Jeremías  9 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 26 versitos |
1 ¡Quién hiciera que mi cabeza fuese agua, y fuente de lágrimas mis ojos, para llorar día y nochea los muertos de la hija de mi pueblo!
2 ¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonaría a mi pueblo y marcharía de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.
3 Tensan su lengua como en arco; la mentira, y no la verdad, domina en el país. Caminan de maldad en maldad, y a mí no me conocen- oráculo de Yahvéh -.
4 Guardaos bien unos de otros, y en ningún hermano confiéis; pues está visto que todo hermano engaña, y todo amigo anda con calumnias.
5 Saeta mortífera es su lengua, engaño son las palabras de su boca. Habla amablemente con su amigo, pero ocultamente le pone una emboscada. Unos a otros se engañan, la verdad no se la dicen. A decir mentiras han acostumbrado su lengua; son unos pervertidos, no pueden
6 convertirse. ¡Opresión sobre opresión, engaño sobre engaño! Rehusan conocer a Yahvéh.
7 Por eso así dice Yahvéh Sebaot: Aquí estoy: voy a acrisolarlos y probarlos.
8 ¿Qué otra cosa puedo hacer con la hija de mi pueblo?
9 ¿No tengo que castigarlos por estas cosas- oráculo de Yahvéh -, y de una nación como ésta no se vengará mi alma?
10 Entonad en los montes llanto y lamento, y en los pastizales de la estepa una elegía, pues están abrasados, sin que nadie pase, y ya no se oye el mugir del ganado; desde las aves del cielo hasta las fierastodas huyeron, se han ido.
11 Haré de Jerusalén una escombrera, una guarida de chacales; de las ciudades de Judá haré un desiertosin habitantes.
12 ¿Quién es tan sabio que entienda esto? ¿A quién habló la boca de Yahvéh, que pueda explicarlo? ¿Por qué el país se ha perdido, está abrasado como el desierto, sin que nadie pase?
13 Yahvéh me respondió: Porque abandonaron mi ley, que yo puse delante de ellos, no oyeron mi voz ni caminaron de acuerdo con ella,
14 sino que siguieron la obstinación de su corazón y a los baales, que sus padres les habían enseñado.
15 Por eso, así dice Yahvéh Sebaot, Dios de Israel: Aquí estoy: voy a darle de comer a este pueblo ajenjo, y voy a darle de beber agua envenenada.
16 Los dispersaré por las naciones que ni ellos ni sus padres conocieron, y enviaré detrás de ellos a la espada hasta acabar con ellos. Así, dice Yahvéh Sebaot:
17 ¡Atención! Llamad a las plañideras, que vengan; mandad a buscarlas, que vengan las más expertas,
18 que vengan en seguida, y entonen una lamentación por nosotros; que nuestros ojos viertan lágrimas y nuestros párpados chorreen agua.
19 ¡Sí! ¡Escuchad! De Sión se oye un lamento: ¡Ay! Cómo estamos oprimidos, se nos cae la cara de vergüenza; pues hemos tenido que abandonar el país, porque han derribado nuestras moradas.
20 Escuchad, pues, mujeres, la palabra de Yahvéh, y reciba vuestro oído la palabra de su boca; enseñad a vuestras hijas el lamentoy unas a otras la elegía:
21 Subió la muerte por nuestras ventanas, entró en nuestros palacios, segando al niño en la calle, a los jóvenes en las plazas.
22 Caerá el cadáver del hombre, como estiércol en pleno campo y como gavilla detrás del segador, sin que haya quien lo recoja.
23 Así dice Yahvéh: No se gloríe de su sabiduría el sabio, no se gloríe de su valentía el valiente, no se gloríe de su riqueza el rico,
24 sino de esto se gloríe, quien quiera gloriarse: de ser sensato y conocerme, pues yo soy Yahvéh, que practico la bondad, el derecho y la justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco - oráculo de Yahvéh -.
25 Mirad que vienen días - oráculo de Yahvéh - en que castigaré a todos los circuncidados, pero que siguen incircuncisos:
26 a Egipto, a Judá, a Edom, a los hijos de Amón, a Moab y a todos los que se rapan las sienes, que habitan en el desierto. Pues todas estas naciones son incircuncisas, como también toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

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Introducción a Jeremías 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas