Juan  1 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 51 versitos |
1 En el principio existía el Verbo ° , y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
2 Él estaba en el principio junto a Dios.
3 Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
6 Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
7 este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
8 No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
9 El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
10 En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
12 Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
13 Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
14 Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad ° .
15 Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
16 Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
17 Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
19 Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?».
20 Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías».
21 Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No».
22 Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
23 Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
24 Entre los enviados había fariseos
25 y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis,
27 el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
28 Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
29 Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”.
31 Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
32 Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”.
34 Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».
35 Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y,
36 fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios».
37 Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
39 Él les dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús;
41 encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
42 Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
43 Al día siguiente, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme».
44 Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro.
45 Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
46 Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás».
47 Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
48 Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
49 Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
50 Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
51 Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

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Introducción a Juan 

JUAN

Según indica su encabezamiento, la tradición ha ligado la composición del cuarto evangelio al apóstol san Juan, hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de Santiago el Mayor. Como evangelio, el de san Juan se caracteriza por la presentación de la persona de Jesucristo como enviado del Padre para salvar al mundo. El cuarto evangelista ha sido llamado «Juan el teólogo», un título que pone de relieve la profundidad teológica de su obra. Tal profundidad hunde sus raíces en la condición del discípulo amado como confidente de Jesús (Jua 13:23) y la experiencia y guía del Espíritu Santo prometido por Jesús para la comprensión de la verdad (Jua 16:13). La obra del cuarto evangelista constituye la cumbre de la revelación trinitaria. De hecho, el Padre y el Hijo, juntamente con el Espíritu Santo, son el centro del evangelio. El uso que la liturgia hace del Evangelio de Juan es amplísimo. El Prólogo se proclama en Navidad; el relato de las bodas de Caná y el bautismo de Jesús, en Epifanía; en Cuaresma, especialmente en el ciclo A, se hacen presentes algunos de sus grandes temas; en el tiempo pascual, ocupa un lugar privilegiado; ello es un signo del carácter especial de esta obra, penetrada más que cualquier otro evangelio por la gloria del misterio de la Palabra hecha carne.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Juan  1,1*1:1 El término griego Logos significa «Verbo» o «Palabra», que en el Prólogo es la Palabra creadora, reveladora y salvadora manifestada en el AT y revelada en el NT como una persona divina. Preferimos traducir Verbo, un término consagrado en las traducciones españolas durante diez siglos y presente así en las obras teológicas y de espiritualidad de habla española.


Juan  1,14*1:14 El uso del término carne para expresar el misterio de la encarnación excluye cualquier forma de docetismo. Por otro lado, las imágenes que describen ulteriormente la encarnación están tomadas de las teofanías del Éxodo (véase Éxo 29:45 y, además, Éxo 16:7; Éxo 16:10) y la presentan como la suprema teofanía divina.