I Crónicas 13 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 14 versitos |
1 ° David consultó a los jefes de millar, a los centuriones y a todos los caudillos.
2 Después dijo a toda la asamblea de Israel: «Si os parece bien y si el Señor, nuestro Dios, lo quiere, vamos a invitar a nuestros hermanos, que se han quedado en el territorio de Israel —y, juntamente con ellos, a los sacerdotes y levitas de las ciudades y ejidos—, a que se reúnan con nosotros.
3 Después nos traeremos el Arca de nuestro Dios, ya que desde el tiempo de Saúl no nos hemos preocupado de ella».
4 Toda la asamblea decidió obrar así, pues la propuesta agradó a toda la gente.
5 David congregó a todos los israelitas, desde Sijor de Egipto hasta la entrada de Jamat, para traer el Arca desde Quiriat Yearín.
6 Fue, pues, David, con todo Israel, a Baalá, es decir, a Quiriat Yearín de Judá, para subir el Arca de Dios, donde se invoca el nombre del Señor que se sienta sobre querubines.
7 Pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo y la sacaron de la casa de Abinadab; Uzá y Ajió conducían el carro.
8 David y los israelitas iban danzando ante Dios con todo entusiasmo, cantando al son de cítaras, arpas, tambores, platillos y trompetas.
9 Al llegar a la era de Quidón, los bueyes tropezaron y Uzá alargó la mano para sujetar el Arca.
10 Se encendió la ira del Señor contra Uzá, le hirió por haber alargado la mano hacia el Arca y murió allí mismo, delante de Dios.
11 David se enojó porque el Señor había arremetido contra Uzá, y se llamó aquel sitio Peres de Uzá, hasta el día de hoy.
12 Aquel día David temió a Dios y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Dios?».
13 Así que no la trasladó a su casa, a la Ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obededón, el de Gat.
14 El Arca de Dios estuvo tres meses en la propia casa de Obededón, y el Señor bendijo a la familia de Obededón y cuanto tenía.

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Introducción a I Crónicas

1 CRÓNICAS

Por los libros de la llamada escuela deuteronomista (de Josué a 2 Reyes) estamos al tanto del período que va desde Josué hasta el destierro. El autor de Crónicas se remonta hasta Adán y llega hasta Esdras, al menos. El núcleo de su enseñanza puede resumirse en los términos siguientes: toda la historia tiene un centro de gravitación, que en el presente caso es el templo, proyectado por David y edificado por Salomón. En el templo se congrega el pueblo de Dios para buscar al Señor y alabarlo. La alabanza se torna súplica en momentos de dificultad -en la guerra, por ejemplo-, en los que el pueblo únicamente ha de rezar, confiar y esperar; el resto lo hará milagrosamente el Señor. Desde esta perspectiva, el rey David y su dinastía no han caducado, por más que ya no existan cuando escribe el cronista.

El esfuerzo intelectual y religioso de esta extensa obra tuvo su recompensa: la comunidad judía no perdió su identidad, supo afrontar un siglo más tarde la ola arrolladora del helenismo y, después, hizo frente a todos los avatares de la diáspora, las múltiples persecuciones a lo largo de los siglos e incluso el holocausto.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

I Crónicas 13,1-14*13 La primera decisión de David, tras conquistar Jerusalén, fue trasladar el Arca. Es la perspectiva del cronista, aunque tenga que alterar la secuencia histórica que encuentra en la fuente deuteronomista (véase 1Sa 5:1-12; 1Sa 6:1-21). Esta decisión no es un capricho del monarca, es la consecuencia del consejo de sus oficiales y del asentimiento del pueblo (1Cr 13:1-4), tras una consulta implícita al Señor (1Cr 13:2). Todo el pueblo está presente (1Cr 13:5). El traslado se convierte en una peregrinación de todo Israel. El templo y el Arca llegan a ser el centro neurálgico de la nación. El Arca, expresión visible de la presencia de Dios, merece sumo respeto, como ejemplifica el episodio de Uzá, que contrasta con el de Obededón.