Jeremías  28 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 17 versitos |
1 ° El mismo año, el año cuarto de Sedecías, rey de Judá, el quinto mes, Jananías, hijo de Azur, profeta de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
2 —Esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: «He roto el yugo del rey de Babilonia.
3 Antes de dos años devolveré a este lugar el ajuar del templo, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar para llevárselo a Babilonia.
4 A Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y a todos los desterrados de Judá que marcharon a Babilonia, yo mismo los haré volver a este lugar —oráculo del Señor— cuando rompa el yugo del rey de Babilonia».
5 El profeta Jeremías respondió al profeta Jananías delante de los sacerdotes y de toda la gente que estaba en el templo.
6 Le dijo así el profeta Jeremías: —¡Así sea; así lo haga el Señor! Que el Señor confirme la palabra que has profetizado y devuelva de Babilonia a este lugar el ajuar del templo y a todos los que están allí desterrados.
7 Pero escucha la palabra que voy a pronunciar en tu presencia y ante toda la gente aquí reunida:
8 Los profetas que nos precedieron a ti y a mí, desde tiempos antiguos, profetizaron a países numerosos y a reyes poderosos guerras, calamidades y pestes.
9 Si un profeta profetizaba prosperidad, solo era reconocido como profeta auténtico enviado por el Señor cuando se cumplía su palabra.
10 Entonces Jananías arrancó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.
11 Después dijo Jananías a todos los presentes: —Esto dice el Señor: «De este modo romperé del cuello de todas las naciones el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, antes de dos años». El profeta Jeremías se marchó.
12 Vino la palabra del Señor a Jeremías después de que Jananías hubo roto el yugo del cuello del profeta Jeremías. El Señor le dijo:
13 «Ve y dile a Jananías: Esto dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, pero yo haré un yugo de hierro.
14 Porque esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: Pondré un yugo de hierro al cuello de todas estas naciones para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y se le sometan. Le entregaré hasta los animales salvajes».
15 El profeta Jeremías dijo al profeta Jananías: «Escúchame, Jananías: El Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza.
16 Por tanto, esto dice el Señor: Voy a hacerte desaparecer de la tierra; este año morirás porque has predicado rebelión contra el Señor».
17 Y el profeta Jananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

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Introducción a Jeremías 

JEREMÍAS

En el conjunto de los libros proféticos, el de Jeremías se caracteriza, entre otras cosas, por incorporar gran cantidad de material narrativo. Llama también la atención el aparente desorden del material que compone el libro, pues no sigue una línea cronológica clara, aunque existe una cierta continuidad por los relatos biográficos que se ocupan de la vida del profeta a partir del año 608 a.C. En este contexto, todo el libro se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre dos extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. Anunciará con firmeza el establecimiento de una nueva alianza (Jer 31:31 ss) entre Dios y su pueblo, que se hará realidad siglos más tarde en la persona de Jesús, el Hijo de Dios.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Jeremías  28,1-17*28 Problema de la verdadera y la falsa profecía. Aunque en último término es imposible dilucidar teóricamente su diferencia, aquí el destino de Jananías (Jer 28:16) confirma a Jeremías como verdadero profeta.