VER INTRODUCCIÓN A 1 Crónicas
II Crónicas 19,1-3*18:1-19:3 El capítulo anterior presentaba el aspecto luminoso de Josafat: destruyó los santuarios de los altos (2Cr 17:6), como hizo su padre, buscó a Dios y no a los baales (2Cr 17:3), enseñó la ley a lo largo y ancho del reino (2Cr 17:9). En este capítulo aparecen los matices tenebrosos. El hilo conductor es «la mentira». En realidad el verbo «incitar» (2Cr 18:2) significa engañar, instigar. Los profetas son «falsos»; el espíritu es «mentiroso»; el rey de Israel se disfraza; incluso la salvación de Josafat produce el «engaño» entre los que lo acosaban: el verbo traducido por «alejar» (2Cr 18:31) es el mismo que en 2Cr 19:2: «El Señor vino en su ayuda engañándolos». Tanta mentira oculta una doble verdad: la profecía de Miqueas (2Cr 18:16) y que la ayuda salvadora viene únicamente de Dios, al que Josafat se dirige en su oración. Josafat ha sido derrotado por haberse aliado con Ajab; pero ha salvado su vida por sus buenas acciones.