Ezequiel  36 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 38 versitos |
1 ° Y tú, hijo de hombre, profetiza sobre los montes de Israel. Diles: «Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor.
2 Esto dice el Señor Dios: “Porque vuestro enemigo ha dicho: ¡Bien! ¡Estas viejas colinas ya son nuestras!”,
3 por eso profetiza y di: Esto dice el Señor Dios: “Porque de todas partes os codiciaban para dejaros devastados, hasta quedar en poder de las demás naciones; porque andáis en la boca de la gente y sois objeto de habladurías”,
4 por eso, montañas de Israel, escuchad la palabra del Señor Dios: Esto dice el Señor Dios, a los montes y a las colinas, a los torrentes y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas, saqueadas y escarnecidas por las naciones vecinas.
5 Sí, esto dice el Señor Dios: “Juro, en el ardor de mi ira, que presentaré mi alegato contra el resto de las naciones y contra todo Edón, porque con gran regocijo y profundo desprecio se apoderaron de mi tierra para saquearla y dejarla despoblada”.
6 Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel, y di a los montes y a las colinas, a los torrentes y a los valles: Esto dice el Señor Dios: “Hablo con ira y furor. Porque habéis soportado el ultraje de las naciones”,
7 por ello, así dice el Señor Dios: “Lo juro con la mano en alto: las naciones que os rodean, ellas deberán cargar con sus ultrajes.
8 Y vosotros, montes de Israel, echaréis vuestras ramas y daréis vuestros frutos para mi pueblo Israel, que está por llegar.
9 A vosotros me vuelvo y me dirijo: otra vez seréis labrados y sembrados.
10 Acrecentaré sobre vosotros la población de la casa de Israel, repoblarán las ciudades y reconstruirán las ruinas.
11 Multiplicaré vuestra gente y el ganado, serán numerosos y fecundos, os haré tan poblados como antaño, seré más generoso que al principio, y sabréis que yo soy el Señor.
12 Haré que transite por vuestro territorio la gente de mi pueblo Israel, tomarán posesión de vosotros y seréis su heredad, y no volveréis a privarlos de sus hijos”.
13 Esto dice el Señor Dios: “Porque andan diciendo de vosotros que devoráis a vuestra gente y habéis dejado sin hijos a vuestro propio pueblo,
14 por eso no volverás a devorar a tu gente, ni dejarás sin hijos a tu pueblo —oráculo del Señor Dios—.
15 No tendrás que escuchar el ultraje de las naciones, ni soportar el sarcasmo de los pueblos, ni volverás a privar a tu pueblo de sus hijos” —oráculo del Señor Dios—».
16 ° Me vino esta palabra del Señor:
17 «La casa de Israel profanó con su conducta y sus acciones la tierra en que habitaba. Su conducta era a mis ojos como la impureza de la regla.
18 Me enfurecí contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país, y por haberlo profanado con sus ídolos.
19 Los dispersé por las naciones, y anduvieron dispersos por diversos países. Los he juzgado según su conducta y sus acciones.
20 Al llegar a las diversas naciones, profanaron mi santo nombre, ya que de ellos se decía: “Estos son el pueblo del Señor y han debido abandonar su tierra”.
21 Así que tuve que defender mi santo nombre, profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde había ido.
22 Por eso, di a la casa de Israel: “Esto dice el Señor Dios: No hago esto por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros en las naciones a las que fuisteis.
23 Manifestaré la santidad de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque vosotros lo habéis profanado en medio de ellos. Reconocerán las naciones que yo soy el Señor —oráculo del Señor Dios—, cuando por medio de vosotros les haga ver mi santidad.
24 Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra.
25 Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar;
26 y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
27 Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
28 Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
29 Os libraré de vuestras impurezas, convocaré el trigo y lo haré abundar y no volveréis a pasar hambre.
30 Multiplicaré los frutos de los árboles y la cosecha del campo, para que no soportéis más la afrenta del hambre entre las naciones.
31 Y cuando os acordéis de vuestra conducta perversa y de vuestras malas acciones, sentiréis vergüenza por vuestras culpas y acciones detestables.
32 Sabedlo bien, no lo hago por vosotros —oráculo del Señor Dios—; avergonzaos y sonrojaos de vuestra conducta, casa de Israel”».
33 Esto dice el Señor Dios: «Cuando os purifique de vuestras culpas, repoblaré las ciudades y serán reconstruidas las ruinas.
34 Volverán a labrar la tierra desolada, que los caminantes veían desierta.
35 Entonces se dirá: “Esta tierra que estaba desolada se ha convertido en un jardín de Edén, y las ciudades arrasadas, desiertas y destruidas, son plazas fuertes habitadas”.
36 Entonces las naciones que queden a vuestro alrededor reconocerán que yo, el Señor, reedifico lo destruido y vuelvo a plantar en tierra arrasada”. Yo, el Señor, lo digo y lo hago.
37 Esto dice el Señor Dios: “También dejaré que la casa de Israel me suplique y la acrecentaré como un rebaño humano.
38 Como un rebaño consagrado en Jerusalén durante las fiestas, así las ciudades en ruinas se llenarán de rebaños humanos, y sabrán que yo soy el Señor”».

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Ezequiel, sacerdote en Jerusalén, fue deportado a Babilonia con el primer grupo de exiliados (597 a.C.). El libro de su nombre tiene una redacción uniforme que privilegia la primera persona del profeta, con pocas excepciones (Eze 1:3; Eze 24:24), y una clara estructura dramática. Presenta también algunos rasgos propios de la literatura apocalíptica: la técnica del ocultamiento (el libro cerrado -«comido» por el profeta- y la mudez), la presentación de la historia en períodos claramente definidos (caps. Eze 16:1-63; Eze 20:1-49; Eze 23:1-49) y la minuciosa datación de algunos oráculos. El mensaje del libro abarca problemas e inquietudes variadas, pero está conducido por una preocupación central: infundir esperanza en una comunidad nacional y religiosa que se ha visto sometida a una grave crisis, ética, religiosa y política. La conversión será una condición necesaria para un nuevo futuro del pueblo.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Ezequiel  36,1-15*36:1-15 Es el gran texto de la reconciliación y de las promesas a Israel. La enérgica reacción del Señor parece impulsada también por los crueles sarcasmos que ha debido soportar su pueblo y que también le alcanzan a él (véase Eze 36:3; Eze 36:5; Eze 36:13; Eze 36:15).


Ezequiel  36,16-38*36:16-38 La razón última de la acción del Señor es la santidad de su propio nombre, que ha sido profanado. Más allá de la purificación ritual está el corazón nuevo y el espíritu nuevo.