Deuteronomio  19 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 21 versitos |
1 ° Cuando el Señor, tu Dios, haya exterminado a las naciones, cuya tierra te da el Señor, tu Dios, y tú las hayas desposeído y te hayas asentado en sus ciudades y en sus casas,
2 separarás tres ciudades en medio de la tierra que te va a dar el Señor, tu Dios, para que la poseas.
3 Prepararás el camino y dividirás en tres partes el área de la tierra que te va a dar el Señor, tu Dios, en heredad, para que pueda huir allí todo homicida.
4 Este será el caso del homicida que huye allí para salvar su vida: quien mate a su prójimo inadvertidamente, sin que le odiase en el pasado
5 —por ejemplo: quien va con su prójimo al bosque a cortar leña y, al blandir su mano el hacha para cortar la leña, el hierro se escapa del mango y alcanza a su prójimo y lo hiere mortalmente—, ese podrá huir a una de esas ciudades y salvará su vida;
6 no sea que el vengador de la sangre persiga enfurecido al homicida y le dé alcance, porque el camino es largo, y lo mate, siendo así que no era reo de muerte, porque no odiaba al otro en el pasado.
7 Por eso yo te mando: separa tres ciudades.
8 Y si el Señor, tu Dios, aumenta tu territorio, como juró a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres
9 —si observas todo este precepto, cumpliendo lo que yo te mando hoy, amando al Señor, tu Dios, y siguiendo siempre sus caminos—, entonces añadirás tres ciudades más a aquellas tres.
10 Así no se derramará sangre inocente en medio de tu tierra, que te da el Señor, tu Dios, en heredad, ni recaerá sangre alguna sobre ti.
11 Pero si uno que odia a su prójimo se pone al acecho, se lanza contra él, lo hiere mortalmente y muere, y después huye a una de aquellas ciudades,
12 los ancianos de su ciudad lo mandarán prender allí y lo entregarán al vengador de la sangre para que muera.
13 No tengas piedad de él. Así extirparás de Israel el derramamiento de sangre inocente y te irá bien.
14 No removerás el mojón de tu prójimo que colocaron los antepasados en la propiedad que heredes en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión.
15 Un solo testigo no es válido contra alguien en cualquier falta o delito, sea cual fuere el delito que ha cometido. Solo por la declaración de dos o tres testigos será firme una causa.
16 Si se presenta contra alguien un testigo injusto, acusándolo de rebelión,
17 las dos partes en litigio comparecerán ante el Señor, ante los sacerdotes y jueces que estén en funciones por aquellos días.
18 Los jueces investigarán a fondo; si resulta que el testigo es falso, que ha acusado falsamente a su hermano,
19 haréis con él lo que él pretendía hacer con su hermano. Así extirparás el mal de en medio de ti,
20 y los demás lo oirán, temerán y no volverán a cometer semejante maldad en medio de ti.
21 No tengas piedad de él: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa «segunda ley» (deuteros-nomos). En realidad, se trata de las palabras que Moisés dirige a los israelitas en los umbrales de la tierra prometida. El Señor es presentado ante todo, como el Dios de Israel, y este como el pueblo de Dios. Así reza la fórmula central de la alianza (Deu 26:17-19). La lealtad debe ser la actitud fundamental de los israelitas hacia su Señor; su amor a él ha de ser uno y único, como uno y único es el mismo Señor (Deu 6:4 s). Esta unión del pueblo con el Señor implica el vínculo de los distintos miembros del pueblo entre sí. La reforma deuteronómica apuesta por una sociedad solidaria, igualitaria y sin pobres, por «un pueblo de hermanos», unidos en torno a su Dios.

Un lugar destacado lo ocupa la ley, que es un don de Dios a su pueblo, para que viva dignamente y en libertad en la tierra que el Señor le ha dado (véase Deu 6:20-25). Esta ley, no se ha de considerar como una imposición, sino como un camino de vida. En cuanto tarea a cumplir, la ley de Dios salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. Traspasarla compromete no solo la libertad del pueblo, sino también su misma posesión de la tierra. Del cumplimiento de la ley depende la vida y la bendición de Israel (Deu 28:1-15; Deu 30:15-20).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Deuteronomio  19,1-21*4:44-28:68 El segundo discurso se asemeja, por su estructura, a algunos códigos legales del antiguo Oriente Próximo. El Código de Hammurabi consta de un prólogo, una amplia colección de leyes y un epílogo (con bendiciones y maldiciones), equiparables en líneas generales a las tres secciones de este discurso.


Deuteronomio  19,1-14*19:1-14 La razón de las ciudades de refugio (véase Deu 4:41-43) era evitar el derramamiento de sangre inocente en Israel. Además del valor sagrado de la vida, estaba en juego el valor sagrado de la tierra. La sangre inocente, derramada en tierra, manchaba el país (esta idea seguramente atrajo aquí Deu 19:14: el desplazamiento de los linderos atenta contra el valor sagrado de la tierra, cuya distribución entre las tribus se remonta al mismo Dios).