Numeros  24 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 25 versitos |
1 Pero Balaam al ver que el Señor se complacía en bendecir a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que volvió su rostro hacia el desierto.
2 Cuando alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él
3 y pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante;
4 oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis, pero con los ojos abiertos.
5 ¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob, y tus moradas, Israel!
6 Son como quebradas que se extienden, como jardines junto a un río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a las aguas.
7 El agua desborda de sus cántaros, su simiente tiene agua en abundancia. Su rey se eleva por encima de Agag y su reino es exaltado.
8 Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo. El devora a las naciones enemigas, les tritura los huesos y las hiere con sus flechas.
9 Se agazapa, se recuesta, como un león, como una leona. ¿Quién lo hará levantar? ¡Bendito sea el que te bendiga, y maldito el que te maldiga!".
10 Entonces Balac, enfurecido contra Balaam golpeó las manos y le dijo: "Yo te llamé para que maldijeras a mis enemigos, y tú ya los has bendecido tres veces.
11 Huye a tu patria cuanto antes. Estaba dispuesto a colmarte de honores, pero el Señor te ha privado de ellos".
12 Balaam le respondió: "Ya le había anticipado a los mensajeros que me enviaste:
13 "Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir una orden del Señor, haciendo algo por mi cuenta, ni bueno ni malo. Yo debo decir únicamente lo que dice el Señor".
14 Y ahora que regreso a mi cada, déjame anunciarte lo que este pueblo hará con el tuyo en los días que vendrán".
15 Entonces pronunció su poema, diciendo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de mirada penetrante;
16 oráculo del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del recibe visiones del Todopoderoso, en éxtasis pero con los ojos abiertos.
17 Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella se alza desde Jacob, un cetro surge de Israel: golpea las sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set.
18 Edom será un país conquistado. Seír será conquistado por sus enemigos, mientras que Israel hará proezas:
19 un vencedor sale de Jacob y elimina a los fugitivos de Ar".
20 Al ver a Amalec, Balaam pronunció su poema, diciendo: "Amalec es la primicia de las naciones, pero su destino es desaparecer para siempre".
21 Al ver a los quenitas, Balaam pronunció su poema, diciendo: "Firme es tu morada, Caín, y tu nido está asentado en la roca,
22 sin embargo, va ser consumido, cuando Asur te lleve prisionero".
23 Finalmente pronunció su poema, diciendo: "¿Quién subsistirá cuando Dios haga esto?
24 Vendrán barcos del lado de Quitím, oprimirán a Asur, oprimirán a Eber; y ellos, a su vez, desaparecerán para siempre".
25 Entonces Balaam emprendió el camino de regreso a su patria, y también Balac siguió su camino.

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Introducción a Numeros 


Números


El título NÚMEROS refleja bastante imperfectamente el contenido del cuarto libro del Pentateuco, pero destaca, al menos, una de sus características: la preocupación por las precisiones numéricas. Esta preocupación se manifiesta, entre otras cosas, en los dos censos registrados en el Libro (caps. 1-4; 26), en la reglamentación sobre los sacrificios (caps. 28-29), y en las instrucciones para el reparto del botín (cap. 31) y para la división del territorio alrededor de las ciudades levíticas (35. 1-8).
Los judíos de lengua hebrea llamaban a este libro "EN EL DESIERTO", porque estas son las palabras más importantes del versículo inicial. Dicho titulo evoca otro de sus temas característicos: la marcha de los israelitas a través del desierto, desde el Sinaí hasta las fronteras de la Tierra prometida.
El libro de los Números da la impresión de ser un conjunto de elementos heterogéneos, sin ninguna conexión lógica. A pesar de todo, es posible establecer un cierto orden, si se tiene en cuenta el marco geográfico de los acontecimientos relatados.
1.º La partida desde el Sinaí se prepara con un censo del pueblo y con las ofrendas presentadas con motivo de la dedicación del Santuario (1. 1 - 10. 10).
2.º Después de celebrar la segunda Pascua, los israelitas salen del Sinaí y llegan a Cades, donde realizan un intento desafortunado de entrar en Canaán por el sur (10. 11 - 21. 35).
3.º Tras una larga permanencia en Cades, vuelven a ponerse en camino y llegan a las estepas de Moab, frente a Jericó (caps. 22-36).
En torno a estos relatos, se mezclan numerosas disposiciones legales y litúrgicas, que completan la legislación del Sinaí o preparan el establecimiento de Israel en Canaán.
En el libro de los Números vuelven a aparecer las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última es la que dio una forma acabada a toda la obra y le imprimió su espíritu peculiar.
Es inútil buscar en esta compilación de antiguas tradiciones, un relato exacto y ordenado de los hechos. La tradición sobre el itinerario del desierto es fragmentaria y se limita a unos pocos episodios. Además, la historia es vista desde una perspectiva religiosa. Su intención es mostrar la solícita providencia de Dios en favor de su Pueblo, a pesar de las murmuraciones y rebeldías del mismo.
Durante su marcha por el desierto, Israel vivió sus primeras experiencias como Pueblo de Dios. Allí la masa heterogénea de fugitivos que habían salido de Egipto bajo la guía de Moisés ( Exo_12:38 ) comenzó a tomar conciencia de su destino común. Al llegar la plenitud de los tiempos, también el nacimiento del nuevo Pueblo de Dios estuvo vinculado con el desierto. Allí predicó y bautizó Juan el Bautista, para preparar "el camino del Señor" ( Mat_3:3 ). Y allí Jesús "fue llevado por el Espíritu" ( Mat_4:1 ) para prepararse a cumplir su misión de "iniciador y consumador de nuestra fe" ( Heb_12:2 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Numeros  24,1-25

4. Dios "Todopoderoso": ver nota Gen_17:1.

23-24. Este último oráculo no tiene destinatario preciso. Los invasores que vienen de Quitim -es decir, de Chipre y de las costas orientales del Mediterráneo- son probablemente los filisteos, enemigos tradicionales de los israelitas.