada tranquilidad; pero no ayudaron al pobre y al indigente,
50 se ensoberbecieron y cometieron abominación delante de mi. Por eso las hice desaparecer cuando lo vi.
51 Samaría no cometió ni la mitad de tus pecados. Tú has cometido muchas más abominaciones que ellas, de tal modo que has hecho parecer justas a tus hermanas con todas las abominaciones que cometiste.
52 Soporta también tú tu ignominia, ya que saliste fiadora por tus hermanas; a causa de los pecados que has cometido, más abominables que los de ellas, ellas son más justas que tú. Avergüénzate, pues, también tú y soporta tu ignominia, ya que has hecho parecer justas a tus hermanas.
53 Cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma y de sus hijas, la suerte de Samaría y de sus hijas, y cambiaré también tu suerte junto con la de ellas,
54 para que soportes tu ignominia y te avergüences de todo lo que hiciste, sirviéndoles a ellas de consuelo.
55 En cuanto a tus hermanas, Sodoma y sus hijas volverán a su estado anterior, y Samaría y sus hijas volverán a su estado anterior; también tú y tus hijas volveréis a vuestro estado anterior.
56 ¿No fue tu hermana Sodoma tema de conversación en tu boca el día de tus ínfulas,
57 antes de que fuera descubierta tu maldad? Como ella, tú eres ahora el ludibrio de las hijas de Edom y de todas sus vecinas, y de las hijas de los filisteos, que por todo alrededor te desprecian.
58 Tu inmoralidad y tus abominaciones tienes que soportarlas - oráculo de Yahvéh -.
59 Pues así dice el Señor Yahvéh: Yo haré contigo como hiciste tú, que despreciaste el juramento violando la alianza.
60 Pero recordaré mi alianza, la que hice contigo en los días de tu juventud, y estableceré en favor tuyo una alianza eterna.
61 Recordarás entonces tu conducta y sentirás vergüenza cuando recibas a tus hermanas mayores junto con las pequeñas, pues te las daré por hijas, pero no en virtud de la alianza contigo.
62 Estableceré yo mismo mi alianza contigo, y sabrás que yo soy Yahvéh,
63 para que te acuerdes y te avergüences y no tengas más motivo para hablar a causa de tu confusión, cuando yo te perdone todo lo que has hecho - oráculo del Señor Yahvéh -.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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