Genesis 28 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 22 versitos |
1 Isaac llamó entonces a Jacob, lo bendijo y le dio esta orden: No tomes mujer de entre las hijas de Canaán.
2 Anda, vete a PaddánAram, a la casa de Betuel, padre de mi mujer, y toma de allí mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre.
3 El-Sadday te bendiga, te haga fructificar y te multiplique, para que te conviertas en una muchedumbre de pueblos,
4 y te dé la bendición de Abraham, a ti y a tu posteridad contigo, para que poseas la tierra en la cual has morado como forastero y que Dios entregó a Abraham.
5 Así envió Isaac a Jacob, el cual se fue a PaddánAram, a casa de Labán, hijo de Betuel, el arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y de Esaú.
6 Viendo Esaú que Isaac había bendecido a Jacob y que lo había enviado a PaddánAram para que allí tomase mujer, y que al bendecirlo le había ordenado: No tomes mujer de entre las hijas de Canaán,
7 y que Jacob había obedecido a su padre y a su madre y se había ido a PaddánAram,
8 comprendió Esaú que las hijas de Canaán eran mal vistas por su padre Isaac.
9 Se fue, pues, Esaú a Ismael, y además de las que ya tenía, tomó por mujer a Majlat, hija de Ismael, hijo de Abraham, hermana de Nebayot.
10 Salió Jacob de Beerseba para dirigirse a Jarán,
11 y llegó a un lugar donde se dispuso a pasar la noche, porque se había puesto ya el so!. Tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar.
12 -Tuvo un sueño: aparecía una escalera que se apoyaba sobre la tierra y cuyo extremo tocaba el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios.
13 Yahvéh estaba de pie junto a él, y le decía: Yo soy Yahvéh, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra sobre la que estás acostado te la daré a ti y a tu posteridad.
14 Y será tu descendencia como el polvo de la tierra; y te extenderás a occidente y a oriente, al septentrión y al mediodía, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.
15 Yo estoy contigo: te guardaré dondequiera que vayas, y te haré regresar a esta tierra. Porque no te dejaré hasta que haya realizado lo que te he dicho.
16 Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente está Yahvéh en este lugar, y yo no lo sabía.
17 Tuvo miedo, y exclamó: ¡Cuan terrible es este lugar! No es otra cosa que la casa de Dios y la puerta del cielo.
18 Se levantó Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto de cabecera, la erigió como una estela y derramó aceite encima de ella.
19 Llamó a aquel lugar Betel, pues hasta entonces la ciudad se llamaba Luz.
20 Jacob hizo después un voto, diciendo: Si Dios está conmigo y me guarda en este viaje que estoy haciendo, y me da pan para comer y ropa para vestirme,
21 y regreso en paz a la casa de mi padre, Yahvéh será mi Dios,
22 y esta piedra que he erigido como estela será casa de Dios; y de todo lo que me dieres reservaré para ti el diezmo.

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Introducción a Genesis

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas