II Crónicas  19 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 11 versitos |
1 Josafat, rey de Judá, regresó sano y salvo a su palacio de Jerusalén.
2 Pero Jehú, hijo de Jananí el vidente, le salió al encuentro y le dijo: «¿Ayudas al malvado y eres leal con los que aborrecen al Señor? Por eso ha caído sobre ti la ira del Señor.
3 Sin embargo algo bueno se ha encontrado en ti: has quitado de esta tierra los cipos y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios».
4 Josafat residía en Jerusalén, pero volvió a visitar al pueblo desde Berseba hasta la serranía de Efraín, convirtiéndolo al Señor, Dios de sus padres.
5 Designó jueces en el país, en todas las ciudades fortificadas de Judá, ciudad tras ciudad,
6 y les advirtió: «Cuidado con lo que hacéis, porque no juzgaréis en nombre de los hombres, sino del Señor, que estará con vosotros cuando dictéis sentencia.
7 ¡El temor del Señor os acompañe! Atentos con lo que hacéis, pues en el Señor, nuestro Dios, no existe iniquidad, ni favoritismos ni sobornos».
8 También en Jerusalén designó a algunos levitas, sacerdotes y jefes de familia de Israel, para la administración del derecho divino y para los pleitos entre los habitantes de Jerusalén.
9 Les dio esta orden: «Actuaréis con temor del Señor, con honradez e integridad.
10 Cuando vuestros hermanos que habitan en sus ciudades os presenten una causa —sea de asesinato o concerniente a la ley, preceptos, estatutos o decretos—, ilustradlos para que no sean culpables ante el Señor, y este no se encolerice contra vosotros y vuestros hermanos. Si obráis así, no seréis culpables.
11 El sacerdote Amarías presidirá las causas religiosas, y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá, las causas reales. Los levitas os servirán de escribanos. Esforzaos y manos a la obra. Que el Señor esté con los buenos».

Patrocinio

 
 

Introducción a II Crónicas 

VER INTRODUCCIÓN A 1 Crónicas

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas

II Crónicas  19,1-3*18:1-19:3 El capítulo anterior presentaba el aspecto luminoso de Josafat: destruyó los santuarios de los altos (2Cr 17:6), como hizo su padre, buscó a Dios y no a los baales (2Cr 17:3), enseñó la ley a lo largo y ancho del reino (2Cr 17:9). En este capítulo aparecen los matices tenebrosos. El hilo conductor es «la mentira». En realidad el verbo «incitar» (2Cr 18:2) significa engañar, instigar. Los profetas son «falsos»; el espíritu es «mentiroso»; el rey de Israel se disfraza; incluso la salvación de Josafat produce el «engaño» entre los que lo acosaban: el verbo traducido por «alejar» (2Cr 18:31) es el mismo que en 2Cr 19:2: «El Señor vino en su ayuda engañándolos». Tanta mentira oculta una doble verdad: la profecía de Miqueas (2Cr 18:16) y que la ayuda salvadora viene únicamente de Dios, al que Josafat se dirige en su oración. Josafat ha sido derrotado por haberse aliado con Ajab; pero ha salvado su vida por sus buenas acciones.